El Vaticano aprueba bendecir a las parejas homosexuales sin equipararlas al matrimonio
El papa Francisco avala con su firma esta medida, que continúa con el camino abierto a su llegada y que mantiene el pulso con el sector más conservador de la Iglesia
Las parejas del mismo sexo, los matrimonios civiles y las uniones de hecho podrán ser bendecidas por la Iglesia. Es más, deberán serlo si lo reclaman. Así lo autoriza y argumenta una declaración de la Santa Sede publicada este lunes y que ha sido presentada y certificada mediante firma por el papa Francisco. El Pontífice continúa así con el proceso de apertura de la Iglesia hacia lo que él denomina periferias: sociales, culturales y geográficas. La decisión, en suma, da luz verde a los sacerdotes para sacralizar a parejas del mismo sexo. La trascendente decisión, sin embargo, acrecienta el enfrentamiento entre el sector más conservador de la Iglesia, siempre contrario a los guiños a la comunidad LGTBI, y el más progresista.
El camino comenzó en el viaje de vuelta del papa Francisco a Río de Janeiro en 2013, cuando el Pontífice aseguró que “no era nadie para juzgar a las parejas homosexuales”. Y podría decirse que la más reciente etapa, probablemente no la última, se ha escrito este lunes cuando el Vaticano ha anunciado que aprueba la bendición de parejas homosexuales. En el documento emitido por la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF), la Santa Sede certifica la apertura pero se cuida de subrayar que en ningún caso puede equipararse al matrimonio. Aún así, la noticia no gustará a los sectores más conservadores de la Iglesia, que mantienen una fuerte pugna con Francisco, especialmente respecto a la apertura teológica en cuestiones sociales y sexuales.
El prefecto de la CDF, el cardenal argentino Víctor Manuel Fernández, señala en el texto que “se puede entender la posibilidad de bendecir a las parejas en situaciones irregulares y a las parejas del mismo sexo, sin convalidar oficialmente su status ni alterar en modo alguno la enseñanza perenne de la Iglesia sobre el Matrimonio”. La nueva apertura se suma a la que ya dio el mismo prefecto hace apenas un mes, cuando avaló que los transexuales puedan ser bautizados, tal y como reciben ese sacramento el resto de fieles, y que puedan serlo también los hijos de parejas homosexuales.
El cambio de rumbo no se plantea ahora solamente respecto a la historia de la Iglesia, sino también en relación con un pasado reciente. En 2021, cuando la CDF estaba dirigida todavía por el cardenal español Luis Ladaria, el viejo Santo Oficio respondió a una duda teológica sobre esta cuestión alegando que la Iglesia católica no podía impartir su bendición a las uniones de personas del mismo sexo. Una posición que molestó mucho al Papa y que provoco un pequeño terremoto interno en la Santa Sede. En la salida algo más de un año después de Ladaria todavía resonaba el eco de aquel episodio.
La Declaración —la forma canónica de este tipo de documento— se titula Fiducia Supplicans: sobre el sentido pastoral de las bendiciones y es la primera que la Doctrina de la Fe, el antiguo Santo Oficio, publica en los últimos 23 años, desde Dominus Jesus (2000). Se trata de un largo texto en el que se analiza el origen y sentido teológico del acto de la bendición, repasándolo desde el Antiguo Testamento y en las Escrituras. ”En su misterio de amor, a través de Cristo, Dios comunica a su Iglesia el poder de bendecir. Concedida por Dios al ser humano y otorgada por estos al prójimo, la bendición se transforma en inclusión, solidaridad y pacificación. Es un mensaje positivo de consuelo, atención y aliento”, puede leerse.
Los cambios se producen de forma muy lenta en la Iglesia y, sobre todo, deben suceder sin provocar rupturas. Por eso, la declaración se cuida mucho de señalar que, pese a la apertura de la bendición de estas parejas, se considera “inadmisible” cualquier “rito u oración que puedan crear confusión entre lo que es constitutiva de matrimonio”, como por ejemplo los que lleva a cabo el clero alemán, que ofrece “actos de bendición” pese a la disconformidad de la Santa Sede. “No se debe ni promover ni prever un ritual para las bendiciones de parejas en una situación irregular, pero no se debe tampoco impedir o prohibir la cercanía de la Iglesia a cada situación en la que se pida la ayuda de Dios a través de una simple bendición”, concluye el documento.
La clave está en el significado pastoral de las bendiciones, que ahora se pone en consonancia con la visión del papa Francisco. Pero el prefecto Fernández recalca que “las relaciones sexuales encuentran su sentido natural, adecuado y plenamente humano” dentro de la doctrina católica del matrimonio. La Santa Sede también señala que para evitar “cualquier forma de confusión o escándalo” dichas bendiciones nunca se podrán hacer al mismo tiempo que ritos civiles de unión y “ni siquiera con las vestimentas, gestos o palabras propias de un matrimonio”. Sí se podrán realizar en otro tipo de contextos, como durante una visita a un santuario, el encuentro con un sacerdote, la oración recitada en un grupo o durante una peregrinación. Además, el Vaticano especifica que la bendición deberá consistir en una “oración breve” y “espontánea” en la que un sacerdote podrá pedir “paz, salud, espíritu de paciencia, diálogo o ayuda mutua” a sus miembros.
El debate sobre el tratamiento que debe tener la Iglesia con las parejas homosexuales ha generado varios conflictos internos desde la llegada del Papa en 2013, quien ha ofrecido una visión más aperturista de aceptación, aunque sin llegar en ningún momento a equipararlas a las heterosexuales. En octubre de 2020, el papa Francisco apoyó las uniones civiles entre personas del mismo sexo y aseguró que tenían derecho a “una familia” y a tener las respectivas coberturas matrimoniales. Unos meses más tarde, en enero de 2021, pidió a los padres que no condenaran a sus hijos en caso de que tuvieran una “orientación sexual diferente”.
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