Dos españolas víctimas de violencia machista huyen de Hebrón y Praga con ayuda de las embajadas
Las dos mujeres han salido con sus hijos tras alertar de su situación. Una llevaba un año recluida, la otra presentó un parte por agresiones reiteradas. Vivían incomunicadas y sin recursos
Dos ciudadanas españolas, presuntas víctimas de violencia machista en el extranjero, están a salvo gracias a la ayuda de la Policía Nacional y de las embajadas. Ambas vivían con sus hijos menores de edad, una en la ciudad palestina de Hebrón y la otra en Praga, en la República Checa. Ambas están ya en España con los menores ―una niña de cuatro años, y dos pequeños de tres y uno, respectivamente― tras recibir la ayuda de los agregados de Interior de la policía desplegados en el extranjero. En ambos casos, vivían a miles de kilómetros, incomunicadas y sin recursos. Su mayor temor era perder a sus hijos.
Recluida desde hace un año en Hebrón
La primera de las víctimas está casada con un ciudadano palestino desde 2017. Vivía con su hija de cuatro años en Hebrón, donde sufría malos tratos, según denunció a través del Consulado General de España en Jerusalén el pasado 10 de enero. Contó que permanecía recluida desde hacía un año en casa de sus suegros. Allí sufría agresiones físicas por parte de su marido. No tenía libertad de movimientos y le negaban comida y dinero.
La mujer había denunciado estos hechos a la policía de Hebrón, pero no le dieron una solución, según una nota de prensa de la Policía Nacional de este lunes. Además de sufrir maltrato, temía que su marido le retirara el permiso que le había firmado para poder viajar a España con la niña y también que le quitaran a la menor. Madre e hija volaron el 18 de enero a España, tras las gestiones del consulado y las autoridades israelíes para acelerar el permiso. Una vez aquí, la mujer señaló que quería denunciar lo ocurrido.
Fuentes de la división de cooperación internacional de la Policía Nacional explican que el primer paso, ante un posible maltrato fuera de España, es siempre “denunciar el caso a las autoridades locales”. Pero recomiendan comunicarlo también al consulado o la embajada correspondiente, “por si necesitan algún tipo de asistencia”. Respecto a una posible denuncia posterior en España, añade que el asunto “es complicado y normalmente tiene poco recorrido porque los hechos ocurren en otro país, de donde es el agresor”.
La citada fuente indica que se trata de “dos casos extremos” porque ambas mujeres estaban retenidas. El Ministerio de Igualdad no dispone de una contabilidad de casos de violencia machista fuera de España, aunque las víctimas sean españolas, según explican desde el ministerio. Pero sí existe una guía, el Protocolo de actuación para la atención de las mujeres españolas víctimas de violencia de género en el exterior, aprobada en 2015 por el Gobierno para estos casos y firmado por Exteriores, Trabajo e Igualdad. Prevé que se preste atención a estas mujeres o la organización de la repatriación de ellas y de sus hijos e hijas “cuando la situación lo exija según la normativa sobre repatriaciones asistidas”, según el texto. También contempla facilitarles teléfonos y direcciones útiles y protegerlas “para que no resulten discriminadas por su condición de extranjeras”.
Incomunicada, sin móvil ni tarjeta bancaria en Praga
En el segundo caso, la policía conoció lo que estaba pasando a través del padre de la víctima, que se puso en contacto con la Embajada de España en Praga. La mujer vivía allí con su novio, de nacionalidad checa. Entre otras pruebas, la policía utilizó un parte médico que señalaba que la víctima había sido atendida por una agresión “reiterada” por parte de su novio. Tenía hinchazón en los labios y dolores de cabeza, de espalda y de piernas. La mujer ha sido ya repatriada con sus dos hijos, de tres y un año de edad.
La embajada asistió a la mujer, que aseguró que temía por su vida, facilitándole traducción y un teléfono de guardia activado las 24 horas. Y comunicó los hechos a la policía checa. La víctima vivía incomunicada, sin acceso a su teléfono móvil ni a su tarjeta bancaria. Sufrió “constantes amenazas de muerte”, según la nota policial. Temía que le quitaran a sus hijos si intentaba escapar.
Cuando la policía española realizó los trámites de auxilio a través de la embajada, la víctima manifestó que se había reconciliado con su pareja y que estaban todos bien. Lo achacó a “un episodio de estrés” por el encierro prolongado fruto de la pandemia del coronavirus y de tener dos hijos tan pequeños. Estaba fingiendo porque su maltratador estaba delante. No le permitía hablar con nadie si no era en su presencia. La mujer volvió a llamar, esta vez sin su novio como testigo. En un momento en el que él no estaba, la mujer aprovechó para escaparse a la embajada junto a sus hijos. Estuvieron refugiados en las instalaciones hasta que, ese mismo día según las citadas fuentes policiales, consiguió todos los documentos para poder volar de regreso a España. Ya está a salvo.
Desde 2003, han muerto asesinadas por sus parejas o exparejas en España 1.079 mujeres. Todas ellas en territorio español. Los casos de violencia machista que tienen lugar fuera de España con víctimas españolas no entran en las estadísticas de la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, explican desde el Ministerio de Igualdad. Señalan que es una cuestión “que nunca se ha puesto sobre la mesa aunque esperan poder modificarlo “a corto plazo”, con la colaboración del Ministerio de Exeriores.
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