Elena Poniatowska: «Creo mucho en las jóvenes generaciones»
«Las mujeres pensantes deberían verse más, pero el mundo exhibe a las más guapas por purita imagen», lamenta la escritora y periodista mexicana Elena Poniatowska.
«Me siento periodista antes que escritora o activista», confiesa Elena Poniatowska Amor (París, 1932). Pero cumplidos los 85, esta mexicana «chaparrita» (mide 1,59 m), constante y obstinada, sigue defendiendo con agallas esas tres versiones de sí misma. «Escribir es un oficio, pero el periodismo es la lección de descubrimiento y humildad con la que me quedo». Lo dice una de las mejores entrevistadoras de su generación. «Polaquita preguntona», la llamaba Diego Rivera.
Hija de un príncipe polaco, lo observa todo con sus ojos menudos, muy vivos, y una curiosidad intacta. La presencia de la mujer, México, los conflictos sociales, las heroicidades y miserias de la vida cotidiana, la búsqueda de la justicia… todo eso sigue vivo en sus libros, que le han valido (entre otros) el Premio Cervantes 2014. Ahora, ha visitado Madrid para presidir el jurado del premio Alfaguara de este año.
Se lanza a hablar de palabras y elige sus dos favoritas: ‘gracias’ y ‘amor’. «La primera por humanidad y conciencia. La segunda porque me recuerda a mi mamá, una mujer valiente que manejó una ambulancia en la guerra después de trabajar con Elsa Schiaparelli en una casa de moda que no sé si sigue abierta… Tenía los ojos café, como de azúcar quemada». Su padre fue un héroe de la II Guerra Mundial: «Yo estuve sin papá casi siete años. Lo encarcelaron. Sufrió mucho».
Elena llegó al Distrito Federal con 10 años. Pudo decidir ser francesa o polaca, pero pensó: «Me la voy a jugar con este país». Y en ello sigue. Los títulos aristocráticos no le interesan. Prefiere hablar de compromiso social. «En mi país es un impulso natural. La responsabilidad, en un mundo con crisis tan duras, debería ser que todas las personas sientan que hacen falta y no estén paradas en una esquina obligadas a no hacer nada. Yo he tenido la suerte de conocer a más mujeres fuertes que miedosas. Creo mucho en las jóvenes generaciones. Salen, protestan. Quedan derechos básicos por conquistar como ser dueños de nuestro propio cuerpo, un tema que en América Latina sigue siendo tabú». Poniatowska reniega de los muros: «No resuelven nada». Ella plantea una alianza con la alegría y practica la sonrisa como salvoconducto en cada uno de sus frentes. «Todo es posible con la escritura –concluye–. Es lo que más me gusta, además de estar con mis diez nietos. Ellos me dicen: ‘Agüe, sintonízate’. Y en eso estoy…
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