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Francia regula la circulación de patinetes eléctricos

Conducir por las aceras estará multado con 135 euros

Una mujer se traslada en un patinete eléctrico, en una imagen de archivo
Una mujer se traslada en un patinete eléctrico, en una imagen de archivoGIANLUCA BATTISTA
Silvia Ayuso

Los tiempos de los paseos con patinete y a lo loco tienen los días contados en Francia. El Gobierno de Emmanuel Macron ha anunciado este sábado la inclusión en el código de circulación de los patinetes eléctricos y otros dispositivos similares de movilidad personal. A partir de septiembre, comenzarán a regir las restricciones y limitaciones a su uso bajo pena de fuertes multas.

Entre las principales medidas figura la limitación a 25 kilómetros por hora de la velocidad máxima de estos dispositivos, que además tendrán prohibido circular por las aceras, salvo en aquellas específicamente señaladas por las alcaldías. Allí donde existan, deberán hacerlo por las vías para bicicletas y, si no, en las carreteras que tengan una velocidad máxima de 50 kilómetros por hora.

La rápida expansión de patinetes eléctricos es una “buena noticia” porque “responde a una necesidad de movilidad” y, además, “no contaminan”, dijo la ministra de Transporte, Elisabeth Borne, al diario Le Parisien. Pero al mismo tiempo, apostilló, su desarrollo ha sido “un poco anárquico” y el uso de estos dispositivos por las calles de las ciudades de todo el país, especialmente en París, se ha convertido en una especie de “ley de la jungla” que hacía necesaria su regulación. Algo que han emprendido de forma conjunta su ministerio y el de Interior, con el resultado de la inclusión de estos dispositivos en el código de circulación y la emisión de normas para su uso.

El uso de patinetes eléctricos y demás dispositivos (como mono-ruedas u hoverboards) quedará prohibido a los menores de 8 años. Hasta los 12, los niños deberán portar casco para montarlos. El patinete eléctrico será además de uso exclusivamente personal, es decir, no se podrá llevar a un pasajero, como es habitual ver hasta ahora en ciudades como París. También queda prohibido el uso de cascos de música o cualquier aparato que limite la capacidad de escucha del conductor. Los patinetes deberán además de estar equipados con luces delanteras y traseras y, durante la noche o en momentos de escasa visibilidad, sus usuarios deberán portar algún elemento reflectante.

La nueva normativa también hace referencia a un problema recurrente en las ciudades: el estacionamiento descontrolado de estos dispositivos, que hace que a menudo bloqueen las aceras o accesos peatonales, algo que ahora estará prohibido bajo pena de multa. Estas van desde los 35 euros por no respetar las reglas de circulación a los 135 si se circula por una acera no autorizada. Conducir estos dispositivos a más de los 25 kilómetros por hora a los que quedan limitados conllevará una sanción de 1.500 euros.

Los patinetes eléctricos han vivido una fuerte expansión en Francia los últimos dos años. Según la Federación de Profesionales de la Micromovilidad de Francia, la venta de patinetes eléctricos aumentó un 129% en 2018, hasta los 232.749 dispositivos, algo que en parte se debe a su mayor asequibilidad: el precio medio es de 490 euros (22% menos que en años anteriores). A ellos se unen los patinetes eléctricos de libre servicio que hay en las principales ciudades del país, donde ofrecen sus servicios diez operadores distintos.

Una situación que ha llevado a urbes como París a adelantarse a las disposiciones generales ahora anunciadas. La capital francesa ya multa con 135 euros la circulación de patinetes sobre aceras no autorizadas.

Según el Gobierno, la Comisión Europea ha sido notificada ya de estas nuevas disposiciones, que serán también presentadas al Consejo Nacional de Evaluación de Normas (CNEN) y al Consejo de Estado. El Ejecutivo estima que podrán entrar en vigor con el nuevo curso escolar, el próximo septiembre.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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