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El coronavirus vuelve a entrar en campaña en Israel

Los contagios se disparan por encima del límite fijado por el propio Gobierno. Netanyahu ha evitado imponer restricciones y confía en capitalizar en las urnas la inminente vacunación masiva

Juan Carlos Sanz
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, recibe las primeras vacunas para el coronavirus, el día 9 en el aeropuerto de Tel Aviv.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, recibe las primeras vacunas para el coronavirus, el día 9 en el aeropuerto de Tel Aviv.DPA vía Europa Press (Europa Press)

Benjamín Netanyahu será el primer israelí en vacunarse contra el coronavirus este fin de semana, si se cumplen los planes del primer ministro. Abocado a unas nuevas elecciones legislativas, que serían las cuartas en menos de dos años si no media un pacto de última hora, el veterano gobernante no ha dudado en suspender las restricciones previstas la semana pasada (toque de queda nocturno durante las festividades religiosas judías y cristianas de fin de año) y apostar todo su capital político a la vacunación masiva que él mismo pretende inaugurar “para dar ejemplo”.

En uno de sus característicos gestos de afán de protagonismo, Netanyahu acudió la semana pasada a recibir a pie de pista el primer cargamento de vacunas de Pfizer que aterrizaba en Israel. El Ministerio de Sanidad confía en disponer de hasta cuatro millones dosis antes de fin de año, y duplicar esta cifra hasta el comienzo de la primavera con vacunas de otros laboratorios para inocularlas a la mayor parte de sus 9,2 millones de habitantes. Quienes reciban la inmunización dispondrán de un “pasaporte verde” que puede servir, por ejemplo, para acceder a locales de ocio o viajar en avión sin restricciones. Después del primer ministro serán vacunados los mayores de 60 años, comenzando con los que viven en residencias, junto con sanitarios y cuidadores en un proceso que se presenta como más acelerado que en Europa.

Las legislativas del pasado mes de marzo (las terceras de una serie que arrancó en abril de 2019) ya se vieron marcadas por el estallido de la pandemia. Ahora la ruptura de la coalición entre el conservador Netanyahu y el centrista Benny Gantz, que presumiblemente culminará su rumbo de colisión la semana próxima, amenaza con forzar una nueva convocatoria a las urnas. Israel superó la segunda ola de la pandemia mediante un estricto confinamiento general entre los meses de septiembre y octubre. Las puertas de cines y teatros, de bares y restaurantes, llevan tres meses cerradas, pero la desescalada en la educación y el comercio ha provocado ya otro repunte de la tasa de contagios.

El número de nuevos casos diarios ha superado este miércoles el listón fijado por el propio Gobierno para reimponer restricciones reforzadas, con 2.862 positivos entre las más de 80.000 pruebas efectuadas, la cifra más alta en los dos últimos meses, Esta misma semana se ha superado la barrera psicológica de los 3.000 muertos desde el inicio de la pandemia en el Estado judío. El balance letal es bajo en Israel, en consonancia con la juventud de la población y el desarrollo del sistema de salud, pero el índice de contagios es elevado. El mismo Gabinete que se ha negado por el momento a amargarles las fiestas a los ciudadanos con un temprano toque de queda se ha comprometido, sin embargo, a decretar un tercer confinamiento nacional si la situación sanitaria se descontrola definitivamente.

Hasta ahora Israel se había comportado durante la pandemia como un país piloto. Las medidas que adoptaban sus responsables solían preceder en algunas semanas a las que se acababan estableciendo en los Estados occidentales, en particular los del sur de Europa. La deriva electoral hacia la que se encamina viene a desvirtuar ahora su profética misión de ejercer como “luz para otras naciones”. “Parece como si el primer ministro intentara sacar partido de la aceleración de las vacunaciones y prevenir por todos los medios un tercer confinamiento total”, argumenta el analista del diario Haaretz Amos Harel. “Teme que esa medida pueda desembocar en el rechazo de la población, e incluso la desobediencia civil generalizada”, añade.

Como destaca Harel, con una población relativamente pequeña, una buena red logística y un sistema sanitario accesible a los ciudadanos, Israel se encuentra en mejor posición que otros países para lanzar una campaña masiva y acelerada de vacunación. El coordinador nacional para la pandemia, el exmédico militar Nachman Ash, confía en alcanzar “el retorno completo de la actividad” gracias a la inmunización masiva en torno a la próxima Pascua judía, que en 2021 coincidirá con la Semana Santa, entre finales de marzo y comienzos de abril.

Si un pacto político de última hora no altera la estrategia de Netanyahu, las fechas de las campañas sanitaria y electoral parecen destinadas a solaparse en un proceso simultáneo. El inicio de las vacunaciones se debe producir el día 23, cuando precisamente expira el plazo para que Netanyahu y Gantz puedan alcanzar un acuerdo antes de la convocatoria de los comicios se produzca de forma automática por falta de aprobación de los presupuestos. De esta forma, las elecciones se celebrarían exactamente tres meses después, precisamente a las puertas de las celebraciones de Pascua y de la nueva normalidad.

Desconfianza hacia las vacunas

Pero tras estas maniobras, el primer ministro se ha topado con la desconfianza de más de un tercio de los israelíes hacia las vacunas, frente al 44% de los ciudadanos dispuestos a recibirla y a un 19% que todavía duda qué hacer, de acuerdo con un sondeo encargado por el diario Israel Hayom. Mientras los mayores de 50 años y los judíos laicos son los más favorables a la inoculación, los menores de 30 años y los miembros de las minorías árabe y judía ultraortodoxa son los menos proclives. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte de que si no se vacuna a más de dos tercios de los habitantes resulta difícil alcanzar el nivel de protección inmunitario en un país.

Al otro lado de muros y verjas, la Autoridad Palestina espera contar con cuatro millones de vacunas Sputnik rusas en las próximas semanas. Mientras, intenta combatir la escasez de pruebas de detección y medios sanitarios con el confinamiento general en cuatro provincias de Cisjordania —incluida la de Belén en vísperas de la Navidad—, y el toque de queda nocturno de todo el territorio. Fuentes palestinas citadas por Haaretz revelan que solo una pequeña parte de las vacunas rusas anunciadas va a ser efectivamente entregada ahora, gracias a la ayuda de la OMS. En la franja de Gaza, donde los contagios se han multiplicado sin control en las últimas semanas después de meses sin apenas casos a causa del aislamiento del enclave, todo está ahora en manos de la respuesta de la cooperación internacional.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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