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Destrucción de documentos, dimisiones y desbandada

Varios empleados afirman que una de las trabajadoras eliminó expedientes con datos privados

Las ondas causadas por la revelación de irregularidades en la gestión de la fundación Afal Futuro se están multiplicando. La semana pasada, varios trabajadores de la residencia Eulen Santo Domingo —que tiene un acuerdo con la entidad tutelar investigada por la Fiscalía de Madrid— han presentado denuncias internas en las que aseguran que se ha destruido documentación confidencial. Los empleados afirman que una de las trabajadoras sociales del centro eliminó expedientes datados entre 2010 y 2012, documentos que incluían informes con datos privados sobre enfermos, sus familiares y también sobre sus tutores.

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La cantidad de expedientes eliminados fue tal, afirman, que la trabajadora social atascó la trituradora y pidió ayuda a otras personas para arreglarla y poder seguir usándola. En Eulen Santo Domingo han residido algunos de los tutelados por Afal Futuro, cuyos casos están siendo investigados por la fiscalía. En ese centro fue ingresada entre 2009 y 2012 María Jesús Moreno, por ejemplo, incapacitada con demencia y síndrome de Diógenes, y allí redactó supuestamente un testamento hológrafo que ahora está bajo sospecha de haber sido falsificado por la cúpula de la fundación.

La responsable técnica de las residencias de Eulen, María Sánchez, ha negado que el centro haya destruido documentación. Ante las denuncias internas de diversos testigos, Sánchez asegura que se trasladaron expedientes “para fotocopiarlos”. Sin embargo, fuentes internas del centro aseguran que no hay constancia de que esos archivos hayan vuelto a la residencia. Salomé Martín, directora técnica del grupo y quien cerró el acuerdo de colaboración con la presidenta de Afal, Blanca Clavijo, rechazó comentar el asunto. Una portavoz de Eulen aclaró que, de momento, el grupo empresarial no se pronuncia al respecto.

Por otra parte, la firma KPMG Abogados ha suspendido de manera cautelar a Rafael Núñez, marido de Blanca Clavijo, como socio de la empresa. La compañía ha abierto una investigación interna para determinar el alcance de las informaciones que sitúan a Núñez, responsable de la división de grandes patrimonios, como encargado de imputar gastos desorbitados por asesoría inmobiliaria y financiera a algunos tutelados por Afal Futuro, la entidad que gestiona su esposa. Fuentes de la organización tutelar consideran a este directivo, uno de los 50 socios de la firma, como el cerebro de la ingeniería financiera que permitió a Afal Futuro desviar fondos del patrimonio de los tutelados a empresas relacionadas con la cúpula de la fundación —o propiedad de sus directivos— a través de seguros, pólizas, compras de edificios o incluso transferencias directas.

Tres trabajadores han dejado sus puestos en las últimas semanas

Núñez, tal y como reflejan correos electrónicos internos de la fundación a los que ha tenido acceso EL PAÍS, asesoró en numerosos casos a Afal Futuro sobre cómo cuadrar la contabilidad. “Me gustaría que quitases los gastos que no son deducibles y me los reenvíes”, le pide a la secretaria de Clavijo, por ejemplo.

Un subordinado de Núñez que ha gestionado las fortunas de tutelados por Afal, Juan Rodríguez, en un correo de marzo de 2012, explicaba a la cúpula de la entidad de manera gráfica: “Por favor, no hagáis uso de esta información ante terceros, incluido el juzgado, hasta que no clarifiquemos la situación fiscal de J. L. C. sobre este tema”. El mensaje se refiere a los activos financieros depositados en Suiza, a través del Grupo Credit Suisse, que por aquel entonces ascendía a 6,8 millones.

Además, mientras la investigación de la Fiscalía de Madrid avanza, en Afal la desbandada de socios es generalizada. La gerente de Afal Contigo —la entidad de la que surgió Afal Futuro—, Ángeles Díaz, dimitió la semana pasada tras menos de seis meses en el puesto. Otros dos trabajadores se han dado de baja y una tercera ha sido despedida. Desde 2000, año en que Clavijo ascendió a la presidencia de Afal Contigo, un total de 16 empleados han sido despedidos, la mayoría por desavenencias con su gestión directiva.

“Yo sé gestionar equipos sociales, no situaciones de crisis”, alegó Díaz sobre su cese.

Clavijo ha comunicado a su junta directiva su intención de dimitir y abandonar la asociación. La próxima asamblea de socios está convocada para el próximo 30 de junio, y promete ser convulsa.

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