Una de cada tres madres trabajadoras ha sufrido discriminación al tener hijos
Siete de cada 10 mujeres se sienten solas en la crianza, según una encuesta que pone de manifiesto lo lejos que queda la corresponsabilidad en los cuidados
Una de cada tres mujeres trabajadoras con hijos (37%) afirma haber sufrido algún tipo de discriminación al convertirse en madre. Una de cada cinco (22%) acabó dejando su empleo, la mitad de forma voluntaria, por no poder compaginarlo con la vida familiar, y la otra mitad al ser despedidas o no renovadas. Así se desprende de las respuestas a una encuesta entre 94.182 mujeres, con y sin hijos, realizada en febrero pasado por la Asociación Yo No Renuncio, creada por el Club de Malasmadres para luchar por la conciliación. El informe, realizado un mes antes del estado de alarma, pone de manifiesto lo lejos que está la corresponsabilidad: siete de cada 10 madres se sienten solas en las tareas de crianza.
“No conseguir ascensos, que no te renueven el contrato o incluso te despidan son situaciones que nos relatan madres y embarazadas a diario”, afirma Laura Baena, fundadora de Malasmadres, y una de las voces más activas en el campo de la conciliación. Baena ha presentado este martes el estudio, titulado Las invisibles en referencia a “la penalización y la renuncia” que sufren muchas mujeres trabajadoras al convertirse en madres en tres ámbitos: el laboral, el familiar y el social. Ni instituciones, ni empresas ni muchas veces en el propio hogar se reconoce el valor de las tareas de cuidados, que realizan de forma mayoritaria y gratuita las mujeres, pero que es central para el buen funcionamiento del sistema económico.
Entre las formas de discriminación más nombradas por las encuestadas, están el no haber crecido profesionalmente desde la maternidad (22%), el haber perdido responsabilidades (8%), el haber sufrido discriminación por parte de compañeros de trabajo (8%), el haber sido despedidas (6%) o no renovadas (6%). En algunos casos, el informe califica estas conductas como “mobbing maternal”, es decir, el “acoso sistemático contra las mujeres embarazadas o con hijos, con el objetivo de ejemplarizar al resto de mujeres sobre las consecuencias que pueden sufrir si se quedan embarazadas”, explica Baena.
Si en el ámbito empresarial el panorama es sombrío, tampoco acaba de mejorar cuando se entra en los hogares: el hecho de que siete de cada 10 encuestadas con hijos manifieste sentirse sola en la crianza muestra que “no existe corresponsabilidad en los cuidados, en la educación, en el día a día”, afirma la expublicista. En la mayoría de los casos, “los hombres siguen limitándose a ‘ayudar’, dejando a las mujeres con la carga de un trabajo invisible y con la carga mental”.
Los datos que destaca la socióloga Maite Egoscozabal, autora del informe, son claros: si durante el permiso de maternidad, el 75% de las mujeres nombra a su pareja como apoyo para el cuidado del bebé, el porcentaje baja abruptamente cuando se termina ese periodo. Así, entre los cero y los tres años, solo el 6% de las madres nombra al padre como responsable de los cuidados. En el 37% de los casos, el niño acude a la escuela infantil, en el 29% se encarga la madre y en el 18% una abuela. Pasada esa edad, a la pregunta de quién se encarga del niño cuando enferma en un día laborable, en el 38% de los casos lo hace la madre, en el 36% la abuela y solo en el 8% el padre. “El cuidado tiene rostro de mujer. Necesitaríamos medidas para que los hombres se impliquen y asuman su labor y derecho a cuidar”, dice Egoscozabal.
Asumir la carga principal del trabajo doméstico y el cuidado de los hijos también supone una carga mental: seis de cada 10 mujeres afirman que se sienten culpables al ejercer como madres. De ellas, el 68% dicen sentirse así por la sensación de no llegar a todo, y el 47%, al percibir descontrol en la organización de las tareas familiares.
El estudio también pone de manifiesto que las bajas tasas de fecundidad en España ―1,23 por mujer, según los indicadores demográficos básicos del INE de 2019― “no responden al egoísmo o cambio de valores de las mujeres”, asegura Baena, sino a “barreras externas y estructurales”. El 67% de las madres encuestadas afirmaron que hubieran tenido más hijos si contaran con medidas de conciliación que permitieran adaptar su jornada sin penalizar su salario.
Baena opina que las medidas más necesarias pasan por que la empresa ofrezca flexibilidad a los trabajadores, por ejemplo, de entrada y salida, o poder teletrabajar cuando los niños están enfermos. Así se evitaría caer en lo que llama “la trampa de la conciliación”, ya que medidas más generalizadas, como la reducción de jornada o la excedencia, acaban siendo también tomadas en su mayoría por las mujeres, lo que las acaba penalizando en sus carreras.
A lo largo de este miércoles y este jueves, la asociación organiza las primeras jornadas Yo No Renuncio, con distintas mesas en las que expertos y personajes públicos debaten sobre conciliación. Se pueden seguir gratuitamente de forma telemática.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.