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Corea del Norte moviliza al Ejército para lidiar con el primer brote de covid que reconoce en más de dos años

El dictador Kim Jong-un critica la gestión de sus subordinados ante la crisis y se coloca al frente de la emergencia

Covid Corea del Norte
El líder norcoreano, Kim Jong-un, visita una farmacia en medio del brote de coronavirus en la capital, Pyongyang.KCNA (EFE)

Kim Jong-un, el dictador de Corea del Norte, ha asumido personalmente las riendas de la estrategia contra la covid-19 del país y ha movilizado al Ejército, tras lanzar un ataque frontal a la gestión desarrollada por su propio Gabinete y las autoridades sanitarias por su lenta respuesta ante la crisis. El mundo lleva dos años haciendo frente a la pandemia, pero Corea del Norte, una de las dictaduras más aisladas del mundo, solo reconoció el primer brote de coronavirus el jueves pasado, cuando decretó un confinamiento total. El líder norcoreano ha ordenado la movilización del Ejército para garantizar la distribución de los suministros médicos necesarios para frenar el avance de la ómicron sobre todo en la capital, Pyongyang. Según datos oficiales, la covid ha matado a 50 personas y se calcula que hay más de 1,21 millones de contagios, en un país en el que no se ha administrado ni una vacuna y que apenas tiene capacidad para testar.

Como suele ocurrir en temas que suscitan gran atención mediática, Kim Jong-un, máximo dirigente de la dictadura más hermética del planeta, se ha dejado ver como el cabecilla de la estrategia anticovid, recordando que, en momentos de crisis, siempre está presto a dar el paso al frente y buscar soluciones inmediatas. Según informa la agencia estatal de noticias KCNA, el domingo, durante la última reunión de emergencia de la cúpula del Partido de los Trabajadores, Kim reprochó a las autoridades sanitarias y a altos funcionarios del Gobierno su “actitud irresponsable” por “no haberse arremangado para servir al pueblo”.

El presidente norcoreano criticó que, a pesar de haber emitido una “orden de emergencia para suministrar las reservas estatales de medicinas de forma inmediata” y otra “para que las farmacias operen las 24 horas del día”, los medicamentos escasean y no se están adoptando correctamente los protocolos necesarios para contener la propagación del virus. El mandatario también cargó contra la Fiscalía por no supervisar legalmente esos procesos y, ante ese cúmulo de errores, dejó en manos de la Comisión Militar Central el suministro de medicinas en Pyongyang, que se desarrollará a través de los canales médicos del Ejército. Corea del Norte, que lleva cerrada a cal y canto desde febrero de 2020 (cuando China decretó el confinamiento de Wuhan), no había reportado ningún caso de coronavirus en estos dos años y medio de pandemia. Las autoridades detectaron la presencia de la variante ómicron después de realizar pruebas el 8 de mayo a pacientes “con una fiebre cuya causa no se había podido identificar”. Se desconoce cuál ha sido el origen del brote, aunque algunos analistas consideran que el desfile militar con motivo del 90º aniversario de la fundación de sus Fuerzas Armadas, celebrado el pasado 25 de abril y al que asistieron decenas de miles de personas, pudo tratarse de un evento supercontagiador.

Escasez de medios y sin vacunas

Debido a la escasa capacidad que esta nación de 25 millones de habitantes tiene para hacer pruebas, los medios estatales utilizan el término “personas con fiebre” en lugar de “pacientes con covid” o “casos confirmados”. De acuerdo con la información publicada este lunes por KCNA, el domingo se detectaron 392.920 casos potenciales, por lo que desde finales de abril la cifra de posibles contagios asciende a 1,21 millones. Según esta agencia de noticias, al menos 564.860 enfermos están recibiendo tratamiento, mientras que más de 648.630 se han recuperado. El domingo fallecieron ocho personas más, elevando el número total de decesos a 50.

La situación preocupa especialmente por lo contagiosa que ha demostrado ser la variante ómicron y porque fuera de la urbe capitalina el país carece de equipos médicos sofisticados. A pesar que desde la mañana del 12 de mayo “todas las provincias, ciudades y condados” se encuentran totalmente confinadas, Corea del Norte no cuenta ni con vacunas contra la covid ni con un plan nacional de inoculación. En 2021, el régimen rechazó las ofertas de asistencia internacional procedentes de China y del programa Covax de la Organización Mundial de la Salud.

Aunque oficialmente las autoridades norcoreanas no han hecho ninguna petición de ayuda, la agencia surcoreana de noticias Yonhap informa este lunes de que Pyongyang habría solicitado el domingo asistencia a Pekín a través de sus canales diplomáticos. La frontera entre Corea del Norte y el gigante asiático permanece completamente blindada, pero podría abrirse parcialmente si ambos lados llegan a un acuerdo de ayuda. Kim ya expresó en varias ocasiones que su país estaba dispuesto a aprender de la estrategia de gestión contra la covid de China, la única gran economía que continúa aferrada a su política de covid cero, que se basa en los testeos masivos, cuarentenas centralizadas y confinamientos. El de Shanghái, donde 25 millones de personas permanecen encerradas en casa, durará hasta el 1 de junio, según ha informado China este domingo.

La preocupación en Corea del Norte tiene que ver con los efectos que un confinamiento masivo puedan tener sobre la población. El régimen ha reconocido problemas económicos causados por el cierre de fronteras para aislarse la pandemia, así como estar pasando penurias alimentarias ligadas a desastres naturales, situación agravada por las sanciones internacionales contra su programa de armamento que ahogan el país desde hace años. Por su parte, el presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, ofreció públicamente el viernes enviar vacunas y otros suministros médicos a su vecina del norte. El nuevo jefe de Gobierno se reúne el próximo sábado con su homólogo estadounidense, Joe Biden, con quien posiblemente discutirá sobre este asunto. Washington y Seúl han mostrado su disposición de asistir a Pyongyang con el fin de reanudar el diálogo sobre la desnuclearización de la península coreana, especialmente en un momento en el que, según los analistas occidentales, Corea del Norte está preparando una nueva prueba nuclear, la primera desde 2017 y la séptima de su historia.

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