Nicole Kidman y su ‘problema’ con el exceso de placer: ¿puede una mujer tener demasiados orgasmos?
La actriz ha confesado que durante el rodaje de su última película ‘Babygirl’ tuvo que detener las tomas al estar abrumada ante la cantidad de orgasmos. ¿Tiene el placer un tope?
Es prácticamente imposible no haber oído hablar a estas alturas acerca del burnout laboral, pero Nicole Kidman ha sido la encargada de introducir en el creciente léxico que alude a diferentes tipos de sobrecargas un nuevo tipo de desgaste: el orgásmico. Así se lo ha hecho saber la australiana a The Sun: “Hubo momentos mientras filmábamos en los que pensé: ‘Ya no quiero tener más orgasmos’, dijo la actriz al hablar del rodaje del thriller erótico Babygirl, una película en la que interpreta a una directora ejecutiva que mantiene un tórrido romance con un becario al que da vida Harris Dickinson. Lo cierto es que una oleada de orgasmos frecuentes genera la explosión de neuroquímicos placenteros, como la dopamina y la oxitocina, pudiendo llegar a generar esta explosión hedonista en el cuerpo la saturación.
“En el caso de Nicole Kidman, al estar interpretando un papel en el que tiene que poner y usar su cuerpo para poder grabar escena, así como exponerse a ser tocada y tocar, puede experimentar sensaciones en su propio organismo que podrían llevarla a sentirse excitada involuntariamente y exponerse de forma prolongada, aunque mentalmente no tenga ese deseo. Esto puede ocasionar en muchísimas ocasiones un gran desgaste emocional, especialmente porque la esfera de la sexualidad no deja de ser uno de los ámbitos más personales e íntimos de cada persona”, asegura Alba Povedano, sexóloga clínica y encargada de amantis Gràcia. Por su parte, la sexóloga Ana Lombardía explica a S Moda que al tratarse de una actuación, es posible que aunque no esté experimentando orgasmos reales, sino que únicamente los interpreta, siendo entonces la vivencia muy intensa, pues es un trabajo que requiere de mucha presencia e involucración. “Dependiendo de la técnica actoral de cada profesional, interpretar escenas sexuales puede ser extenuante, pues aunque estén interpretando ellos siguen ahí, portando al personaje, pero siguen ahí ellos mismos. Esto sucede con escenas de sexo y con cualquier otra escena, sobre todo si tienen una carga emocional alta”, dice.
La excitación prolongada sin deseo real
Povedano indica que la excitación prolongada o repetida sin deseo puede alterar mucho el estado emocional de una persona, ya que a nivel físico, el proceso de excitación conlleva un aumento del riego sanguíneo en los genitales, y en el caso de las mujeres, también al aumento de secreciones. “Si el cuerpo se expone a estas sensaciones sin desearlo, lo más probable es que necesite darle un descanso de tanta activación, puesto que puede ser muy incómodo de gestionar”, aclara.
Aunque Nicole Kidman no ha dudado en reconocer que el desgaste orgásmico se hizo con ella, se ha asegurado de alabar la labor de la directora, Halina Reijn, y de la coordinadora de intimidad, Lizzy Talbot, que también coordina las escenas íntimas de Los Bridgerton. “Esta es una historia muy liberadora de una mujer, contada por una mujer a través de su mirada; Halina la escribió y la dirigió, y eso es para mí lo que la hizo tan única porque me iba a poner en sus manos a la hora de grabar este”, explicó Kidman a Variety. “Me dejó destrozada. En algún momento pensé: no quiero que me toquen, ya no quiero hacer esto, pero al mismo tiempo, me sentí obligada a hacerlo. Halina me abrazaba y yo la abrazaba a ella”, dijo la actriz a Vanity Fair. “Pensaba: ‘Dios mío, el mundo va a ver lo que he hecho’. Es un sentimiento muy extraño. Esto es algo que haces en tus vídeos caseros y escondes. No es algo que el mundo normalmente vaya a ver”, añadió.
Cuando las lágrimas toman el relevo del orgasmo
Al regresar a sus declaraciones acerca de la sobresaturación orgásmica a la que le condujeron ciertas escenas, conviene recordar un verso de Nacho Vegas: “Hasta los perros se ponen tristes después de eyacular”. Pues bien, hay personas a las que los orgasmos les afectan a nivel emocional y les empujan a la tristeza. “El orgasmo como tal conlleva una carga emocional y una explosión hormonal bastante elevada. Hay algunos procesos que se dan a nivel hormonal relacionados con la amígdala, la parte de nuestro cerebro encargada de regular nuestras emociones y sentimientos”, dice Alba Povedano. Explica que durante el acto sexual la amígdala rebaja su funcionamiento para volver a activarse tras tener lugar el orgasmo. “Durante las relaciones sexuales, la gente es más impulsiva y se relaciona desde una parte más visceral, por lo que es habitual que luego le abrumen las emociones y sensaciones al tener el orgasmo. La llegada de la sensación de tristeza posterior puede tener más que ver con esa desregulación que con el acto sexual en sí”, aclara.
El multiorgasmo existe, pero…
Las mujeres que tienen la capacidad de experimentar varios orgasmos seguidos no son casos excepcionales, pues la capacidad orgásmica la tienen, asegura, todas las mujeres. “Sin embargo, a diferencia de los hombres, su periodo refractario es mínimo y es mucho más fácil volver a enlazar otro orgasmo una vez lo han experimentado. Si no deja de estimularse y si sabe cómo hacerlo, lo más probable es que la persona consiga llegar de nuevo a esa plataforma orgásmica que le llevará a enlazar uno con otro”, dice Povedano. “La capacidad de tener orgasmos depende de muchos factores: la personalidad, la historia de aprendizaje de la sexualidad, la manera en la que se siente la excitación, los niveles de relajación... Hay muchas variables que pueden explicar estas diferencias”, añade Lombardía.
Lo que puede ocurrir es que llegue un momento en el que el propio orgasmo pueda ser molesto, pero no porque hayan sido demasiados, ya que no existen estudios que determinen que haya una cantidad límite. “Ocasionalmente, se puede experimentar cierto grado de fatiga o agotamiento si una mujer tiene orgasmos varias veces en un corto espacio de tiempo”, comenta a Yahoo Like Kalila Bolton, la cofundadora de la plataforma de bienestar sexual SheSpot. “Ante el orgasmo, una inmensa cantidad de sustancias químicas, como la dopamina y la oxitocina, ingresan al cerebro, y es posible que quien ha experimentado esa explosión de placer necesite algún tiempo para volver a sentirse equilibrado después de una sesión particularmente intensa”, añade Bolton, que no quiere dejar de recordar que en el caso de Kidman, al haber tenido que fingir orgasmos, ese burnout está más justificado. “Esta es otra gran lección para todas: fingir orgasmos con regularidad puede ser agotador, tanto física como emocionalmente”, dice para terminar. Es decir, en realidad, el desgaste no siempre lo produce un exceso de orgasmos, sino fingirlos.
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