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Sequedad en la piel y picor: a qué hora ponerlo y cómo optimizar el aire acondicionado

Aunque sea un lujo que muchos no se pueden permitir, su presencia cada día es más frecuente en los hogares españoles. Existen formas de usarlo para no dañar el planeta ni nuestra salud.

El aire acondicionado tiene consecuencias directas en las mucosas y en el piel.
El aire acondicionado tiene consecuencias directas en las mucosas y en el piel.Getty (Getty Images/CSA Images RF)
Elena Muñoz

En 2023, España ha batido récords de altas temperaturas en varias ocasiones. Hemos sufrido episodios de calor intenso antes siquiera del inicio del verano y las olas de calor han demostrado su capacidad abrasiva empujándonos a cualquier resquicio de sombra cuando no podemos evitar las calles. En el interior de las viviendas, el aire acondicionado va camino de convertirse en un bien de primera necesidad mientras que buena parte de la población renuncia a su uso como consecuencia, entre otras cosas, de la pobreza energética. Según datos de un estudio de Idealista publicado en 2022, solo una de cada tres casas en España cuenta con equipos de climatización, con la ciudad de Córdoba a la cabeza y Guadalajara a la cola.

Y los afortunados que sí cuentan con aire en casa no siempre se hace un uso adecuado del mismo. Los expertos recomiendan seguir ciertas pausas en aras de lograr una eficiencia energética que repercutirá de manera positiva en nuestro bolsillo, en nuestra comodidad e incluso en nuestra piel, ya que la exposición continuada a corrientes de aire acondicionado también puede ocasionar estragos en la dermis.

Elegir la temperatura adecuada

Pero, comencemos por el principio. ¿En qué deberíamos fijarnos a la hora de hacernos con un aparato de aire acondicionado? Araceli de la Fuente, directora de comunicación corporativa de Mitsubishi Electric, lo tiene claro: “Es muy importante que se use un equipo que incluya la mayor clasificación energética A+++”. Esta etiqueta, representada en color verde oscuro e integrada al comienzo de una escala de valores, avisa al comprador de que su consumo de electricidad será el más eficiente posible.

Si tu aire acondicionado ya tiene unos años o si no se corresponde con la etiqueta de mejor nivel energético, no hay necesidad de preocuparse porque existen multitud de trucos prácticos para fomentar esa eficiencia sin pasar calor. El aspecto más importante tiene que ver con la selección de la temperatura. Y esto es clave no solo en términos de ahorro, sino para evitar los inesperados resfriados de verano. De la Fuente afirma que “el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) recomienda mantener la temperatura del aire acondicionado en un rango de entre 24 y 26ºC durante el verano”.
Esa variación térmica de dos grados – mucho más significativa de lo que puede parecer –dependerá de la superficie de la estancia. La experta apunta que “25ºC sería una temperatura ideal para un salón para que pueda tener más alcance”, algo menos de los 26ºC recomendados “en una habitación”.

Tratar de rebajar el calor de la vivienda de manera progresiva resulta mucho más eficiente que adoptar cambios bruscos de temperatura. Para reducir los números de tu factura energética, lo mejor es por tanto fijar una temperatura estable a lo largo del día. Junto con las prácticas habituales de bunkerización del hogar –léase bajar persianas y desplegar toldos para evitar la entrada del sol directo–, los expertos aconsejan asegurarnos de que la vivienda cuenta con un buen aislamiento térmico (clave también para la temporada de frío). Tampoco estaría de más, si es posible, programar el aire acondicionado con el objetivo de ajustar la temperatura en todo momento y sin necesidad de estar en casa.

Si bien existen multitud de factores que dificultan medir con exactitud cómo repercute el uso del aire acondicionado en nuestro bolsillo (temperatura, orientación de la estancia, tipo de aparato…), desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) calculan que una hora de funcionamiento equivale a unos 30 céntimos de euros, siempre teniendo en cuenta el coste variable de la electricidad.

Limpiar los filtros para proteger la salud (y el bolsillo)

Un buen mantenimiento del equipo de climatización repercute de forma directa en la factura, por ello desde Mitsubishi Electric insisten en la importancia de “realizar revisiones periódicas por un especialista y limpiar los filtros para conseguir el óptimo funcionamiento del equipo. Esto influye en el ahorro, ya que la acumulación de suciedad en los filtros hace que el aparato consuma mucho más”. Además de jugar a favor de la economía doméstica, limpiar los filtros antes de comenzar la temporada de uso del aire acondicionado, así como una ventilación diaria adecuada, nos evitará estornudos y, en general, alergias.

¿Cómo afecta a la piel?

Por otro lado, si estás expuesta de manera recurrente al aire acondicionado, ya sea en casa o en tu lugar de trabajo, es posible que hayas notado la consecuencia más clara einmediata que las corrientes de aire tienen en tu piel: la sequedad. La absorción de la humedad presente en el ambiente es la razón por la que se produce una “deshidratación en la mucosa nasal, así como también en la piel”, analiza la doctora Maria Florencia Vera Morandini, experta en dermatología de Mesostetic. Y añade que “cuando la humedad ambiental es baja, la piel pierde humedad, alterándose el manto hidrolipídico, dejándola deshidratada con poca luminosidad y apagada”. Para recobrar algo de la humedad perdida, se puede optar por colocar un humidificador ambiental que contrarreste el efecto del aire seco, aunque si se busca un efecto directo sobre la piel, la experta recomienda “mantener la piel hidratada con productos tópicos con ácido hialurónico y componentes como ceramidas, estrés de colesterol y ácidos grasos, entre otros, ya que son componentes que están presentes en nuestra barrera lipídica cutánea”.

Los mismos cambios cutáneos observados durante el invierno pueden desarrollarse en pleno verano si no se hace un uso adecuado de los sistemas de climatización. Desde el punto de vista de Vera Morandini, “el descenso de la temperatura y de la humedad característicos del invierno y de los ambientes fríos provoca una disminución del contenido de agua del estrato córneo, produciendo mayor susceptibilidad a tener sequedad, prurito/picor y leve enrojecimiento”, algo que puede pronunciarse todavía más en caso de pieles sensibles. A falta de playa o piscina, el aire acondicionado es nuestro mejor aliado para evitar el calor sofocante, pero para sacar el máximo provecho a estos dispositivos, nada mejor que usarlos de manera eficiente.

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