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La justicia condena a Allianz: 640.000 euros de indemnización por el medicamento que dejó ciego a Pedro

Se trata de la mayor compensación económica a uno de los al menos 116 pacientes a los que se les aplicó el fármaco tóxico Ala Octa en una cirugía de retina

Mikel Ormazabal
San Sebastián -
Pedro Cañete Ala Octa
Pedro Cañete, en una imagen de las Navidades de 2014 cedida por la familia, mes y medio antes de operarse de los ojos y quedarse completamente ciego.

Miguel Pedro Cañete Marín no puede ver la cara de sus nietos. Vivirá con esa pena siempre. A comienzos de 2015, perdió por completo la vista y tuvo que afiliarse a la ONCE para rehacer su vida. Este cordobés de 68 años, exempleado de banca, pasó hace casi ocho años por el quirófano del Hospital Reina Sofía de Córdoba. Lo operaron de un desprendimiento de retina en ambos ojos y fue tratado con un medicamento tóxico que le causó una ceguera total e irreversible. Los jueces han condenado ahora a Allianz, la aseguradora de la farmacéutica alemana Alamedics, fabricante del producto sanitario defectuoso, a abonarle una indemnización de 534.601 euros más los intereses de demora (unos 640.000 euros) por el daño causado. “El dolor que le han causado a mi padre no tiene reparación”, dice su hijo, Miguel Cañete. “Le han destrozado la vida. Eso no podrán compensarlo de ninguna manera. Lo único que queremos es cerrar esta etapa y que acabe esta angustia de juicios y más juicios”.

Ala Octa es la marca de un perfluoroctano que la firma Alamedics distribuía para tratamientos oftalmológicos en cirugías de retina. Unos lotes en mal estado, con un elevado grado de toxicidad, provocaron secuelas fatales en más de un centenar de pacientes a los que aplicaron el medicamento. La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) ordenó en junio de 2015 el cese de la utilización y comercialización de este colirio tras los “incidentes adversos” que se habían constatado por su uso en al menos 116 pacientes, intervenidos en 28 centros sanitarios españoles de 13 comunidades autónomas. “Todos ellos perdieron la vista del ojo intervenido”, asegura el abogado Carlos Gómez Menchaca, responsable del despacho que representa en los tribunales a Miguel Pedro Cañete: “El caso de Pedro es especialmente dramático, porque fue operado de los dos ojos y se quedó completamente ciego. No entendemos el empeño de Allianz por retrasar el pago de las indemnizaciones a las que ha sido condenada”.

La Audiencia Provincial de Madrid falló el 1 de diciembre en contra de Allianz, al desestimar su recurso contra la resolución dictada en febrero de 2021 por un juzgado de primera instancia, que la condenó al pago de 534.601 euros más los intereses a Cañete. La sentencia puede ser recurrida en casación ante el Supremo. El alto tribunal ya ha fijado doctrina sobre este asunto. En abril de 2022 se pronunció sobre una demanda similar, planteada por Adolfo Aguilera, ciego del ojo izquierdo. Declaró firme la condena a abonarle 307.808 euros, aunque esta tampoco ha sido satisfecha ocho meses después, según Gómez Menchaca.

“Allianz está intentando retrasarlo todo. Nosotros ya hemos gastado más de 18.000 euros en juicios. Para otros muchos no ha sido rentable y han decidido abandonar. Esta incertidumbre es lo que más está afectando a las víctimas. Es lo que más ansiedad nos genera. Pagas y pagas sin saber cómo acabará todo. Te ves en un camino muy duro, con muchas incertidumbres, con fracasos y decepciones”, explica Miguel Cañete. Su padre, cuenta por teléfono desde Málaga, “ya no puede hacer vida normal. Tiene un 0,05% de visión. No puede ver a sus nietos, no puede ir a pescar… su libertad y autonomía se ha visto condicionada al 100%. Se me hace un nudo en la garganta”.

El desgraciado trance que vive Miguel Pedro Cañete comenzó el 3 de febrero de 2015. Ese día lo operaron de un desprendimiento de retina en uno de sus ojos. 15 días después, sin dar tiempo a comprobar el resultado de la primera intervención, le practicaron la misma cirugía en el otro ojo. Y ya no volvió a ver más. Los hallazgos clínicos confirmaron que la causa de la ceguera fue el uso de una partida defectuosa del colirio Ala Octa. La sentencia de la Audiencia madrileña concluye que “no hay duda de que el perfluoroctano Ala Octa empleado en las dos intervenciones de retina a las que se sometió el demandante [Pedro Cañete] provocó la muerte celular del tejido pigmentario de la retina de ambos ojos dada su toxicidad”.

Panel de expertos

Entre finales de 2014 y comienzos de 2015 se sucedieron la mayoría de los problemas ocasionados por la dispensación del colirio defectuoso de Alamedics. La Agencia del Medicamento creó un panel de expertos para evaluar todos los incidentes clínicos, que confirmaron el “comportamiento cito tóxico” de los lotes analizados, y ordenó su retirada del mercado. El daño ya estaba causado. El despacho de abogados Gómez Menchaca, de Bilbao, asumió la defensa de una gran parte de los afectados. Estos demandaron a la sanidad pública en los casos operados en sus hospitales (un 40% del total aproximadamente) y lograron que las comunidades autónomas resarcieran económicamente los daños.

En cambio, los pacientes tratados en clínicas privadas llevaron otro derrotero judicial. Denunciaron a la compañía Allianz, como aseguradora de la farmacéutica que fabricó el producto tóxico: “Los casos referidos a la sanidad pública han sido abonados en su mayoría. En cambio, el resto, pese a contar con sentencias favorables, están a la espera de que la aseguradora abone las cuantías fijadas por los tribunales. Vamos a tener que exigir la ejecución de esas sentencias. Aún hay unos 10 casos que están vivos”. La defensa de Cañete, operado en un centro público, optó en septiembre de 2018 por entablar una “acción directa” por la vía civil contra la aseguradora, explica el abogado Gómez Menchaca. “Porque en aquel momento no había un criterio al respecto del Tribunal Superior y se desconocía la decisión que podían adoptar los tribunales de justicia autonómicos”, puntualiza.

Miguel Cañete muestra su satisfacción por que la Audiencia Provincial de Madrid, la jurisdicción competente por estar en la capital el domicilio social de la aseguradora demandada, le ha dado “la razón” a su padre, quien delega todas las declaraciones en su hijo y prefiere no salir fotografiado. Miguel lamenta que “Allianz se empeña en recurrir y alargar” su “sufrimiento”. Y agrega: “Te queda la sensación de que se van a salir con la suya y no van a pagar. Irán al Supremo y nadie nos garantiza que vayan a resarcir el daño. Nos sorprende que una aseguradora tan potente siga en sus trece y no cumpla las sentencias. Tenemos la duda de si la justicia nos va a proteger ante los intentos de Allianz de pasarse por alto la sentencia”. Gómez Menchaca apostilla: “Es una obstinación por no abonar que está fuera de la ley. Es una demora injustificada que está añadiendo más sufrimiento a los afectados. Es un desprecio a las víctimas y a la justicia”.

El perjudicado más joven tenía 15 años cuando se operó por un desprendimiento de retina producido al golpearse contra una portería cuando jugaba al fútbol. El más veterano tenía 95 años. El importe medio de las indemnizaciones recibidas ronda los 65.000 euros. En el caso de Cañete, esa cantidad es casi 10 veces superior por la gravedad de las lesiones que le han quedado de por vida. Aún no ha cobrado. El grupo Allianz se remite a su sede en Múnich y no ha respondido a los requerimientos de este diario.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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