El papa Francisco dice que la Iglesia debe “sentir vergüenza y pedir perdón” por los abusos sexuales a menores
El Pontífice abre su visita a Bélgica con alusiones a la pederastia mientras el primer ministro del país advierte: “las palabras ya no bastan, hacen falta medidas concretas”
El papa Francisco ha reconocido este viernes en Bélgica, uno de los primeros países europeos en romper el silencio en torno a la pederastia en la Iglesia católica y que más fuertemente ha reclamado una respuesta de Roma, que los abusos sexuales a menores silenciados durante décadas por el Vaticano son “la vergüenza y la humillación de la Iglesia” y que al estamento religioso solo le queda “pedir perdón” por ello y velar porque nunca más se vuelvan a producir casos similares en su seno.
“Es en la Iglesia donde se han producido esos crímenes y la Iglesia debe sentir vergüenza y pedir perdón, y buscar cómo resolver esta situación con humildad cristiana, además de hacer todo lo posible para que esto no vuelva a suceder”, dijo el Pontífice durante un discurso ante las autoridades del país, que constituye la inauguración oficial de su visita a Bélgica, la primera de un papa en casi cuatro décadas.
Las palabras de Francisco sobre la pederastia en la Iglesia, pronunciadas ante dignatarios nacionales y los reyes Felipe y Matilda en el castillo de Laeken, han sorprendido, puesto que ha sido una improvisación sobre su discurso previsto, según la prensa vaticana. La cuestión de los abusos de menores sobrevuela desde hace tiempo los tres días de visita papal al país, en el marco del cual el Pontífice argentino se reunió, este mismo viernes, con 17 víctimas de abusos sexuales. Una cita, no obstante, que no figuraba en el programa oficial y que fue realizada a puerta cerrada, algo que había generado críticas en el país europeo.
De hecho, poco antes de las palabras de Francisco, en la misma ceremonia, el primer ministro belga en funciones, Alexander De Croo, había apelado a la Iglesia a reconocer las “atrocidades” cometidas contra menores durante décadas y subrayó que “las palabras no bastan” y que se requieren “medidas concretas” de cara a las víctimas.
“No podemos ignorar las heridas dolorosas que existen en el seno de la comunidad católica y en la sociedad en general. Los numerosos casos de violencia sexual y de adopciones forzadas han alterado gravemente la confianza”, alertó el jefe de Gobierno belga ante el papa Francisco y los monarcas belgas. “No podemos aceptar que se silencien estos casos. Hoy en día, las palabras ya no bastan. Hacen falta medidas concretas: las víctimas deben ser escuchadas, deben estar en el centro. Y tienen derecho a la verdad. Las atrocidades deben ser reconocidas y se debe hacer justicia”, subrayó De Croo.
También el rey Felipe evocó la “tragedia sin nombre de los abusos sexuales cometidos en el seno de la institución eclesiástica”. Y aunque agradeció a Francisco haber “actuado concretamente para luchar contra esas violencias abominables”, lamentó que “haya hecho falta tanto tiempo para que los gritos [de las víctimas] sean escuchados y reconocidos”.
Francisco replicó que la Iglesia afronta “la plaga” de los abusos a menores “con decisión y firmeza, escuchando y acompañando a las personas heridas e implementando un amplio programa de prevención en todo el mundo”, a la par que lamentó los casos de “adopciones forzadas”.
Las palabras del Papa han sido recibidas con alivio, aunque cautela, por víctimas de pederastia en la Iglesia belga que llevan semanas y meses reclamando gestos contundentes de Francisco durante esta visita.
A comienzos de mes, media docena de esas víctimas, entre ellas el escritor Jean-Marc Turine, escribieron una carta abierta al papa Francisco instándole a abordar sin tapujos la pederastia en la Iglesia durante su estancia en Bélgica y a hablarle directamente a los “supervivientes” de estos abusos.
“Aunque ha abordado esta cuestión en varias ocasiones con claridad y fuerza de convicción, jamás se ha dirigido usted a nosotros, las víctimas, o más exactamente a los supervivientes. ¿No ha llegado la hora de enviarle al mundo ese mensaje precioso que tantas vidas rotas necesitan, a menudo sin que ellas mismas lo sepan?”, le preguntaban en la carta, publicada por el diario Le Soir, y en la que además le pedían medidas concretas para que su visita a Bélgica suponga la “apertura de un verdadero camino de liberación de la palabra para centenares de miles de seres humanos”.
Entre otros, le reclamaban que ordene a todos los obispos realizar “un trabajo de fondo, con todos los protagonistas concernidos, sobre los crímenes pasados y presentes”. También crear, “con todos los ministerios de Educación de Europa y más allá, un verdadero trabajo de información, prevención y formación de enseñantes, laicos y religiosos, para reforzar el trabajo de liberación de la palabra”. Los signatarios pedían asimismo “claridad sobre una financiación específica” para reparar a las víctimas, así como realizar de forma urgente una “reflexión a fondo” sobre la cuestión del celibato de los curas.
“Queremos que haya un antes y un después de la visita del Papa a Bruselas”, explicó Turine al rotativo francófono. “Esperamos una palabra radical, que hable a todas las víctimas, no solo a las de la pequeña Bélgica”, reclamó.
Un mensaje que las víctimas que se reunieron este viernes con Francisco buscaban reiterar en la cita a puerta cerrada. “¿No sería admirable que su viaje a Bélgica quede en la historia como el momento decisivo en el que el jefe de la Iglesia católica se dirige a todas las víctimas de todos los países y reconoce la culpabilidad de la Iglesia?”, señala el escrito, que según Le Soir habían adelantado al Vaticano. “No puede haber reconciliación sin verdad”, agrega el texto, en el que las víctimas instan a que Francisco ose “entrar en la historia como el primer papa que protege a las víctimas de abusos sexuales mejor que a los agresores”.
Según informó el Vaticano, Francisco se reunió durante dos horas este viernes con 17 víctimas de abusos de sacerdotes belgas cuando eran menores. Una cita en la que los participantes “pudieron trasladar al papa sus historias y su dolor y expresar sus expectativas respecto al compromiso de la Iglesia contra los abusos”, señala la nota oficial, reproducida por Efe.
Que el Vaticano era consciente de la presión que iba a recibir en Bélgica por los abusos sexuales cometidos por la Iglesia quedó claro a comienzos de año, cuando se conoció que el papa Francisco expulsó del estado clerical, la máxima sanción en el ámbito de la Iglesia, a Roger Vangheluwe, el obispo de Brujas que reconoció en 2010 haber abusado sexualmente durante años de al menos uno de sus sobrinos —luego llegarían otras denuncias más— cuando este era menor, un caso silenciado por la Iglesia. El caso Vangheluwe destapó la caja de Pandora de la pederastia de sacerdotes en este país, pero hasta el pasado marzo, el religioso belga había seguido siendo obispo emérito y sacerdote. Medios belgas señalaron en su momento que este gesto, que venía siendo reclamado por los religiosos belgas, era un gesto y hasta una condición para que se diera el visto bueno a la visita papal a Bélgica que ahora comienza.
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