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La curva epidémica en España entra en una meseta con altibajos en las comunidades

La incidencia acumulada baja ligeramente por tercer día consecutivo y se sitúa en 687 casos por 100.000 habitantes. Los expertos avisan de que el descenso será paulatino y persistirá la presión asistencial durante todo el verano

Covid España
Decenas de personas hacen cola en el Hospital Sant Pau de Barcelona para vacunarse contra la covid.Marta Pérez (EFE)
Jessica Mouzo

La curva epidémica en España ha entrado en una meseta. La tendencia ascendente de la quinta ola de coronavirus ha virado y, por tercer día consecutivo, la incidencia acumulada cae ligeramente hasta los 687 casos por 100.000 habitantes a 14 días (nueve puntos menos que el día anterior). Pero la situación es desigual en las comunidades y, mientras el descenso se consolida en ocho autonomías y se estanca en una de ellas, el ritmo de contagios sigue al alza en otras ocho. La presión asistencial también mantiene tensionada a la atención primaria desde hace semanas y sigue creciendo en los hospitales, donde hay cerca de 10.000 enfermos de covid hospitalizados, casi 1.700 en cuidados intensivos. Los expertos consultados señalan que la circulación del virus es tan elevada, que el descenso será paulatino y, en cualquier caso, la carga de trabajo en los centros sanitarios a causa del envite de la quinta ola persistirá durante todo el verano.

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Cataluña, la comunidad más castigada por el virus en este nuevo revés de la pandemia, lleva ya varios días bajando, aunque sigue con 927 casos por 100.000 habitantes a 14 días. Tras ellas, Navarra (877), que también mejora sus datos, junto a Asturias, Castilla y León, Aragón, Cantabria y la Comunidad Valenciana. Extremadura se estanca y el resto, siguen en ascenso. Con este escenario sobre la mesa, Alberto Infante, profesor emérito de Salud Internacional de la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto de Salud Carlos III, avisa de que, aunque España entre en una fase de estabilización de la curva epidémica, “la meseta es muy alta”: “Vamos a estar así, con las comunidades subiendo y bajando durante la primera semana de agosto y parte de la segunda. A partir de ahí, creo que el conjunto de las comunidades estará de bajada”, augura el experto.

Coincide Benito Almirante, jefe de Enfermedades Infecciosas del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona: “La curva va en descenso, pero esta bajada es más evidente en Cataluña porque el punto álgido fue más alto. En cuanto a las hospitalizaciones, por ejemplo, en Cataluña ya vemos una meseta, pero las entradas en UCI no paran de subir. La mejora que se va a ver en la transmisión comunitaria tardará en llegar a los hospitales”. De hecho, los ingresos en las plantas de críticos han crecido un 23% en una semana y la ocupación de camas de UCI por pacientes con covid —un 31% más que el pasado viernes— ya supera el 18% de la capacidad disponible. En Cataluña está, incluso, por encima del 44% y en Madrid y Baleares superan el 22%.

Con todo, los expertos auguran que el descenso de la curva epidémica no será tan explosivo como fue la subida. La velocidad de la caída dependerá, según Jesús Molina Cabrillana, portavoz de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene, “del nivel de restricciones”. “Cuando un ascenso es tan explosivo es porque está asociado a una nueva variante. En este caso, la delta, mucho más contagiosa. Pero esta contagiosidad se va reduciendo y también se va acabando la población susceptible de infectar. Pero la velocidad de descenso dependerá de las medidas que apliques, y también ayudarán los test de antígenos rápidos [ahora de venta también en farmacias], que contribuirán a aislar rápido”, apunta el epidemiólogo.

Aupados por las fiestas y viajes de fin de curso, el fin de las restricciones y el auge de la variante delta, los contagios que comenzaron en la gente joven ya se han colado en todos los grupos de edad y espacios de convivencia. Pese a los altos índices de vacunación —el 56% de los españoles ya han completado la pauta vacunal—, el virus ha vuelto a entrar en las residencias donde se han multiplicado por ocho los contagios en solo dos semanas —del 19 al 25 de julio, se detectaron más de un millar de casos activos y se contabilizaron 37 muertes—. También en los centros penitenciarios, denuncia UGT, crecen los contagios y ya hay más de 300 internos con covid.

Toque de queda global

En lo que sí coinciden los expertos consultados es en la necesidad de mantener restricciones para aplanar y reducir la curva cuanto antes. Infante opta por un toque de queda global porque “es fácilmente controlable”, y restricciones de horarios en interiores y ocio nocturno. Almirante, por su parte, asume que limitar la actividad social de los jóvenes “es siempre muy complicado”, pero el toque de queda en Cataluña “ha sido la medida más positiva”.

También Molina Cabrillana coincide, y lamenta la falta de un estado de alarma que sirva como paraguas jurídico a las administraciones y evite “la burocracia y los retrasos” que supone lograr el aval de los tribunales por parte de cada comunidad que quiere aplicar medidas que restrinjan derechos fundamentales, como la limitación de movilidad nocturna.

Con el alto nivel de transmisión y circulación del virus, los expertos admiten que el rastreo adecuado de positivos y contactos se hace, en este momento, una tarea “muy difícil”. La tasa de positividad de las pruebas diagnósticas lleva toda la semana estancada en torno al 16%, muy por encima de lo que recomiendan las autoridades sanitarias para mantener a raya el virus (menos del 5%). Estos niveles de positividad son, en palabras de Infante, “tremendos”. “Con estos niveles de transmisión comunitaria el rastreo es imposible”, resuelve el salubrista. Molina Cabrillana recuerda que España está en fase de mitigación y el seguimiento de la cadena de transmisión es “imposible, porque la gente ni siquiera sabe con quién ha estado” o dónde se ha podido infectar. Los expertos instan, al menos, a cumplir a rajatabla las cuarentenas para evitar más diseminación del virus.


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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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