_
_
_
_
_

España es un grado más cálida que hace sesenta años y menos lluviosa

El primer informe anual del estado del clima de la AEMET refleja una bajada moderada de las precipitaciones

Esther Sánchez
Un termómetro en Logroño, durante la ola de calor de julio del año pasado.
Un termómetro en Logroño, durante la ola de calor de julio del año pasado.ABEL ALONSO (EFE)

El calentamiento no solo no cesa, sino que se está acelerando en las últimas décadas. Es la conclusión del primer informe anual del estado del clima realizado por la Agencia Española de Meteorología (AEMET). El documento, que ha presentado este jueves la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, muestra una España con los termómetros al alza y con menor disponibilidad de agua que hace 50 años. Los investigadores establecen un incremento de temperatura de unos 0,3 grados por decenio desde la década de 1960, lo que da un aumento de aproximadamente 1,7 grados hasta ahora.

Una cifra con matices, porque “es un periodo corto de tiempo y coincide con que los setenta fueron muy fríos y la década actual muy cálida”, aclara Rubén del Amo, portavoz del organismo público. Si se analizan espacios más largos, el incremento de temperatura baja y se sitúa en un grado. El calentamiento es más importante en verano que en el resto de las estaciones y “es ligeramente superior al detectado para el conjunto de los continentes en el período 1850-2012”, acota el informe.

“España y la región mediterránea se están calentando más rápido que el resto del planeta, pero el Ártico también”, apunta Del Amo. La temperatura en la zona mediterránea ha llegado ya a los 1,5 grados con respecto a los niveles preindustriales (se calienta un 20% más rápido que la media de todo el planeta, según el estudio Riesgos asociados al cambio climático en la región mediterránea). El acuerdo de París prevé limitar el incremento de temperatura a 1,5 grados de media en todo el planeta.

En esta situación, 2019 se ha convertido en el sexto año más cálido en España desde el comienzo de la serie en 1965, siguiendo la estela tórrida de este siglo, que ostenta el récord de aglutinar a ocho de los 10 años más cálidos detectados. La temperatura media del año pasado fue de 15,9 grados, 0,8 por encima del valor medio anual. 2020 va por el mismo camino. El calor, que ha caracterizado a sus primeros cinco meses, situará al primer semestre de este año entre el primero y el segundo más caluroso, ha adelantado la AEMET.

Las precipitaciones también cotizan a la baja en los últimos 50 años, pero de forma “moderada”. La agencia meteorológica ha utilizado un estudio científico que cifra la disminución en 18,7 litros por metro cuadrado de la década de los sesenta a la actual. “Esto es entre un 2,5% y un 3%, que no es mucho, pero afecta a las plantas, que tienen menor disponibilidad de agua debido a que el aumento de temperaturas hace crecer la evaporación en los suelos”, explica el portavoz de la AEMET.

Fernando Valladares, profesor de investigación del CSIC y especialista en cambio climático, explica que la combinación de subida de temperaturas y bajada de las lluvias “aunque sea pequeña” provoca una amplificación de los efectos de ambos fenómenos. “La vegetación y los árboles sufren, no se llegan a reponer, porque cada año va sumando sobre el anterior y repercute en que hay más mortandad y menos vigor en las especies”, describe. En los lugares que se riegan con agua de embalses o acuíferos se nota menos, “porque aunque necesites más agua, la tienes”.

Material incendiario

Los animales también sufren las consecuencias, porque les puede afectar en el crecimiento, en tener crías más débiles o pueden aparecer anomalías en animales como el oso, que, al no conseguir comer suficiente (porque no encuentran la comida vegetal que consumen) antes de la hibernación, podría provocar que esta se acortase. Al mismo tiempo, la vegetación se va secando y se acumula. “Son los ingredientes perfectos, combustible y sequías que se amontonan y que pueden provocar grandes incendios”.

Aparte de que llueve algo menos en promedio, hay una tendencia a que el agua que cae en un año lo haga de forma menos eficiente, añade Valladares. “Si, además de perder un 3%, los 500 litros que llovía en tres meses, lo hace en un mes y a veces de forma torrencial, se produce erosión y se pierde suelo fértil”.

Más información
El aumento de la temperatura media en España desde 1901, en barras de colores

En 2019, se produjeron más de 17.177 avisos por fenómenos adversos (olas de calor, temporales, tormentas, vientos...). De ellos, 14.060 correspondieron al nivel amarillo, 2.918 al naranja y 199 al rojo (el 1,2% del total). Aunque, en su conjunto, el año pasado fue normal en cuanto a precipitaciones medias, la AEMET destaca un episodio de fuertes lluvias, que tuvo lugar entre los días 10 y 15 de septiembre en el sureste peninsular y Baleares. Las precipitaciones superaron los 200 mm y afectaron a una extensión de más de 300 kilómetros cuadrados provocando inundaciones en amplias zonas de las provincias de Alicante y Murcia. Se registraron récords de precipitación en varias estaciones como en Ontinyent (serie centenaria) con 298,8 litros por metro cuadrado, en Murcia/San Javier llegaron a los 203,7, en Alicante-Elche/aeropuerto se recogieron 152,6 y en Almería/aeropuerto, 103,9.

En el resto del mundo la situación no es mucho mejor. La temperatura media global de 2019 superó en 1,1 grados la del promedio 1850-1990, que representa las condiciones preindustriales. En Europa, fue el año natural más cálido desde 1979, en el que comenzaron los registros, con una temperatura media 1,2 grados mayor al periodo 1981-2010.

La ola de calor que asfixió al norte y batió récords

España enfrentó el año pasado tres olas de calor, la más importante por su intensidad fue la del 26 de junio al 1 de julio. Se superaron los 43 grados en puntos del nordeste peninsular y se batieron numerosos récords absolutos de temperatura máxima anual. Está empatada en cuanto a temperatura con otra de 1987 como las más intensas. De 1975 a 2018 se registraron 57 olas de calor en España (el recuento no incluye Canarias, que se rige por criterios de medición distintos de los del resto del territorio). Las olas de calor se cuantifican por la intensidad (temperaturas máximas), extensión (número de provincias) y duración. El episodio más duradero se experimentó en 2015. Se inició un 27 de junio y se extendió durante 26 días, en los que se alcanzó una temperatura máxima media de 37,6 grados en las 29 provincias afectadas. En agosto de 2012, otra, de cuatro días de duración y 39,5 grados de máxima media, afectó a 40 provincias.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Esther Sánchez
Forma parte del equipo de Clima y Medio Ambiente y con anterioridad del suplemento Tierra. Está especializada en biodiversidad con especial preocupación por los conflictos que afectan a la naturaleza y al desarrollo sostenible. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y ha ejercido gran parte de su carrera profesional en EL PAÍS.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_