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“Este periodo de oscuridad no es para siempre”

El académico de Economía impulsa la formación de jóvenes egipcios

Juan Cruz
Aldo Olcese.
Aldo Olcese.CARLOS ROSILLO

Aldo Olcese tiene el aspecto saludable de los navegantes. Y llena su discurso, que tiene la raíz de su oficio, economista, de metáforas relativas al arte de navegar, que heredó de su abuelo. Y como ahora la economía es el núcleo de las conversaciones, esto dice del tiempo que vivimos. “Es difícil navegar a oscuras; pero siempre hay una luz que te guía; puedes pasar miedo, pero la oscuridad no es para siempre”.

Su currículum es enorme. Pero, si lo abrevia, dice “con orgullo” que es “académico numerario vitalicio de la Real Academia de Economía”. Es un gran experto en responsabilidad social corporativa y forma parte de patronatos y consejos muy variados; es autor de varios libros, entre los cuales figura El capitalismo humanista (Marcial Pons). Y ahora está empeñado en fomentar, desde la fundación Educación para el Empleo, la cooperación con Egipto y con otros países árabes que empiezan a abrazar la democracia y necesitan jóvenes bien preparados “para que esa esperanza no decaiga”.

Olcese, 57 años, tiene ese aire mediterráneo que le trae su origen (padre genovés, madre cordobesa, él nació en Tetuán, donde su padre era cónsul italiano). Tras la muerte de su padre, el eslabón que le unía a Italia, decidió rebuscar en las raíces. El futuro, sus hijos, es netamente español. Los tres (una chica, que aún estudia, dos chicos) “han heredado mis genes económicos, y todos están en ese campo”. Un día le dijo una inglesa, cuando advirtió que no bebía vino (ni alcohol): “Usted no debe ser español”. ¡Cómo que no! Olcese, pero muy español. Y glotón, dice. El maître le propone croquetas, “claro que sí”. “Yo practico el tópico español de que hablamos de comida antes, durante y después de la comida. Y como de todo”.

Así que también acepta “el centollo en formato pincho, a ver qué pincho”, ríe. Y luego da cuenta de una lubina que le parece “¡genial!”... Mientras, hablamos del tiempo nublado, de la crisis. ¿Hasta cuándo seguiremos hablando en este tono sombrío? “Desgraciadamente estaremos hablando así durante algunos años”. Pero ya no es incertidumbre, ahora es miedo. “Es muy delgada la frontera. Y tiene que ver con las expectativas. Si uno vive en una situación mala pero tiene expectativa, si existe la intuición de que la sombra es transitoria, entonces respira”.

Pasa en la navegación, dice. “Cuando navegas de noche hasta que no ves una luz te mueres de miedo; sientes que no tienes expectativas. Tienes que ser muy buen navegante para que no te pierda el miedo a la oscuridad”.

Ahora quiere ayudar a los jóvenes egipcios a prepararse para vivir mejor bajo la luz “de la democracia que han logrado”. Ha conseguido fondos europeos y norteamericanos y ha comenzado, desde su fundación, a apoyar proyectos de formación en Alejandría y El Cairo, y pronto tendrá a Túnez como destinatario de iguales esfuerzos. “Y después Libia... Hubo misiones militares para ayudarles a salir de la oscuridad. Pues ahora, misiones humanitarias y educativas”.

Se le ve saludable, con apetito. “Si apetito y conciencia van juntos, debo tener muy buena conciencia”. No deja nada en el plato y al final toma una infusión. Un navegante saludable.

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