Misha Tumasov: “En Rusia ahora está de moda ser homófobo”
El presidente de la asociación LGTBI más grande de Rusia afirma que los ataques a homosexuales han crecido un 30% el último año
Para Misha Tumasov (Astracán, Rusia, 1975) ser activista nace en “la naturaleza de uno mismo”, como también sucede con la condición sexual, y que quien lo es no deja de serlo aunque esté en riesgo su vida.
“En Rusia, los activistas tenemos problemas, pero no solo los LGTBI, también todos los que luchan para que se cumplan los derechos humanos”, cuenta Tumasov, presidente de Russian LGBT Network, la organización de lesbianas, gais, bisexuales y transexuales más grande de Rusia. Desde que en 2013 el Gobierno del presidente Vladimir Putin aprobó la ley de antipropaganda homosexual —una norma que condena con multas y penas de cárcel la difusión de cualquier tipo de información o promoción LGTBI a menores de edad—, la situación de dichos colectivos ha empeorado, relata este activista. Razón por la que, de la mano de la asociación The Equality Advocacy Project, ha visitado España para concienciar a otros países de la situación que están viviendo miles de personas en Rusia. Muchas de ellas, detalla, se están viendo obligados a exiliarse por este motivo.
“En Rusia está de moda ser homófobo. El año pasado las agresiones homófobas crecieron un 30%. De media, dos personas sufren una agresión al día, pero no son cifras reales, ya que solo una pequeña minoría es la que denuncia”, explica Tumasov. Habla por experiencia propia. Hace seis años le pegaron una paliza que le llevó a estar hospitalizado varios días.
El problema, en su opinión, no solo es social, sino político. “Hay bandas organizadas intentando encontrar a gente homosexual para amenazarla y pegarle. El Gobierno no solo no hace nada, sino que se sigue negando a investigarlo”, denuncia el activista.
La legislación vigente en Rusia prohíbe a las personas LGTBI mostrarse públicamente como modelos positivos frente a los menores. De hacerlo, pueden ser acusados de estar fomentando la homosexualidad en menores. “En la calle, no puedes entregar ni un panfleto explicando qué es una persona LGTB. Por ejemplo, cuando se estrenó en cines Bohemian Rapsody [película basada en la vida del músico homosexual Freddie Mercury] el Gobierno la ha calificado para mayores de 18 años y se han dado casos de que varios padres han ido con sus hijos de 14 años al cine y los han echado de la sala”.
Medios controlados
Pese a que en Rusia las personas LGTBI pueden crear asociaciones, la legislación “les pone trabas” a la hora de abrir una cuenta en un banco o hacer ingresos desde el extranjero, lo que limita las donaciones. Tumasov asegura que la mayoría de los medios de comunicación los controla el Estado, “lo que ha hecho que muchos activistas se nieguen a participar en ellos”. No obstante, el presidente de Russian LGTB Network afirma que existe un pequeño grupo de medios independientes, que, pese a la actual ley, explican lo que está pasando.
“Hace dos meses, 15 países —España no se encontraba entre ellos— pidieron explicaciones a Moscú por la violación de los derechos humanos a personas LGTBI. Y hace solo unos días el Gobierno aseguró que no había recibido ninguna petición. Es muy raro. Si no tiene constancia o es que no es muy competente o miente”, dice sobre el Ejecutivo de Putin.
Una "sociedad ignorante"
La organización que preside Tumasov está formada por 30 subgrupos que trabajan en el ámbito nacional y local. Ofrecen ayuda psicológica y legal gratis a personas LGTB. Tienen un teléfono y un chat abierto las 24 horas para que quienes sufran una agresión puedan pedir ayuda. "Es muy difícil porque en Rusia conviven ocho franjas horarias distintas", explica. Cada año, la organización realiza un foro donde se reúnen todas las asociaciones de este colectivo del país. "Es muy inspirador. La gente habla, cuenta sus experiencias y se les informa". También se invita a otras ONG —este año ha ido Cruz Roja— para realizar un espacio de trabajo común que alcance a todo el mundo.
Pese a la línea del Gobierno de Putin y el ambiente social antihomosexual en Rusia, Tumasov dice que, finalmente, habrá luz al final del túnel. No obstante, asegura, no se trata de una transformación rápida, sino una estrategia a largo plazo. “En mi opinión, el cambio no será en la próxima década, pero finalmente sucederá, porque la sociedad rusa no es homófoba sino ignorante”.
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