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La crisis del coronavirus agudiza el choque de Bukele con el resto de poderes en El Salvador

El país entra en un limbo legal por las virulentas medidas de confinamiento impuestas por el mandatario y rechazadas por la Asamblea y la Justicia

Jacobo García
Personal médico, ante el monumento al Divino Salvador este miércoles en San Salvador.
Personal médico, ante el monumento al Divino Salvador este miércoles en San Salvador.YURI CORTEZ (AFP)

El desafío del presidente de El Salvador Nayib Bukele al resto de poderes del Estado dio un paso más con el coronavirus como excusa. “No entiendo el deseo mórbido que tienen de que nuestra gente muera, pero juré que cumpliría y haría cumplir la constitución. Así como no acataría una resolución que me ordene matar salvadoreños, tampoco puedo acatar una resolución que me ordena dejarlos morir”, escribió el miércoles Bukele en Twitter, cuando se enteró de varias sentencias que ponía un alto a sus polémicas medidas de confinamiento.

Bukele se ha negado a acatar una resolución del Tribunal Constitucional que limita los poderes del Gobierno argumentando que nada está por encima del “Derecho constitucional a la vida y salud del pueblo". El origen del último enfrentamiento entre Bukele y los poderes judicial y legislativo, está en el llamado Decreto ejecutivo 19, emitido el lunes para mantener ciertos poderes después de que la Asamblea se negara a prorrogar el “Estado de Excepción” vigente.

Desde el 21 de marzo, cientos de personas han sido detenidas por violar la cuarentena, según los criterios de las fuerzas de seguridad, y llevadas a centros de contención donde las organizaciones de derechos humanos dicen que en realidad corren más riesgo de contagio debido a la falta de aislamiento. El argumento del Alto Tribunal es que el Gobierno no tiene poder para restringir la Constitución y los jueces sentenciaron que las detenciones deben seguir las reglas establecidas, dictadas por la Asamblea Nacional. “Cinco personas no van a decidir la muerte de cientos de miles de salvadoreños. Por más tinta y sellos que tengan”, volvió a escribir Bukele quien calificó de “chiste” la decisión.

Desde que a mediados de marzo se detectaron los primeros casos, el presidente Nayib Bukele ha sido uno de los mandatarios más rápidos y radicales en la toma de medidas para lograr el confinamiento de la población. El temor a que el virus se extendiera sin control y destrozara el raquítico sistema público de salud del país centroamericano encendió la luz de alarma.

Sin embargo, las medidas de confinamiento están golpeando duramente a las clases populares, en un país donde el 70% de la población trabaja en la informalidad. Paralelamente, ha dado la excusa perfecta a Bukele para ridiculizar la Asamblea, de mayoría opositora, e imponer el giro autoritario que ha exhibido en los últimos meses.

Desde hace dos semanas la policía y el Ejército tienen potestad para detener a cualquier persona que esté en la calle y llevarla a un centro, obligada a cumplir cuarentena en condiciones de hacinamiento e insalubridad. Hasta el martes, 4.236 personas estaban detenidas en 87 centros de contención, incluidas algunas por salir de casa y otras después de regresar del extranjero. El primero de abril, un hombre murió tras no recibir atención médica adecuada. “Si no agarrás el coronavirus fuera, lo agarrás ahí dentro”, ironiza un periodista de un diario salvadoreño, que prefiere no dar su nombre, sobre las condiciones del lugar.

La virulenta cuarentena impuesta ha elevado las denuncias de brutalidad policial por detenciones arbitrarias, vehículos decomisados o balazos para quien incumpla la orden. Según Human Rights Watch (HRW), Bukele ha promovido el uso excesivo de la fuerza y la ejecución draconiana de las medidas ordenadas por su Gobierno. Para la organización de Derechos Humanos sus comentarios en las redes sociales y en cadena nacional han incentivado a los agentes a cometer abusos y dar una respuesta policial desproporcionada. “El Presidente Bukele actúa como si cualquier política fuera válida para detener la propagación, incluidos cientos de arrestos arbitrarios”, denunció José Miguel Vivanco, director para las Américas de HRW.

Bukele ha sido uno de presidentes de América Latina que ha tomado las medidas más drásticas del continente y, por el momento, le ha funcionado la estrategia en lo que al virus se refiere. Hasta el martes se habían registrado 159 casos de contagio y seis fallecidos por covid-19.

Sin embargo, según sus cálculos, debería haber 768 casos pero hay "¡CASI CINCO VECES MENOS¡”, celebró escribiendo en mayúsculas el mandatario en las redes sociales. Paralelamente anunció un pago extraordinario a los “héroes de la salud”, de 150 dólares (unos 140 euros) para cada sanitario y defendió que la legalidad de las medidas adoptadas como parte de las facultades del Ministerio de Salud y acusaba a la Asamblea de extralimitarse y obedecer a “sus financistas”.

Los datos han demostrado que por las buenas o por las malas la gente se está quedando en casa y las calles de El Salvador lucen desiertas a pesar del limbo legal en que han entrado las medidas. Ante este nuevo pulso, y en época de confinamiento, Bukele, un maestro en el manejo de las redes sociales, ha demostrado ser el mejor ubicado para la nueva batalla.

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Sobre la firma

Jacobo García
Antes de llegar a la redacción de EL PAÍS en Madrid fue corresponsal en México, Centroamérica y Caribe durante más de 20 años. Ha trabajado en El Mundo y la agencia Associated Press en Colombia. Editor Premio Gabo’17 en Innovación y Premio Gabo’21 a la mejor cobertura. Ganador True Story Award 20/21.

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