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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Salvar a una muñeca rota

Todd Haynes contó la escalofriante historia de Karen Carpenter, la célebre batería que falleció víctima de anorexia, con una película protagonizada por ‘barbies’.

Karen Carpenter, la mitad del dúo musical de The Carpenters.
Karen Carpenter, la mitad del dúo musical de The Carpenters.Getty Images
Elsa Fernández-Santos

Mucho antes de la actual Barbie de Greta Gerwig estuvo la Barbie de Todd Haynes. Superstar: The Karen Carpenter Story es una película experimental de 1988 que Haynes rodó con muñecas, maquetas y material de archivo cuando aún era estudiante. Un montaje brillante de 43 minutos que ha sufrido todo tipo de avatares legales con Mattel, fabricante de Barbie (que en cambio ha bendecido totalmente la nueva versión), y con el hermano y pareja artística de Karen Carpenter, Richard Carpenter.

Convertida en una obra de culto que circula por YouTube, su uso de la muñeca sin mácula para representar la vida de una mujer acorralada por un letal sentido de la perfección se presentaba como una “investigación” sobre la vida y muerte de un icono “como imagen extrema de la experiencia interna de la mujer contemporánea”. Karen Carpenter tenía una voz única y sofisticada pero, como decía la canción que Sonic Youth le dedicó, eso no impidió que se hiciera más y más pequeña hasta desaparecer.

Fotograma del filme, totalmente descatalogado, en el que también aparece Ken.
Fotograma del filme, totalmente descatalogado, en el que también aparece Ken.Youtube

Murió en 1983 en California a los 32 años por un fallo en el corazón derivado de la anorexia nerviosa que padecía y de los laxantes y jarabes para el vómito que tomaba para adelgazar. La película arranca así, con una mujer muerta. A partir de ahí, Haynes inicia su indagación en una enfermedad de la que entonces se sabía poco. Karen es una Barbie morena que sobre un escenario cobra una extraña vida al cantar We’ve Only Just Begun. La muñeca observa su armario, se pasea en coche y descansa lánguida en una cama con dosel. El material de archivo (Reagan, Nixon, Miss América) se cruza con sus canciones y la marca de sus laxantes.

Su rechazo a la comida la aisló socialmente, Karen no salía para evitar comer y beber. Su enfermedad coincidió con la explosión de los supermercados, pero ella vivía alejada de cualquier tentación, se alimentaba de lechuga, té y pastillas mientras su voz se volvía más triste. Barbie Karen se mueve con delicadeza, de un largo travelling por los suburbios de California pasamos a la cama de un hospital. Miente a sus padres y discute con su hermano; él arrastra sus problemas con las drogas y ella está ya tan frágil que se desmaya en el escenario. Con un jersey de cuello alto amarillo y una diadema del mismo color, Karen tose y dice: “Solo quiero ser perfecta”.

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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