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TABAQUISMO

¿Por qué Sanidad financia solo una de las tres terapias para dejar de fumar?

Varias sociedades médicas y profesionales cuestionan la decisión de subvencionar una alternativa

Pablo Linde
Medicamento Champix, indicado para dejar de fumar.
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Tres tratamientos farmacológicos han demostrado científicamente que pueden ayudar a dejar de fumar: combinados con intervención conductual multiplican el éxito hasta por cuatro. Los tres se usan en las consultas de medicina primaria y en las especializadas de desintoxicación tabáquica. La elección de uno u otro depende de las características del paciente, de los años que lleve fumando, de la cantidad de cigarros al día… El ministerio de Sanidad ha anunciado esta semana que financiará parcialmente solo uno de ellos a partir de enero de 2020: la vareniclina, que tiene patente de Pfizer y en España se comercializa únicamente bajo la marca Champix.

Aunque muchos de los especialistas y sociedades médicas (como la de neumología) que tratan esta adicción han aplaudido la medida, otros se preguntan por qué solo se financia una. Otras voces, incluso, cuestionan que sea pertinente subvencionar el tratamiento contra el tabaco, cuando realmente no suele suponer un esfuerzo económico adicional para el paciente: por lo general desembolsan menos dinero del que gastaban en cajetillas.

“La vareniciclina es el primero que se va a incluir en la prestación farmacéutica del Servicio Nacional de Salud (si el laboratorio no presenta alegaciones al acuerdo adoptado en la Comisión Interministerial). Y ha sido el primero porque la experiencia Navarra demuestra que tiene más utilización. Pero también están en estudio otros medicamentos o tratamientos”, explica una portavoz del ministerio de Sanidad.

Navarra fue la primera comunidad autónoma que financió estas terapias. Comenzó en diciembre de 2017, pero no se limitó a subvencionar un fármaco, sino que lo hizo con las tres alternativas: la vareniclina, la terapia sustitutiva de nicotina y el bupropión, cuya marca comercial más conocida es Zyntabac (de GlaxoSmithKline), pero que está libre de patente y es vendido también como genérico. Marian Nuin, directora Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra, califica la iniciativa de “éxito”. Tras el primer año hicieron una evaluación y el 35% de los pacientes que se sometió a terapia acompañada de seguimiento seguía sin fumar. Los dos fármacos presentaron un índice similar de éxito (algo superior al 37%), mientras que el de la nicotina bajó al 23%. Las tasas de éxito crecen cuanta más educación en torno al tabaco se suministra a los fumadores, hasta superar el 40%. “Financiamos los tres porque cada uno tiene unas características, unas indicaciones y unas contraindicaciones; según la persona, le puede ir mejor uno u otro”, explica Nuin.

Los tratamientos, en cifras

Tasa de éxito. Los especialistas cifran las tasas de éxito entre quienes tratan de dejar de fumar por sí mismos entre un 5% y un 10%, algo que puede ascender hasta a un 40% si se acompaña de fármacos, apoyo psicológico y supervisión especializada.

Los tres fármacos. Según una revisión de estudios de 2008, la vareniclina presenta una tasa de abstinencia seis meses después del abandono del 33%, frente a un 26,5% del parche de nicotina y un 24,2% del bupropión.

Tabaco en España. El Ministerio de Sanidad calcula que la financiación del fármaco beneficiará a más de 70.000 fumadores.

Esto es lo que reclama la Sociedad Española de Especialistas en Tabaquismo (SEDET). “Si bien es cierto que la vareniclina es algo más efectiva que las otras dos a nivel general, no es así en todos los pacientes, debido en parte a interacciones con otros fármacos, contraindicaciones o efectos secundarios”, argumenta en un comunicado. Según su posición, para un correcto tratamiento del problema del tabaquismo, los terapeutas responsables del proceso de deshabituación deben tener capacidad de elegir el tratamiento más conveniente en cada paciente, de forma individualizada. “Esto solo puede darse en condiciones de igualdad en cuanto a su financiación”, sentencian.

En el mismo sentido se manifiesta Mónica Pérez Ríos, coordinadora del grupo de tabaco de la Sociedad Española de Epidemiología: “La financiación pública me parece una buena medida, pero ¿por qué solo uno? ¿por qué se dejan fuera bupropión o los parches de nicotina, que son el tratamiento de primera elección para muchos pacientes?”

Vicente Baos, médico de familia y miembro de la Red de Expertos de la Agencia Española del Medicamento es uno de los que cuestiona incluso la subvención del Champix: “Vemos en consulta que el dinero no es el motivo por el que la gente no deja de fumar; es más cara una cajetilla diaria que el tratamiento”. Baos cree que la financiación del fármaco puede incluso banalizar el hecho de dejar de fumar, que es un proceso que requiere una “gran esfuerzo”. Teme que algunos fumadores vayan a la consulta reclamando el medicamento sin una verdadera motivación para desintoxicarse, con el coste que esto supondrá para las arcas del Estado. Contrapone que, mientras, existen laxantes de uso frecuente en personas mayores que no son financiados.

Aunque otros colegas se han posicionado en el mismo sentido de Baos, la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen) se encuentra entre las que califican de "muy buena noticia" la financiación del fármaco, algo que llevaban reclamando desde hace tiempo. "Lo lógico es que se financiaran los tres grupos de tratamiento, pero es verdad que en igualdad de condiciones el más efectivo es la vareniciclina", razona José Luis Díaz-Maroto, coordinador del grupo de Tabaquismo de la Semergen, que la semana que viene celebra su congreso anual y tratará el tema. Defiende la financiación del tratamiento para el tabaquismo porque "es una enfermedad y debe ser tratada como tal".

Otras medidas

Esteve Fernández, director de la Unitat de Control del Tabac de l’Institut Català d’Oncologia (ICO), cree que este anuncio puede producir un “efecto llamada” a los fumadores para que acudan a las consultas y se interesen por dejar de fumar. Pero también advierte de que no es una “varita mágica”. Fernández piensa que existen otras medidas no sanitarias que podrían ser más beneficiosas, como la subida del precio de las cajetillas: “Estamos en 4,5 euros, la media europea. Pero en el Reino Unido cuesta 10; tenemos mucho margen de mejora. Esto, junto a un envase neutro, sin logotipos de marcas, puede tener efectos muy positivos", asegura.

Todos los especialistas consultados coinciden en que el fármaco por sí solo no es suficiente. Cristina García Quero, jefa de la Unidad de Tabaquismo del hospital Carlos III de Madrid, explica que los medicamentos actúan sobre la adicción física, pero que existe también un componente psicológico muy importante, que es necesario atender. Cifra la tasa de éxito en los fumadores que tratan de dejarlo por su cuenta sin ayuda entre un 5% y un 10%, algo que puede ascender hasta a un 40% si se acompaña de fármacos, apoyo psicológico y supervisión especializada. “Dejar de fumar parte de la convicción. El medicamento facilita el proceso, pero es complementario a un trabajo conductual. Elegimos terapia de nicotina, Champix o Zyntabac según el paciente y sus antecedentes médicos”, resume.

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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