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Sanidad recomienda a las comunidades cerrar el interior de los bares a partir de 150 casos por 100.000 habitantes

La Comisión de Salud Pública endurece las medidas de respuesta a la pandemia, que no son de obligado cumplimiento

Público en el interior de un restaurante en Madrid.
Público en el interior de un restaurante en Madrid.Andrea Comas (EL PAÍS)
Pablo Linde

Sanidad y las comunidades autónomas han endurecido las recomendaciones para hacer frente a la pandemia a las puertas de la Semana Santa y cuando la cuarta ola parece ir cogiendo forma en España. La Comisión de Salud Pública ha puesto al día este viernes las actuaciones de respuesta coordinada para controlar la pandemia de covid-19, más conocidas como el semáforo de Sanidad, un documento que ahora aboga por cerrar el interior de los establecimientos de restauración cuando en un territorio haya un riesgo alto: una incidencia de más de 150 casos por 100.000 habitantes en los 14 días previos, entre otros indicadores.

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Otras novedades que aporta el documento es que reduce el aforo al 50% en el interior de la hostelería en los niveles 1 y 2 (bajo y medio). Además, en el 1 se reduce de diez a seis el número de personas por mesa. Las terrazas retranqueadas sin suficiente ventilación se definirán en adelante como espacios interiores. En los exteriores de la restauración se reduce el número de personas por mesa en cada nivel: en el 1 baja de 15 a 10; en el 2, de 10 a 6 y en el nivel 4 (muy alto) la recomendación es de un máximo de cuatro personas. Si la tendencia es ascendente y la incidencia mayor de 500 el documento propone cerrar estos establecimientos. El nuevo acuerdo también afecta a los gimnasios, que deberían cerrar en el nivel 3 (alto) y reducir aforos en niveles más bajos.

En cualquier caso, se trata de un documento de recomendaciones técnicas que incluyen muchas otras variables y cuyas medidas no son de obligado cumplimiento; las tienen que analizar y tomar en última instancia las comunidades autónomas. Es una guía, aunque la mayoría de las regiones está aplicando sus propios criterios, que unas veces son más restrictivos y otras más laxos, pese a que el documento se ha aprobado en un órgano en el que participan tanto el ministerio como las autonomías.

Madrid, la comunidad con mayor incidencia, se ha manifestado en contra de las medidas, según un portavoz. Sin embargo, este viernes, el viceconsejero de Salud Pública, en rueda de prensa, ha afirmado que podrían activarse nuevas restricciones si la evolución de la pandemia lo requiere. También en hostelería: “Si pudiésemos demostrar que en un contexto social como la hostelería hay más casos pondríamos el foco sobre eso”. La Generalitat de Cataluña ha defendido su propio criterio, que marca ahora reducción de aforos en los interiores, pese a tener riesgo alto o muy alto en tres provincias.

Otras, sin embargo, ya venían aplicando estas medidas y otras incluso más restrictivas. Canarias, por ejemplo, tiene el interior de la hostelería cerrada, a pesar de estar en nivel medio. Baleares, la segunda comunidad con mejor situación epidemiológica, ha cerrado interiores con solo 53 casos por 100.000 habitantes después de 10 días abiertos y ha restringido las terrazas al 50%. Como insiste la Consejería de Salud valenciana, el documento es orientativo. “Según el caso, lo aplicaríamos o no”, aseguran fuentes del departamento, que recuerdan que la Comunidad Valenciana ha sido una de las autonomías más restrictivas en la adopción de limitaciones para frenar la covid-19. La Generalitat valenciana aplaude el documento porque, en caso de tener que aplicar el semáforo rojo, es imprescindible tener un refrendo, pero la opinión de los epidemiólogos es para ellos esencial a la hora de dictar nuevas restricciones. Navarra anunció este viernes que cerraría el interior de la restauración de cara a Semana Santa ante lo que califica como una ola “más veloz” de lo esperado.

El documento expone que la mayoría de los contagios en España se producen en interiores mal ventilados. Un grupo de más de 100 científicos y sanitarios publicó una carta el jueves en el que precisamente incidía en darle más importancia a evitar este tipo de espacios y la ventilación: “A pesar de la claridad de las conclusiones científicas, la implantación de estas medidas está siendo extraordinariamente lenta, y muchas veces se realiza de forma parcial o incorrecta”.

Expertos de varias sociedades médicas venían reclamando medidas similares a las que se han aprobado, habida cuenta de estas evidencias científicas. “Incluir concreción siempre está bien, ayuda a que las comunidades autónomas y los agentes sociales tengan una guía y unas reglas del juego claras”, señala Pedro Gullón, de la Sociedad Española de Epidemiología. Rafael Manuel Ortí Lucas, presidente de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, cree que se deberían haber aplicado desde hace prácticamente un año.

Regiones en alto riesgo

Aunque los medidores están pensados para unidades más pequeñas que las comunidades autónomas, con ellos se puede valorar también el riesgo en estos territorios. Según el último informe epidemiológico del Ministerio de Sanidad, cinco comunidades estaban en el nivel alto de incidencia: Asturias, Cataluña, Madrid, Navarra y el País Vasco, además de Ceuta y Melilla. Aragón, Canarias y Andalucía, con entre 120 y 140 casos por 100.000 habitantes, son las tres que más cerca les siguen. La media nacional es de 134.

Sanidad publicó su última evaluación del riesgo, teniendo en cuenta todos los indicadores del semáforo, el jueves. Con ellos, sitúa a Madrid en nivel muy alto de riesgo, y a Cataluña, País Vasco y Asturias en alto. Solo la Comunidad Valenciana, Extremadura, la Región de Murcia y Galicia estaban en riesgo bajo. Por provincias, Madrid, Guadalajara, Soria, Lleida y Almería están en riesgo muy alto; Barcelona, Girona, Zaragoza, Asturias, Álava, Gipuzkoa, Vizcaya, Burgos, Palencia y Granada en alto. En todas ellas aplicaría la recomendación del cierre de interiores en la hostelería.

Pero una de las novedades que trae consigo el nuevo semáforo es que hace especial hincapié en observar las tendencias para adelantarse a los acontecimientos. La idea es que las autonomías apliquen las restricciones del nivel superior de alerta antes de llegar a él. Y la incidencia del virus está creciendo en prácticamente todo el país.

Cómo se evalúa el riesgo

Para calcular el riesgo de cada territorio (unidades territoriales de más de 10.000 habitantes), el documento mantiene los mismos criterios en vigor, con dos bloques de parámetros. El primero trata de medir el nivel de transmisión del virus a través de seis estadísticas: la incidencia acumulada por 100.000 habitantes en 14 días y en 7; ambas medidas, pero referidas a la población mayor de 65 años; el porcentaje de positividad de las pruebas diagnósticas y el porcentaje de casos con trazabilidad. En el segundo bloque se mide la capacidad asistencial a través de la ocupación de camas en planta y en UCI.

A cada una de estas métricas se le asigna un valor. Por ejemplo, el umbral de riesgo alto está en más de 150 casos a 14 días; más de 75 a una semana; más de un 10% de positividad en las pruebas y menos de un 50% de trazabilidad, es decir que solo se conozca el contacto de 50 de cada 100 positivos, o menos. En el bloque de la asistencia, el riesgo alto se alcanza en cuanto se supera el 10% de camas ocupadas por enfermos de covid en planta y el 20% en cuidados intensivos. Se considera que un territorio está en un nivel de riesgo cuando tiene dos o más indicadores del primer bloque por encima de los niveles marcados y al menos uno del segundo.

Con información de Lucía Bohórquez, Cristina Vázquez, Isabel Valdés y Guillermo Vega.

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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