Sigourney Weaver: los hitos que la convirtieron en una indiscutible leyenda

“Por inspirarnos con personajes independientes, complejos y fuertes”. Ese es uno de los argumentos ofrecidos por la Academia de Cine para justificar el premio Goya. De la icónica teniente Ripley a la naturalista de 'Gorilas en la niebla' o la intrépida funcionaria de embajada en 'El año que vivimos peligrosamente', si por algo se caracteriza la carrera de Weaver es por un enfoque personal e inclasificable. “Hollywood nunca ha sabido bien qué hacer con ella”, afirmaba el 'New York Times'. Pero quizá el papel más definitorio de su trayectoria sea el de esa villana corporativa, magnética, seductora y adelantada a su tiempo, de 'Armas de mujer'. Le valió una de sus tres nominaciones al Oscar y una frase para la historia del séptimo arte que parafrasea a Coco Chanel: “Viste vulgar y solo verán el vestido; viste elegante y verán a la mujer”.Sunset Boulevard (Corbis via Getty Images)

Nadie creyó en su talento. Hija de quien fuera presidente de la cadena NBC y de una actriz británica que llegó a trabajar con Hitchcock, cuando la pequeña Susan compartió el deseo de triunfar en las tablas recitando Shakespeare sus padres la desalentaron. “No, cariño, te van a comer viva”, le espetó su madre, preocupada a su vez porque su estatura (supera el 1,80m) y su belleza “plana” fueran un obstáculo insalvable. “Pensé, ‘Si ni siquiera tu madre piensa que eres guapa… nadie más lo hará”. A los 14 tomó prestado de un personaje anecdótico de 'El Gran Gatsby' el Sigourney como nombre artístico y años después se matriculó en literatura y teatro en universidad. Allí, sus profesores también vaticinaron una carrera corta y frustrada. Se equivocaban. En la imagen, con sus padres en una imagen de 1987.Ron Galella (Ron Galella Collection via Getty)

Compartió clase –y novio– con Meryl Streep. Weaver recuerda su tiempo en la prestigiosa universidad de Yale como “dolorosamente infeliz”. Además del escaso apoyo que recibía por parte de sus profesores, una estelar compañera llamada Meryl Streep la eclipsaba por completo, llevándose todos los papeles importantes. “Sabía que nunca iba a ser el sueño de ningún productor, la típica actriz rubia de ojos azules”, evocaba. Las vidas de estas dos leyendas también se cruzan en el aspecto sentimental, ya que Weaver era novia en aquel tiempo del escultor Don Gummer, que después se convertiría en el marido de Streep durante más de cuatro décadas. Así lo corroboró la tres veces ganadora del Oscar: “No conocí a Don en Yale porque ellos estaban juntos. Todas habíamos escuchado que Sigourney había encontrado un gran tipo y queríamos saber dónde”.Dimitrios Kambouris (WireImage)

'Alien' cambió su vida… y el género de la ciencia-ficción. Considerada como la primera gran heroína de acción del cine moderno, su archiconocida teniente Ripley venció los estereotipos y se convirtió en el molde de referencia para todas las que vendrían tras ella y en icono pop del siglo XX. Hasta ese 1979, Weaver solo había debutado en el cine con un pequeñísimo papel en 'Annie Hall' y centraba todos sus esfuerzos y anhelos en los escenarios teatrales. Fue otro ilustre, Warren Beatty, quien recomendó su nombre a Ridley Scott al quedar fascinado por su talento sobre las tablas. “Apareció y llevaba el pelo al estilo afro, y usaba tacones altos, así que medía algo así como 2,30”, recordaba el director, impresionado por la envergadura de la joven. En el espacio nadie pudo oír sus gritos, pero en los cines se escuchó perfectamente cómo Sigourney Weaver se convertía en una estrella de Hollywood a los 30 años. Antes de ella, hubo otra actriz que estuvo a punto de hacerse con él, pero se vio obligada a dejar la producción por cuestiones personales. ¿Lo adivinan? Sí, Meryl Streep.Sunset Boulevard (Corbis via Getty Images)

Ha antepuesto su familia a su carrera. Este año Weaver celebrará 40 años de casada con el escritor y director teatral Jim Simpson, erigiéndose así en una de las parejas más estables de todo Hollywood. Se casaron apenas tres meses después de empezar un romance que se fraguó en una de las fiestas del rodaje de 'Los cazafantasmas'. En 1990 nació su hija Charlotte, “la persona más importante” en la vida de la actriz, y que actualmente se identifica como de género no binario. La propia artista ha confesado que tuvo que ir a terapia para poder sobrellevar la culpa por dejar a su marido y a su hija en casa mientras ella se iba a rodar: “Irme a Nueva Zelanda para rodar 'Avatar' mientras mi hija estaba solicitando una plaza en diferentes universidades casi me mata”.Lawrence Schwartzwald (Getty Images)

Es una estrella adoptiva del cine español. En su caso, y más allá de su excelso currículo como intérprete, la concesión del premio Goya Internacional 2024 está más que justificado. Su estrecha relación con ‘lo español’ arranca a principios de los 90, cuando dio vida a Isabel La Católica en el filme sobre el descubrimiento de América 1492: 'La conquista del paraíso'. Después ha trabajado con cineastas como Rodrigo Cortés ('Luces rojas') o Juan Antonio Bayona en 'Un monstruo viene a verme', que le valió una nominación al Goya a la mejor actriz de reparto. Precisamente fue el cineasta quien le entregó en 2016 el premio Donostia en el festival de San Sebastián y con él volverá a encontrarse este sábado en la gala de los Goya, ya que parte como uno de los grandes favoritos por su último trabajo, 'La sociedad de la nieve'.Carlos Alvarez (Getty Images)

Denunció el machismo de la industria. Tras cuatro décadas de carrera, haber protagonizado todo tipo de películas y ser merecedora de reconocimientos en todas las partes del mundo, Sigourney Weaver culpa al sexismo crónico de Hollywood de no haber podido cumplir su gran anhelo profesional: ponerse tras la cámara. “Siempre que iba a Hollywood y me reunía con los jefes de los estudios me sentía incómoda. Sentí un machismo increíble, era como que estaban resentidos por tener que escucharme al tener yo cierto poder y ser lo suficientemente inteligente como para juntar varias frases seguidas. Solía pensar que dirigir sería algo divertido, pero no quería tener que lidiar con esas personas”, ratificó.Bertrand LAFORET (Gamma-Rapho via Getty Images)

Sigue tan vigente como siempre. A punto de cumplir los 75 años, hay pocas actrices en las colinas de Los Ángeles que puedan presumir de haber mantenido una agenda repleta de proyectos conforme iban cumpliendo años. Y lo ha hecho sin renunciar a sus principios, conciliando sagas tan taquilleras como 'Avatar' o 'Cazafantasmas' con proyectos de autores tan respetados como Noah Baumbach o Paul Schrader. Además de las nuevas entregas de 'Avatar', en los próximos meses la veremos pisando las alfombras rojas de los festivales junto a estrellas como Anya Taylor-Joy, Milles Teller y Mads Mikkelsen.Ken Weingart (Getty Images)

La clave de su éxito la acompaña desde joven. Así de claro lo dejó en la frase que acompaña a su foto en el anuario del instituto en 1967: “Por favor, Dios, por favor, no me permitas ser normal”. Damos fe de que no se lo ha permitido.Murray Close (Getty Images)

Una estrella también sobre la alfombra roja. Decían que era demasiado alta y que su belleza no era nada de otro mundo. Un atractivo tranquilo y una elegancia innata la convirtieron, sin embargo, en mucho más que un mito erótico del cine. Weaver ha hecho gala de un estilo propio y siempre apropiado en cada alfombra roja y aparición pública y, si bien nunca ha copado las campañas de moda, se ha mantenido muy cercana a la industria asistiendo a desfiles y defendiendo como pocas diseños de Lanvin, Alaïa, Marni o Armani. Y sí, a nadie le sienta tan bien la cabeza rapada como a ella en 'Alien 3'.Amy Sussman (Getty Images)