Campeona mundial de boxeo, negra y ‘queer’: todo lo que molesta injustamente de la nueva estrella de ‘True Detective’

“Actuar con ella era como estar en un campo de entrenamiento con Mike Tyson, cuando estaba en su mejor momento, en el 86″. Ya solo en esta respuesta, tan alejada de los clichés habituales utilizados por el grueso de los actores en las labores de promoción, deja claro que no es una más. Con este símil pugilístico, tan propio y la vez tan insólito entre quienes pasean por las alfombras rojas de Hollywood, rendía pleitesía Kali Reis a su compañera de reparto, Jodie Foster. Ambas comparten protagonismo en la nueva temporada de la antología True Detective, Noche Polar (Movistar +) que ha recuperado el éxito de antaño con la historia de dos detectives (interpretadas por Reis y Foster) que investigan la desaparición de un grupo de científicos en una estación de investigación ártica en Alaska. La serie supone el primer trabajo como actriz de Reis en televisión, pero ha sido suficiente para convertir a esta boxeadora en activo de 37 años, triple campeona del mundo, en la gran revelación reciente de la industria, con una cartera de proyectos en la que aparecen la secuela del celebrado policíaco Wind River o Asphalt City, un thriller paramédico con Sean Penn. Y este combate solo acaba de empezar.

19-7-1. Ese el récord de victorias, derrotas y el empate que conforman hasta el día de hoy la hoja de resultados de Reis, una estrella del boxeo mundial y que tiene además el honor de haber protagonizado la primera pelea entre mujeres emitida en HBO –la misma cadena que ahora estrena su estelar salto a la interpretación– para todo el país. Ulis ha sido campeona del mundo en diferentes categorías de peso y también se ha convertido en cara visible diferentes asociaciones activistas que ofrecen apoyo a las mujeres nativas americanas para luchar contra la discriminación. Su apodo sobre el cuadrilátero es KO Mequinonoag, siendo este último su nombre indígena y que se traduce como “muchas plumas o muchos talentos”. A tenor de los halagos recibidos por su trabajo en True Detective, puede permitirse sumar el talento interpretativo a esa lista.

Descendiente de caboverdianos y nativos americanos, su gran ascenso hollywoodiense ha coincidido en el tiempo con el triunfal trabajo de Lily Gladstone, que ha hecho historia al convertirse en la primera indígena estadounidense en ser nominada al Oscar por su papel en Los asesinos de la luna de Martin Scorsese. Pese a que buena parte de la crítica ha alabado esta nueva iteración de la saga detectivesca poniendo especial foco en la química del dúo protagonista, el estreno de Noche Polar ha venido acompañado a su vez de una campaña de odio machista que ha dinamitado la calificación de sus episodios en las webs de críticas con reseñas negativas. ¿El motivo? Que dos mujeres empoderadas sean las protagonistas de la temporada y que haya una lesbiana en la serie. Pero ningún intento de boicot misógino asusta a una púgil curtida a base de golpes, tanto en el ring como fuera de él.

Kali Reis encontró en el saco de boxeo un refugio para huir de una adolescencia más que convulsa. Creció como una niña marginada, en el seno un barrio en el que no era lo suficientemente negra o lo suficientemente nativa como para encajar en ningún grupo en concreto. Es la más pequeña de una familia de cinco hermanos, criados por su madre, Patricia, después de que su padre los abandonara. A los 12 años, Kali fue violada y golpeada en repetidas ocasiones por un joven perteneciente a su círculo de amistades. “Una vez en una cama de agua, otra vez en un cobertizo… Recuerdo todo sobre ellas: lo que llevaba puesto, lo que estaba haciendo. Sentía tanta vergüenza al respecto que no quise decírselo a nadie. Estaba tan confundida y herida que me lo guardé para mí durante años”, relató en una entrevista.

Para entumecer y acallar el trauma, empezó a beber alcohol y consumir drogas. Se bebía una botella de whisky al día y, cuando el dinero no le daba para comprarla, la robaba. Hasta que llegó el boxeo. “Se convirtió en mi salida para canalizar esa ira. Sentía furia por haber sido violada. Sentía furia por ver cómo mi padre le daba palizas a mi madre. Sentía furia por muchas cosas. Sabía que era una luchadora, pero no que era tan buena”, corrobora. Tardó décadas en reconciliarse con su ‘yo’ del pasado y asegura que empezó a sanar cuando decidió compartir su historia con otras jóvenes que habían experimentado traumas similares al suyo. “Me ha costado mucho quererme a mí misma. Sentía vergüenza de lo que me había pasado y me castigaba por razones que ignoraba. Pero si no hubiera pasado por todo aquello, no estaría donde estoy hoy. Ahora puedo mirarme en el espejo y estar orgullosa de esa niña de 12 años que sigue dentro de mí”.

Como si de la protagonista de Million Dollar Baby se tratara, Kali también tuvo que dormir en muchos sofás durante sus años como boxeadora amateur. Mientras se batía el cobre sobre el ring recurría al pluriempleo, manteniendo hasta tres trabajos a la vez para poder costearse los viajes a los campeonatos. En uno de ellos conoció a Brian Cohen, que se convirtió en su entrenador y mejor amigo, después en su manager y, desde 2021, también en su esposo. Su debut como actriz –y coguionista– llegó en 2021 con la película Catch The Fair One, sobre la historia de una exboxeadora que se convierte en justiciera para vengar a los proxenetas que prostituyeron a su hermana. Su actuación fue calificada de “nocaut” por medios como Variety y le valió una nominación como mejor actriz en los premios del cine independiente, además de llevarse el Premio del Público en Festival de Tribeca.

Jodie Foster, que también produce esta temporada de True Detective, solo necesitó ver unos cuantos vídeos de la atleta para dar la bendición a su fichaje. “Es una leyenda de este juego. Es tan inteligente, colaborativa y alentadora. Llegué con el objetivo de querer contar una historia y me voy con una amiga y gran mentora”, dice Rais sobre ella. Pero más allá de la fama, los focos y tener la oportunidad de dar la réplica a una leyenda como la protagonista de El silencio de los corderos, la interpretación ha sido sobre todo una experiencia terapéutica y catártica para ella. “Actuar es una gran sesión de terapia para mí porque tengo que sacar muchas cosas malas de mi pasado. Puedo hablar con aquella pequeña niña que fue violada. Puedo abrazarla y decirle que la amo”.