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Guram Gvasalia vs. Demna Gvasalia: ¿pelea fraternal, simple ‘bocachanclismo’ o estrategia mediática?

La escalada de posts y comentarios del menor de los Gvasalia en su Instagram, interpretados como ataques contra su más famoso hermano, tienen en vilo a las redes sociales. La rivalidad entre el director creativo de Balenciaga y el actual factótum de Vetements vendría de lejos, pero algo huele a estrategia en Suiza. ¿Y si se trata de una calculada maniobra para recuperarle el foco al primero?

Una de las pocas fotografías públicas de los hermanos Gvasalia juntos: Demna (izda.) y Guram (dcha.) en los Fashion Awards de 2016 en Londres.
Una de las pocas fotografías públicas de los hermanos Gvasalia juntos: Demna (izda.) y Guram (dcha.) en los Fashion Awards de 2016 en Londres.getty images

La bronca no empezó en las redes sociales. La bronca, de hecho, ni siquiera es tal bronca. Ya lo dice la sabiduría popular: dos no discuten si uno no quiere. Y, de momento, no constan réplicas de Demna a los (supuestos) ataques de Guram. Los titulares, sin embargo, son ahora mismo que los hermanos Gvasalia andan a la gresca. Una noticia crecida al calor/acaloramiento de los canales habituales de información de nuestros días –TikTok, Instagram, el cortijo de Elon Musk– y que ha proporcionado el salseo pertinente en una semana del prêt-à-porter parisién por lo demás olvidable, chinches aparte. Dramas del primer mundo de la moda, en efecto.

De considerarla, habría que empezar por matizar: la (presunta) pelea ni siquiera tuvo origen digital. Antes de los viralizados posts de Guram quejándose de no haber sido invitado al debut de su madre como modelo cariacontecida de Balenciaga (el pasado 1 de octubre, colección primavera/verano 2024; “Rezando por el alma de mi hermano”, apostillaba) o insinuando que Demna le copia (este jueves, comparando un par de vestidos que, para el caso, parecen compartir en su confección idéntico rollo de lentejuelas), fueron las declaraciones del actual factótum de Vetements a The New York Times, impresas negro sobre blanco a principios de julio. Se destapaba entonces el bocachanclismo del, hasta la fecha, discreto segundón de los Gvasalia. “Ha hecho una buena carrera durante estos diez años, y creo que su momento va hacia la recta final, desacelerando. Ahora me toca a mí”, proclamaba en descrédito de su hermano mayor, distinguiendo sus talentos y asimilando su propia posición a la de una Kylie Jenner, fenomenal relevo generacional del clan Kardashian, o una Serena Williams, imponiéndose a Venus en grand slams. Y seguía para bingo.

Guram compartía esta semana esta imagen de su madre, desfilando para Balenciaga, en su cuenta de Instagram. Acompañó la fotografía de un mensaje para su hermano: “Orgulloso de ver a mi madre abriendo el desfile de Balenciaga. Muy triste por no haber sido invitado a presenciarlo. Rezando por el alma de mi hermano. Que Dios le vendiga”, escribía.
Guram compartía esta semana esta imagen de su madre, desfilando para Balenciaga, en su cuenta de Instagram. Acompañó la fotografía de un mensaje para su hermano: “Orgulloso de ver a mi madre abriendo el desfile de Balenciaga. Muy triste por no haber sido invitado a presenciarlo. Rezando por el alma de mi hermano. Que Dios le vendiga”, escribía.launchmetrics

“Él ha tenido ciertas oportunidades primero, pero, si consideras dónde estoy yo hoy y dónde estaba él cuando tenía mi edad, creo que voy bastante por delante”, alardea en un momento dado. Luego va más lejos: “Para ser honesto, me parece que este tipo de prendas ya las han hecho antes otras marcas. Las nuestras [de Vetements y Balenciaga] pueden ser completamente distintas en construcción, pero, si las pones juntas, las mías son mucho mejores”. Y termina lamentando: “En Balenciaga siempre lanzan sus comunicados justo cuando me toca desfilar. Es muy injusto. El fichaje de Demna lo anunciaron el mismo día de mi cumpleaños”. A partir de ahí, a Guram solo le quedaba una ruidosa huida hacia adelante que terminara de apuntalar el personajazo que ha ido construyéndose desde mediados de 2021, cuando decidió rescatar Vetements del ostracismo, empeñado en convertirse en “el hombre que quiere ser lo más de la moda”, según titulaba a mayor alcance SEO la versión online de la entrevista concedida a Vanessa Friedman.

Cualquiera diría que a Guram le puede el síndrome del hermano menor. A los Gvasalia los separan seis años –uno, de 1981; el otro, del 87, ambos georgianos de Sujumi, la Dioskurias griega, allí donde la mitología localizaba el nacimiento de los mellizos Cástor y Pólux–, hecho diferencial que el pequeño no se ha cansado de señalar. “Ir a la escuela de moda nunca fue una opción para mí, mis padres jamás lo habrían consentido. Ya era suficiente que dieran a mi hermano por perdido y yo suponía la única esperanza de llevar comida a la mesa familiar”, contaba en la larga nota de prensa que informaba de su ascensión a la dirección creativa de Vetements, en diciembre de 2021. “Tenerlo en mi vida solo ha significado más retos”, ratificaba en The New York Times: “Ser bueno no es suficiente. Necesito ser mejor”. Los psicólogos llaman a tal desazón existencial complejo de Pulgarcito, a redimir por la superación del ejemplarizante lastre que ha minado la autoestima. Si Guram está en ello, la reacción de Demna es la de quien oye llover.

El vestido del supuesto plagio: a la izquierda, un diseño de la colección masculina primavera-verano 2024 de Vetements (presentada el pasado mes de junio) y, a la derecha, uno de la última colección de Balenciaga (“la otra marca”, como escribió Guram en un post ya borrado de su Instagram).
El vestido del supuesto plagio: a la izquierda, un diseño de la colección masculina primavera-verano 2024 de Vetements (presentada el pasado mes de junio) y, a la derecha, uno de la última colección de Balenciaga (“la otra marca”, como escribió Guram en un post ya borrado de su Instagram).launchmetrics

Tampoco es que tengamos al fraternal dúo en el radar desde hace tanto como para saber bien de sus personalidades. Sus nombres empezaron a dejarse a oír por lo bajini en 2014, cuando cierta prensa de moda hizo de Vetements el mantra guay a recitar en artículos y conversaciones. Concebida en el underground de París, la enseña se presentaba entonces como colectivo, a la manera en que Martin Margiela construyera la identidad de su maison, aunque pronto transcendió que Demna (formado en la escuela de moda de la Real Academia de Bellas Artes de Amberes y entrenado en la casa del rey del diseño conceptual belga) ejercía de director del equipo creativo. Una camiseta con el logo y los colores corporativos de la mensajería DHL y precio desorbitado tuvo la culpa. A su sombra, Guram (titulado en Empresariales y Derecho Internacional, experimentado en el departamento de ventas de Burberry) constaba en el ingrato papel de director ejecutivo y jefe de operaciones comerciales. Lo que pasó a continuación ya tiene su lugar en los anales del negocio del vestir, guste o no: en alas de floreciente viralidad digital y la cultura del meme, el grupo Kering fichaba al diseñador para el puesto de director creativo en Balenciaga, a finales de 2015, dando continuidad a la revolución zeta emprendida con Alessandro Michele en Gucci.

Un año después, la sombra del mayor en su nuevo puesto de relumbrón era tan alargada que hubo quien dio Vetements por acabada, también quemada por su propio éxito. A instancias del menor, la marca –devenida corporación– mudó su sede a Zúrich, paradisíaca razón fiscal suiza. “En París es imposible crecer, con esos impuestos y tanta burocracia. Contratar a un empleado que venga de otro país es una pesadilla de meses”, argumentaba Guram. Glorificado cada vez más en Balenciaga, Demna lo dejaba al fin solo en 2019. Si su hermano se la tenía más o menos jurada desde crío, aquel debió de ser el detonante definitivo de la fractura fraternal y la pretendida guerra actual. Para el caso, el pequeño se creció: relanzó la marca con la colección otoño/invierno 2022-23 y puso en marcha una subdivisión, VTMNTS (que podrá adornar como quiera, asemejándola a una Miu Miu, pero sigue siendo la típica línea de difusión). Todo bajo sus designios creativos: aseguraba que, en el ínterin, se puso a estudiar técnicas de confección y hasta patronaje. “En los últimos años, ha habido numerosos intentos de pillaje, de intentar coger de Vetements lo que siempre ha pertenecido a Vetements. Para proteger nuestra ardua labor y el ADN de la firma, sabía que tenía que reclamar sus derechos de nacimiento”, explicaba en el comunicado de la resurrección. No es mal dardo envenenado, para empezar.

La camiseta de DHL (con colores corporativos y precio desorbitado) que Vetements hizo viral tras su desfile primavera-verano 2016.
La camiseta de DHL (con colores corporativos y precio desorbitado) que Vetements hizo viral tras su desfile primavera-verano 2016.launchmetrics

La reclamación de Guram sobre la visión de Demna en Balenciaga es una vieja canción, compuesta a partir de un relato compartido que, no nos engañemos, el primero solo comenzó a explotar tras presentarse ante el mundo como creador. La historia de los refugiados de guerra, de los desplazados que lo perdieron todo y tuvieron que construir sus vidas de cero, subyacía en la concepción indumentaria de Vetements y ha ido haciéndose cada vez más evidente en la de Balenciaga. Los críticos y analistas de moda compramos tal narrativa prácticamente al instante, igual que aquella refrescante desfatachez para colar códigos de clase obrera y subculturas juveniles marginales en el lujoso patio de recreo de ricos y privilegiados. ¿Quieres fardar y dártelas de interesante/connaisseur de moda llevando la camiseta de un trabajador precarizado o las zapatillas ruinoisas de un migrante? De acuerdo, paga por ello. Muchos aún siguen tomándoselo como broma de mal gusto. Cansina. Y además perversa. El incidente conspiranoico de pánico satánico porno-infantil desatado, pronto hará un año, por las campañas de la cápsula navideña y la colección primavera/verano 2023 de Balenciaga, les habría dado la razón.

La historia de los refugiados de guerra, de los desplazados que lo perdieron todo y tuvieron que construir sus vidas de cero, subyacía en la concepción indumentaria de Vetements y ha ido haciéndose cada vez más evidente en la de Balenciaga. A la izda., otoño-invierno 2022/23 y, a la dcha., primavera-verano 2023.
La historia de los refugiados de guerra, de los desplazados que lo perdieron todo y tuvieron que construir sus vidas de cero, subyacía en la concepción indumentaria de Vetements y ha ido haciéndose cada vez más evidente en la de Balenciaga. A la izda., otoño-invierno 2022/23 y, a la dcha., primavera-verano 2023.launchemtrics

Sometido a una política de silencio, Demna ha intentado llevar desde entonces un perfil bajo, hablando solo lo necesario. Mientras, Guram se desataba, cultivando imagen de tipo cool que come Pringles con caviar, más amigo de los amigos famosos de su hermano y, encima, con mejor pelo. En julio, anunciaba a bombo y platillo que Madonna lucirá Vetements en su próxima gira, Celebration; en su Instagram, la evidencia fotográfica departiendo juntos (de Demna con Beyoncé, a la que ha colado un vestido de Balenciaga en su tour, no hay). Menos al desfile de su hermano, esta pasada semana de la moda de París se lo ha visto asistiendo hasta la apertura de un sobre, que se dice. Revelador: estuvo jaleando el debut de Alain Paul, en la etiqueta todo junto, uno de los primeros miembros del equipo creativo de Vetements (Demna, no). La cuestión es que, mientras aireamos los estentóreos movimientos del menor, volvemos a poner bajo el foco al desdibujado hermano mayor. Tampoco es mala estrategia (¿fraterna?) para recuperarle la influencia perdida tras la polémica, si es que la perdió en algún momento.

“Mi experiencia en Vetements fue increíble, pero es solo un buen recuerdo del pasado”, dicen que le dijo una ‘portavoz’ de Demna a Vanessa Friedman, por toda respuesta a la entrevista de Guram (eso y que él solo se pronuncia si toca hablar de Balenciaga). Las ‘noticias’ que están dando cuenta del rifirrafe no lo recogen, pero sí las ocurrencias de usuarios de redes sociales (el equivalente de ir a preguntar a los vecinos cuando alguien del barrio ha cometido un crimen, “pues parecía normal, a mí siempre me daba los buenos días”). Tampoco se reconoce la apabullante capacidad de las prendas de los Gvasalia para transformar la silueta de quien las viste, del asombroso trabajo de patronaje que esconde una mera sudadera, venga con la etiqueta del uno o del otro. Por supuesto: lo primero es el salseo. También en moda.

¿Quiere Guram proponerse como una Kylie Jenner, relevo generacional del clan Kardashian? Parece que sí, de forma poco sutil con esta camiseta (agotadísima) de Vetements.
¿Quiere Guram proponerse como una Kylie Jenner, relevo generacional del clan Kardashian? Parece que sí, de forma poco sutil con esta camiseta (agotadísima) de Vetements.SSENSE

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