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'IN MEMORIAM'
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Luis Cantero, atrevido reportero de ‘Interviú’

Fue protagonista indiscutible del periodismo más provocador

Luis Cantero.
Luis Cantero.

Llegó como un torrente a las páginas de la revista Interviú y se fue en el solitario silencio de su Granada natal, y en medio, durante bastantes años, fue el protagonista indiscutible del periodismo más atrevido y provocador. Luis Cantero apareció por Barcelona allá por el año 1976 del siglo pasado para estar en el momento justo en el lugar adecuado. Antonio Asensio había decidido salir a los quioscos con la revista Interviú para explorar los caminos de la libertad recién estrenada.

Dicen los ingleses que la calidad del té se conoce cuando se mezcla con el agua hirviendo; Asensio pensaba que la calidad de la libertad de prensa se comprueba con el ejercicio de las libertades a la hora de informar. Interviú apostó por explorar los límites de la información en todos los campos, desde la denuncia de la corrupción más salvaje hasta los más sangrientos episodios en guerras desconocidas y uno de los campos por explorar era el de la amplia geografía del sexo y el erotismo.

Fue el gran momento de Luis Cantero, dueño de una imaginación caliente y desbordante para crear realidades provocadoras en las que él era el guionista y el actor. Una vez logrado el destape, había que mover sin cortapisas los cuerpos desnudos y en eso era un maestro, no solo en mover dichos cuerpos desnudos, sino también los fetiches eróticos. Se le ocurrían las ideas más disparatadas y atrevidas y lo bueno era que terminaba llevándolas a la práctica. En uno de los consejos de Redacción de Interviú le escuché exponer como uno de los productos más caros del mundo valorados al peso eran las breves braguitas de seda diseñadas por los grandes modistos para señoras ricas. Reímos mucho con su exposición, empezando por Antonio Asensio, pero a las pocas semanas salía un reportaje donde se pesaban unas bragas y el precio era altísimo, superior a los de los abrigos de visón. No dudó en colocarse un reducido tanga y pasear por la calle para conversar con los desconcertados viandantes. El colmo de su atrevimiento fue la celebrada vuelta al mundo en 80 camas donde vimos los métodos y los modos de hacer el amor de las mujeres de los países más exóticos y lejanos. Por él supimos que Tailandia era el gran supermercado de la oferta sexual. Sus reportajes producían sorpresa y envidia a la vez, tal vez por eso el Rey le dijo que era el hombre que mejor vivía del mundo. Escribía con soltura ágil y desparpajo brillante, utilizando metáforas fáciles para sacar el sexo de la clandestinidad en la que había vivido tantos años. En una ocasión me dijo que sus reportajes estaban más cerca de la lascivia que del porno. Me aclaró que lascivia era una palabra que le gustaba mucho desde sus años de colegio en los salesianos.

Era un hombre culto, apasionado de la música, tarareaba melodiosamente a Edith Piaf. Una tarde en su casa mientras esperábamos el comienzo de una final de Roland Garros nos hizo escuchar varios discos de Piaf y habló con gran conocimiento de música. Después supe que había estudiado música en el Conservatorio de Granada. Descanse en paz aquel trueno que terminó viviendo como nazareno.

Alfonso S. Palomares es periodista.

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