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Carne ilegal de caballos destinada a los animales del zoo de Vigo se vendió para consumo humano

Las grabaciones judiciales confirman que la trama destapada en 2017 vendió equinos muertos y enfermos

Agentes del Seprona y Europol, en una inspección en el matadero de Astorga en 2017. En vídeo, imágenes de la investigación.
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Horse meat meant for a Spanish zoo was sold for human consumption

La trama de la carne ilegal de caballo desmantelada en España por la Guardia Civil en abril de 2017 vendió para consumo humano parte de la carne que salía del matadero municipal de Toreno (León) para alimentar a los felinos de Vigozoo, el parque zoológico de Vigo, según fuentes de las pesquisas que instruye la juez María Tardón en la Audiencia Nacional. 

El sumario sobre esta red de tráfico de carne equina revela las numerosas tretas empleadas por sus miembros para colocar en la cadena alimentaria carne de caballos muertos, enfermos y sin control sanitario alguno –con la aquiescencia cómplice de veterinarios– y venderla como vacuno o ternera. En las grabaciones telefónicas obtenidas por la Guardia Civil los implicados se refieren a ellos con el eufemismo de "caballos dormidos o tumbados".

En las grabaciones telefónicas obtenidas por la Guardia Civil, los implicados aluden a los animales muertos con el eufemismo de "caballos dormidos o tumbados"

Estas prácticas están saliendo a la luz en la investigación que desarrolla la Unidad Central de Medio Ambiente (Ucoma) de la Guardia Civil en el marco del sumario de la Operación Gazel contra el tráfico ilegal de carne. Esta red tiene ramificaciones internacionales en al menos cinco países y en ella figuran implicadas 65 personas entre ganaderos y empresarios cárnicos, así como cuatro veterinarios y responsables de mataderos de la provincia de León. Las diligencias también afectan a una industria cárnica situada en Valmojado (Toledo) desde la que se enviaron a Bélgica, el 4 de febrero de 2017, productos cárnicos contaminados con listeriosis, según el sumario.

Un informe de la Ucoma incorporado a las diligencias revela que fue la Agencia Federal para la Seguridad de Bélgica la que dio la voz de alarma a España sobre la llegada de carne contaminada con listeriosis, algo más de 3.400 kilos. Un inspector veterinario de Flandes descubrió el 27 de febrero de 2017, en el establecimiento Velda NV, de Lokereenban, 131 (Zele), partidas de carne congelada y contaminada con la bacteria. Esta carne fue adquirida 23 días antes a la firma Codelta-91 de Valmojado (Toledo). El brote de listeriosis de Sevilla que se destapó este pasado verano es diferente de este caso.

Una industria cárnica situada en Valmojado (Toledo) exportó a Bélgica, el 4 de febrero de 2017, más de 3.400 kilos de carne contaminada con listeriosis

El juzgado 4 de Ponferrada inició la investigación en octubre de 2016 por delitos de organización criminal, blanqueo, falsedad documental y contra la salud pública. La juez Tardón, que se ha hecho cargo de las diligencias al afectar la trama a ganaderos, veterinarios y empresarios de siete regiones, está a la espera de nuevos informes sobre este asunto antes de tomar declaración a los principales implicados, algunos de los cuales fueron enviados a prisión al estallar la operación Gazel, que contó con el apoyo de Europol.

El sumario sobre la operación Gazel acredita el descontrol sanitario existente en carne de caballo no apta para el consumo que salía del matadero de Toreno hacia Vigozoo, entre otros destinos. Parte de esa carne ni siquiera llegaba al zoo, se vendía para alimento humano una vez troceada. Un veterinario de Vigozoo se dio cuenta de que algo no cuadraba. La cantidad de carne que compraban para los felinos no se correspondía con la que llegaba, lo que permitía a la red blanquear la carne no apta y venderla al público a un precio muy superior. La carne de caballo es muy apreciada en algunos países europeos.

Cada equino orientado al consumo debe tener una suerte de libro vital, el llamado DIE, que contenga sus características y evolución sanitaria, documentación que debe ser analizada por un veterinario antes y después del sacrificio del animal. En una de las remesas transportadas al zoo de Vigo, el veterinario de esta instalación echó en falta, por ejemplo, 400 kilos de carne y ocho patas de caballo. El veterinario pidió explicaciones al matadero de procedencia, el de Toreno, pero no obtuvo respuesta.

Dinero negro y crueldad animal

La red utilizó dinero negro para pagos y cobros, para encubrir compraventas de animales y evitar que la Agencia Tributaria controlase sus transacciones. Unos 18.000 caballos han pasado por las manos de esta trama en los últimos años, con beneficios anuales de unos veinte millones de euros.

La investigación también ha acreditado que la red llegó a destinar para el consumo humano carne de caballos muertos. La red introdujo en el matadero de Toreno equinos a los que los propios implicados denominan en las grabaciones interceptadas “caballos dormidos o tumbados”. En ocasiones, y en horas nocturnas, el matadero abría sus puertas para sacrificar animales al margen de los controles sanitarios preceptivos. Algunos llegaban muertos y otros con enfermedades.

La entrada de este ganado al matadero se efectuaba en connivencia supuestamente con responsables de la instalación y al margen de los obligados controles veterinarios “ante mortem y post mortem” de los animales. Parte de la carne ilegal se vendía en Europa tras pasar por la cárnica de Valmojado (Toledo). Muchos de los animales procedían del norte de España y de Portugal.

La investigación ha aireado también prácticas de crueldad extrema con animales. Es decir, personas concertadas y carentes de cualificación y preparación hacían rajas y cortes en la piel de algunos animales para cambiarles el chip de identificación. El objetivo era “blanquear los caballos e introducirlos sin control en la cadena de sacrificio animal”, señalan fuentes jurídicas.

"Y lo hacían sin miramiento alguno ante el estrés y dolor al que sometían a los caballos. Se servían de un ecógrafo para localizar el chip, que extraían de forma rudimentaria". "Esta práctica”, añaden, “ha sido detectada en la comarca de Reinosa (Cantabria), donde determinados días se agrupaba a los animales para, uno tras otro, extraerles el chip y cambiarlos por los de otros animales que sí disponían de toda la documentación en regla. Tras curarles las heridas, los vendían para que fueran sacrificados”. La Guardia Civil sorprendió a ganaderos mientras realizaban esta práctica.

En la cúspide de esta organización criminal la Guardia Civil sitúa a un ciudadano holandés residente en Calpe, Alicante, Johannes Fasen, investigado en varios países europeos por traficar con carne ilegal. Al estallar la operación Gazel, una juez de Ponferrada envió a Fasen a prisión en ejecución de una orden europea de detención procedente de Bélgica, donde también traficó con carne ilegal. Su máxima colaboradora en la trama es Patrice Grima, investigada en las diligencias de la juez Tardón. Fasen, considerado el capo de la carne de caballo en Europa, fue detenido el pasado julio en Calpe a petición de Francia, que le buscaba por una estafa alimentaria y pesaba sobre él una condena de cárcel.

Equinos con documentos falsos

El primer juzgado que instruyó este tráfico ilegal de carne, el número 4 de Ponferrada, señala en un auto que "el fin último de esta organización es poner dentro de la cadena de alimentaria humana, a nivel nacional e internacional, equinos, productos o subproductos, no aptos para el consumo humano, sin control sanitario alguno previa falsedad de sus documentos de identificación”.

El juez explica que a los mataderos de Astorga y Toreno, en León, llegaron ejemplares de raza equina amparados con documentos que no se corresponden con los reales de los animales y que en muchos casos carecían de control sanitario en la explotación de origen, algunas de ellas portuguesas. En el matadero de Toreno, la investigación sitúa como implicado a Fernando de Sousa, quien, según el juez, “introducía carne en forma de subproductos en cadenas de supermercados de ámbito nacional, generando un riesgo para la salud pública".

En la nave de Valmojado, los agentes hallaron carne con “nódulos de melanoma maligno”. Mucha de esta carne acabó en Europa de la mano de los dos principales cabecillas de la red, Johannes Fasen y Patrice Grima, quienes vendían la carne en Bélgica e Italia. Y, posiblemente también, en Francia y Holanda, según las pesquisas.

Europol intervino en Italia partidas de carne puestas a la venta en dos grandes supermercados nacionales de ese país. La carne procedía del matadero de Astorga y contenía sustancias prohibidas como Fenilbutazona y Ossifenilbutazona. En Bélgica, las autoridades se incautaron "de 3.426 kilos de carne congelada (cinco paquetes) con origen en la empresa de Valmojado". Esa carne presentaba valores muy elevados de sustancias prohibidas, según un dictamen de la Universidad de Gante.

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