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Ricardo Díez Hochleitner, un hombre volcado en mejorar la educación

A lo largo de su amplia carrera, formó parte de numerosas organizaciones internacionales, presidió el Club de Roma y fue miembro del consejo de administración de EL PAÍS

Homenaje a a Ricardo Díez en Valencia en 2009.
Homenaje a a Ricardo Díez en Valencia en 2009.Tania Castro
Juan Cruz

Lo más cerca que están las biografías del ser humano que fue el bilbaíno Ricardo Díez Hochleitner, fallecido el miércoles a los 91 años en Madrid, la ciudad que eligió para acabar el viaje internacional que fue toda su vida, es esa línea que dedica a decir que fue el padre de siete hijos y de 22 nietos. El resto superaría este artículo.

Estuvo en todas las organizaciones internacionales: el Club de Roma (que presidió), la OEA, el Club de La Haya, la Unesco, el Banco Mundial, y fue subsecretario del Ministerio de Educación en años de Franco. En todo momento se asignó el deber de mejorar la educación.

La combinación de todas esas experiencias fueron, a partir de la fundación de EL PAÍS, también volcadas en este grupo, y en su matriz educativa, la editorial Santillana. De este periódico y del grupo fue consejero desde 1977 a 2001. Ese trabajo suyo dio de sí ideas muy fructíferas para los libros de ensayo dedicados a la ciencia del futuro. Él fue, como subsecretario de Educación, quien convenció a Grande Covián y a Severo Ochoa para que impulsaran aquí la investigación como germen del progreso. Fue un hombre al que daba gusto cederle la palabra, porque escuchaba como nadie, y era culto y simpático, y no alardeaba, sin embargo, sino de sus hijos y de sus nietos.

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