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Más vehículos contaminantes y menos calles en Madrid Central

Almeida mutila la zona restringida y aplica nuevas moratorias

Pablo León
Coches circulando por Madrid Central en septiembre pasado.
Coches circulando por Madrid Central en septiembre pasado. Jaime Villanueva

Madrid Central se ha convertido en una de las pugnas políticas de la capital. Aunque actualmente la zona de bajas emisiones (ZBE) sigue activa, el equipo de Gobierno formado por PP y Ciudadanos ha mostrado su intención de modificarlo. Presentaron su plan, Madrid 360, que todavía no está funcionando, como “más ambicioso” que el actual, pero todos los pasos que han dado ha sido para flexibilizar la vigente normativa, que desde su puesta en marcha ha reducido la contaminación en torno a un 20%, según el balance mensual con datos municipales que realiza Ecologistas en Acción.

El último y más drástico cambio en Madrid Central promovido por el Ayuntamiento llegó la semana pasada: el jueves el alcalde José Luis Martínez-Almeida anunció que recortaba la ZBE. Dos calles de la zona de Moncloa (Mártires de Alcalá y Seminario de Nobles, en el entorno de Moncloa) reabrirán de nuevo al tráfico. Además, en enero de 2020 las restricciones tenían que volverse más exigentes, pero en su última reunión ejecutiva el Ayuntamiento también prorrogó las moratorias a vehículos contaminantes de varios tipos.

A partir del año que viene, los vehículos sin etiqueta no podrán ni circular ni aparcar en Madrid Central. Hasta ahora, si un residente invitaba a un conductor con este tipo de catalogación, sí podía acceder. Ahora, están vetados. Al igual que en la zona SER (Servicio de Estacionamiento Regulado), básicamente el interior de la M-30. Ahí, los vehículos sin etiqueta podrán circular, pero no aparcar en superficie. Sí podrán usar los aparcamientos de la zona o estacionar en la calle fuera del horario del SER. Todas estas normas estaban recogidas en Madrid Central.

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Almeida mantiene una compleja relación con la ZBE. Antes de las elecciones apostaba por su desmantelamiento (de hecho intentó paralizarla, pero varios jueces se lo impidieron); después habló de su mejora y ampliación. Durante la Cumbre del Clima de Madrid defendió Madrid Central y sus buenos resultados; cuando las delegaciones medioambientales de todo el mundo abandonaron la capital, el alcalde volvió a proponer descafeinarla. Eso fue lo que hizo la semana pasada: Almeida ya había anunciado prórrogas de algunas moratorias a los vehículos más contaminantes que cumplían este mes; el pasado jueves las hizo realidad.

Así, los vehículos de profesionales de más de 3.500 kilos podrán acceder a la ZBE hasta diciembre de 2024; los de menos de 3.500, hasta diciembre de 2021 siempre que tengan etiqueta. El Ayuntamiento también tenía la intención de dejar circular también a los vehículos sin etiqueta, pero la norma se lo impide. Sí que podrán pasar, durante un año más, los vehículos sin etiqueta de los padres y madres de alumnos cuyos centros estén en la zona. Las motos de reparto amplían su horario de acceso a Madrid Central (desde las 22.00 a medianoche; a excepción de las que no tengan etiqueta). Los particulares y el resto de motoristas mantienen el límite actual.

Fuentes del Ayuntamiento defienden estos cambios como “mejoras” de la ZBE. La oposición, Más Madrid y PSOE, considera que “quiebran Madrid Central y ponen en riesgo la salud de los madrileños”. A Greenpeace le preocupa la deriva del alcalde: “El confuso mensaje que se están trasladando de que se mejora la ZBE a la vez que se flexibiliza es muy peligroso”, explica Adrián Fernández, responsable de movilidad de la organización ecologista, “ese caos informativo acaba aumentando el tráfico”. Es lo que ocurrió en octubre, cuando tras meses de reducción, el tráfico volvió a crecer.

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Sobre la firma

Pablo León
Periodista de EL PAÍS desde 2009. Actualmente en Internacional. Durante seis años fue redactor de Madrid, cubriendo política municipal. Antes estuvo en secciones como Reportajes, El País Semanal, El Viajero o Tentaciones. Es licenciado en Ciencias Ambientales y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Vive en Madrid y es experto en movilidad sostenible.

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