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China hospitaliza a viajeros vacunados con altos niveles de anticuerpos a su llegada al país sin explicación detallada

La Embajada de España en el país ha reclamado el fin inmediato de esa práctica, que su consulado en Shanghái ha denunciado como “sorprendente y poco ética”

Un grupo de ciudadanos chinos reciben dosis de vacuna contra la covid en la ciudad de Cantón, en el sur de China
Un grupo de ciudadanos chinos reciben dosis de vacuna contra la covid en la ciudad de Cantón, en el sur de ChinaSTRINGER (Reuters)
Macarena Vidal Liy

Las autoridades españolas y europeas tratan de conseguir aclaraciones de las autoridades de la ciudad china de Shanghái sobre las razones para la hospitalización forzosa a la que se han visto obligados al llegar al país asiático varios extranjeros, entre ellos una docena de ciudadanos europeos, que han sido vacunados o han pasado la covid. Entre los afectados se encuentra al menos una persona de nacionalidad española.

El jueves, el Consulado de España en Shanghái había alertado sobre la situación, que se lleva detectando “sin ninguna comunicación oficial de las autoridades chinas” desde hace aproximadamente dos meses. La práctica también se aplica a ciudadanos chinos.

Tanto la embajada española como la delegación de la Unión Europea han pedido explicaciones a las autoridades chinas sobre esta práctica, que reclaman que cese de inmediato, según han indicado fuentes diplomáticas en Pekín.

Según explica el comunicado consular, redactado en términos de una dureza poco habitual, a su llegada al aeropuerto ciudadanos extranjeros residentes en China vacunados con fórmulas bien de este país o bien occidentales, o que han superado la covid meses atrás y han sido vacunados posteriormente, se han visto “hospitalizados de manera no consensual ni voluntaria durante tres o cuatro días a su llegada” a la República Popular.

Tras el aterrizaje se les practica un análisis de sangre y, si la prueba de anticuerpos es superior a una cifra establecida por las autoridades sanitarias como consecuencia de la vacunación, se les hace firmar unos documentos en chino, sin traducción a otros idiomas. Entonces se procede a ingresarlos en un hospital.


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En el centro médico se les practican más análisis de sangre y PCR, así como una resonancia magnética de tórax “y alguna otra prueba invasiva adicional”. Al ingresado, que permanece en el hospital tres o cuatro días, no se le proporciona copia ni se le informa de los resultados, explica la nota consular.

Los sometidos a este proceso deben hacerse cargo de gastos como “el papel higiénico, las toallas, cualquier producto sanitario que se necesite, así como el agua embotellada”. El pago se efectúa a través de la plataforma china WeChat, ubicua dentro de China, pero que apenas se utiliza en el resto del mundo. No es posible el pago en efectivo ni con tarjeta de crédito.

Las autoridades de Shanghái no han contestado hasta al momento a las notas verbales remitidas, ni han ofrecido una respuesta telefónica, “como es habitual”, denuncia el consulado.

Ni los afectados ni sus consulados en Shanghái han sido informados de “esta sorprendente y poco ética práctica”, agrega. Tampoco se ha aclarado cuál es el nivel de anticuerpos mínimo fijado para decidir la hospitalización, ni cómo se selecciona a los que se someterán a las pruebas. La representación diplomática española insta a sus nacionales que tengan previsto volar a Shanghái en el futuro cercano a tener en cuenta la información que aporta y recomienda no firmar “documentos que no entiende”, recurrir a alguna aplicación de traducción en el móvil para entender lo que se firma y a tomar una foto de esos documentos, ya que no se les entregará copia.

China es uno de los países que más controles fronterizos aplica contra la covid, una práctica que considera que le ha permitido mantener a raya la pandemia. Aunque fue el país donde se detectaron los primeros casos de la enfermedad, en Wuhan en diciembre de 2019, desde el fin de la primera ola en abril del año pasado este país de 1.410 millones de habitantes apenas ha detectado unos centenares de casos.

El Gobierno chino, que contempla con preocupación las nuevas variantes de covid, prohíbe la entrada en el país a la gran mayoría de extranjeros, incluidos no solo turistas, sino también estudiantes y otros residentes, desde el 28 de marzo del año pasado. Aquellos a quienes se autoriza la entrada deben someterse a una serie de pruebas antes de embarcar, y obtener de la embajada china en su país un código de salud verde –que acredite que no se padece la enfermedad– antes de poder embarcar. Todo viajero que llegue al país asiático, extranjero o nacional, debe someterse en el aeropuerto a pruebas PCR y análisis de sangre, tras lo cual pasará entre 14 y 21 días de cuarentena en un hotel, que deberá costear de su bolsillo.

El país calcula que necesita haber completado las inoculaciones entre el 70% u 80% de sus residentes para poder alcanzar la inmunidad de rebaño y empezar a relajar sus controles fronterizos. Sus expertos han apuntado que podría alcanzar ese nivel de vacunación para mediados del año próximo. Hasta el momento, China, que no ha autorizado ninguna fórmula extranjera para combatir la covid dentro de su territorio, ya ha administrado más de mil millones de dosis de sus vacunas entre su población.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.

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