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La secretaria de Estado de Igualdad: “La autodeterminación de género es un derecho. Legislaremos para eso”

Noelia Vera cree que el debate en el seno del feminismo sobre el borrado de las mujeres “no es real”

Ana Alfageme
Noelia Vera, el pasado 9 de julio en Madrid.
Noelia Vera, el pasado 9 de julio en Madrid.INMA FLORES (EL PAIS)

La secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género, Noelia Vera, ha pasado el confinamiento estrenando maternidad. La número dos de Irene Montero, periodista gaditana de 34 años, tuvo a su hija días después de la accidentada aprobación del anteproyecto de la primera ley impulsada por su ministerio, la de libertad sexual. La polémica alrededor del texto, esta vez de la mano de parte del feminismo, sigue presente. Lo mismo ocurre ante la futura ‘ley trans’. La disputa tiene que ver con la autodeterminación de género que se objeta como un borrado de las mujeres. La salida del aislamiento por la covid-19 ha traído las peores noticias. Días después de la entrevista, y tras un mes sin víctimas mortales de violencia machista, en una semana ha habido dos asesinatos confirmados y dos más en investigación.

Pregunta. Ante el proyecto de la ley de libertades sexuales, una parte del feminismo manifestó su temor al borrado de las mujeres, por primar el género sobre el sexo.

Respuesta. Creo que es un debate que se sostiene sobre arenas movedizas, no es un debate real. Es como si cuando se aprobó la Ley contra la Violencia de Género el miedo a las denuncias falsas la hubiese paralizado. No hay que entrar en este enfrentamiento al que nos quiere abocar la extrema derecha. Todas las mujeres somos mujeres, somos compañeras y ninguno de los derechos humanos de cada una de nosotras están en competición. Creo que tenemos que estar más unidos que nunca, porque precisamente los derechos de todas las mujeres, con toda su diversidad, están más amenazados que nunca. Por lo tanto, creo que el debate sobre un supuesto borrado de las mujeres nos hace un flaco favor. Estemos en la posición que estemos, dentro de una administración pública o siendo parte del debate feminista, creo que todas somos compañeras en el feminismo, donde, este Gobierno y el Ministerio de Igualdad defendemos, cabemos absolutamente todas, con todas nuestras particularidades.

“El debate del borrado de las mujeres no es un debate real”

P. Pero esos debates venían del movimiento feminista, no de la derecha.

R. Sí, bienvenidos sean, pero creo que no son debates que estén vivos y que al desunir le estamos haciendo el favor a ese discurso de la extrema derecha. Ahora también se debate sobre si la autodeterminación de género puede suponer un borrado para las mujeres. No entiendo muy bien por qué. En España eso lleva regulado desde 2007. Tenemos organismos internacionales que nos dicen que los informes médicos no son necesarios, que la determinación de género es un derecho humano. Tenemos derecho a sentirnos como queremos sentirnos sin tener que pasar por un proceso muy difícil, muy largo, muy dañino, que lo que hace es abocar a la persona que lo transita a una situación de marginalidad. Las personas trans tienen una situación ya lo suficientemente dramática como para caricaturizar sus formas de ser y de vivir. Estamos hablando de un colectivo en el que más de un 70% dice que su situación es casi de pobreza. Más de un 60% dice que se siente discriminado cuando va a recibir atención sanitaria. Nadie dice ‘me voy a poner una peluca y voy a ser quien soy'. Esto no es así y decirlo es un discurso bastante peligroso. Sin ir más lejos, en España se ha regulado en ocho comunidades autónomas. Incluso tenemos jurisprudencia que nos dice que tenemos que seguir ampliando esa ley de 2007 y seguir avanzando para cumplir con los estándares internacionales. Estamos hablando de derechos humanos, y precisamente eso es lo que hace que se ponga una ley trans en el pacto de gobierno. Creo que no es un debate real, es algo que ya se había aceptado, que ya era así y que tiene que ser así en una democracia sana, real y moderna.

P. Se critica que al primar el género, será imposible manejar los datos, por ejemplo, de violencia contra las mujeres.

R. De hecho, ni siquiera los datos que tenemos son reales. La ley de 2004 considera que violencia es lo que pasa dentro de la casa con tu pareja o expareja. Uno de los primeros objetivos que nos pusimos fue avanzar con el pacto de Estado en materia de violencia de género para estudiar los indicadores y ver cómo tener datos mucho más rigurosos para hacer políticas públicas más eficaces. Nos hacían falta muchísimos más datos de los que disponíamos sobre cuántas víctimas de trata por explotación sexual hay y mujeres en contextos de prostitución, por ejemplo. Pero insisto, el quid de la cuestión de lo que usted plantea al final es el mismo. No sé cómo todo eso puede hacer que se borre el papel de las mujeres. Insisto, es un discurso peligroso. Pensamos que la derecha está encantada con nuestro debate y con esto de que las feministas estén en desacuerdo. Pero es verdad que en el feminismo siempre hay debates.

“Nadie dice ‘me voy a poner una peluca y voy a ser quien soy’. No es así”

P. Este debate está siendo intensísimo. Y parte de las feministas del PSOE están en esa posición.

R. Yo le hablo como secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género, y me rijo por un pacto de gobierno que hemos firmado entre el PSOE y Podemos. ¿A qué se compromete? A que va a haber una ley trans y una ley LGTBI. Por supuesto, hay debates que están en la calle y que nosotras recogemos. Podemos escuchar todos los debates que haya, pero para nosotras son derechos humanos que tenemos que respetar sí o sí, y vamos a legislar en función de eso. Nosotras no vamos a poner en cuestionamiento que las personas trans tengan derecho a la determinación de género. Es como decir que las mujeres no sufrimos violencia por el hecho de ser mujeres. Esto es incuestionable y quien lo diga puede estar haciendo un flaco favor a los derechos de las mujeres y es lo que está haciendo la extrema derecha. Los derechos humanos no se cuestionan, son los que son y nosotras como poderes públicos tenemos que garantizarlo y trabajar para ello.

P. Durante el confinamiento subieron las llamadas al 016, han bajado los asesinatos machistas, cuyo repunte auguran los expertos con la nueva normalidad ¿Qué se está haciendo?

R. Aprobamos un real decreto que declaraba como esenciales los servicios de atención a víctimas de violencia machista, entre ellos el 016, para que siguiese funcionando de forma continuada. También pusimos en marcha un mecanismo para que por WhatsApp las mujeres pudiesen solicitar ayuda y recibiesen atención psicológica por mujeres formadas para ello. Eso ha sido también importante porque muchas mujeres lo han utilizado, por desgracia. Y otro punto que para mí es especialmente importante, porque es la primera vez que se hace en este país, es que las víctimas de trata con fines de explotación sexual y las mujeres en contextos de prostitución pudiesen acceder a los servicios de protección como víctimas, sin que hubiese un proceso judicial abierto. Según los datos que se manejan en la Delegación de Gobierno contra la violencia de género, a partir de los informes de las entidades que trabajan con víctimas de trata y explotación sexual, en 2018, 13.317 mujeres fueron explotadas sexualmente en España, de las cuales 4.300 eran víctimas de trata. Naciones Unidas y el Consejo de Europa nos han puesto como ejemplo. Hay un paquete de medidas de derechos sociales que hemos llamado las medidas de escudo social, que tenían especial incidencia en este tipo de casos. Por ejemplo, no solamente el ingreso mínimo vital, sino el fin de los desahucios. El fin de los cortes de suministro de agua y gas. Todo ese tipo de cosas ha tenido una especial incidencia en las mujeres en situaciones de mayor vulnerabilidad.

“Soy abolicionista y creo que ese es el camino en materia de prostitución”

P. Se espera que haya más muertes durante la desescalada.

R. Lamentablemente. Está la violencia de control. Cuando la víctima recupera parte de su libertad, el maltratador siente que pierde ese control y lo vuelve más agresivo. Lo tenemos que prevenir y detectar. También hay indicadores que nos preocupan. Han aumentado mucho las visitas a contenido pornográfico agresivo durante el confinamiento. Nos preocupa que se pueda traducir en prácticas violentas. Y que las parejas que no conviven juntas, sobre todo las jóvenes, ahora se vuelvan a ver en una situación de agresión directa, que se salten órdenes de alejamiento... Tenemos que mantener todos los dispositivos de atención mínima hasta septiembre o que incluso se queden en el tiempo.

P. ¿Qué van a hacer para ayudar a la corresponsabilidad?

R. Necesitamos un pacto de Estado por los cuidados. Lo propusimos en el Congreso y esperamos desarrollarlo. Y luego hay dos leyes en las que trabajamos con el Ministerio de Trabajo. Una de ellas es la ley de tiempo corresponsable: como en el pacto por los cuidados, necesitamos la implicación de la patronal, de los sindicatos, de la sociedad civil. Y la otra, la ley de trabajo a distancia o de teletrabajo.

P. ¿Cuál es la posición del ministerio sobre la prostitución?

R. Bueno, es un debate que está abierto. Yo personalmente me considero abolicionista y creo que ese es el camino, sin duda. Nosotros tenemos una responsabilidad de desarrollar políticas públicas y sinceramente, yo aquí destaco una cosa: estoy bastante orgullosa de que este ministerio haya avanzado en la garantía de derechos de las mujeres que puedan estar en contexto de prostitución. El primer paso para nosotras ha sido proteger a las mujeres y darle salida a la situación de violencia que puedan estar viviendo y responder a sus necesidades vitales. Y a partir de ahí reconocemos que hay un debate abierto, que hay feministas abolicionistas y feministas que lo ven de otra forma.



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Sobre la firma

Ana Alfageme
Es reportera de El País Semanal. Sus intereses profesionales giran en torno a los derechos sociales, la salud, el feminismo y la cultura. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactora jefa de Madrid, Proyectos Especiales y Redes Sociales. Ejerció como médica antes de ingresar en el Máster de Periodismo de la UAM y EL PAÍS.

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