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Carolina Darias: la ministra de la vacunación vuelve a sus orígenes políticos

La canaria se marcha a su tierra para ser candidata a la alcaldía de Las Palmas habiendo liderado la vuelta de España a la normalidad tras la pandemia y con tareas pendientes como una estrategia frente al tabaquismo

Carolina Darias, en Las Palmas de Gran Canaria en abril de 2022.
Carolina Darias, en Las Palmas de Gran Canaria en abril de 2022.Quique Curbelo
Pablo Linde

Con su candidatura a la alcaldía de las Palmas, Carolina Darias —hasta hoy ministra de Sanidad—, vuelve a sus orígenes políticos. En aquel ayuntamiento empezó como concejal en 1999 para luego ocupar cargos en todos los escalones de la administración: ha sido diputada, presidenta del Parlamento de Canarias, delegada del Gobierno y consejera autonómica de Economía.

Tras poco más de dos años en Sanidad, es la ministra que más ha durado en este departamento en los gobiernos de Sánchez, que acumula ya cinco titulares en sus menos de cinco años como presidente: Carmen Montón, María Luisa Carcedo, Salvador Illa, la propia Darias y José Manuel Miñones Conde, su sustituto.

En la comparecencia ante la prensa de este lunes en la que ha anunciado el relevo, el presidente, Pedro Sánchez, ha agradecido su trabajo: “El nombre de Carolina Darias quedará ligado siempre al éxito de la campaña de vacunación y es justo reconocer su papel en el fortalecimiento de la sanidad pública”, ha dicho el líder socialista, que también destacado que la ministra saliente “ha puesto en marcha la mayor oferta de plazas MIR (médicos residentes)”.

 La ministra de Sanidad, Carolina Darias, en la sede del ministerio.
La ministra de Sanidad, Carolina Darias, en la sede del ministerio.

La mayor crisis sanitaria

En enero de 2021, Darias, por entonces titular de Política Territorial, le dio el relevo a Salvador Illa, que se iba de candidato a la Generalitat de Cataluña y que se encargó de gestionar la etapa más dura de la mayor crisis de salud pública de la historia reciente. A la canaria le correspondió una fase algo menos turbulenta de la pandemia, pero no exenta de complicaciones.

Aterrizó en Sanidad en plena tercera ola de covid (la segunda más mortal), con la misión dar continuidad a la recién comenzada estrategia de vacunación y comandar una inmunización masiva sin precedentes. En su haber queda el cumplimiento del compromiso que se impuso el Gobierno de vacunar al 70% de la población antes de terminar aquel verano, que contó con la complicidad de las comunidades autónomas, el personal sanitario y una ciudadanía entregada a la causa.

Un proceso exitoso en el que también hubo contratiempos, como los efectos secundarios de las de Astrazeneca y Janssen, que obligaron a cambiar la hoja de ruta. Del racionamiento de inyecciones de los primeros meses se llegó a la abundancia de hoy en día. Sanidad ha presupuestado más de 2.000 millones de euros para vacunas en dos años y la mitad de las que han llegado están sin usar.

Junto a la vacunación, su principal tarea ha sido liderar la gradual vuelta a la normalidad del país tras la pandemia. Cuando Darias llegó al cargo, España estaba sumida en el tercer estado de alarma de la pandemia (el segundo afectó solo a Madrid). Pero este era distinto al primero, en el que Illa gozó de un poder como el que no había tenido ningún ministro hasta la fecha. La tarea de Darias era armonizar las medidas que se iban tomando junto a las comunidades autónomas en los que se convirtieron en célebres consejos interterritoriales del Sistema Nacional de Salud.

La ministra de Sanidad, Carolina Darias,  en el Congreso de los Diputados en febrero de 2022.
La ministra de Sanidad, Carolina Darias, en el Congreso de los Diputados en febrero de 2022.Alejandro Martínez Vélez (Europa Press)

Allí se fueron eliminando poco a poco restricciones, algo que tuvo su momento culmen hace un año, cuando se decidió poner fin a la estrategia estricta de vigilancia de la covid, que pasó a ser considerada, a efectos prácticos, como una enfermedad más. En su mano estuvo en todo momento la imposición de las mascarillas, reguladas por ley, y que dieron su último paso atrás en febrero, cuando dejaron de ser obligatorias en transporte público.

La canaria se marcha con varias tareas por hacer. Quizás la principal es la aprobación de una estrategia nacional de tabaco, que está guardada en un cajón desde hace más de un año, pese a que era un compromiso del principio de la legislatura para seguir avanzando en la reducción del tabaquismo en España. En el sector solo encuentran una explicación: el Gobierno no ha querido abrir un nuevo frente de debate y polémica, como podía ser prohibir los cigarrillos en las terrazas. Tampoco le ha dado tiempo a completar la creación de una Agencia de Salud Pública, cuyo nacimiento podría llegar antes del final de la legislatura si se cumplen los plazos. Los más críticos de Darias en el ministerio le reprochan que no haya impulsado “ninguna ley nueva que no estuviera en marcha”.

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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