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Bañadores que duran para toda la vida: cómo detectar cuando la licra es buena

Bañador negro de DosMares.
Bañador negro de DosMares.Cortesía de DosMares

Ahora que sabemos cómo cuidar bañadores y biquinis para que no se estropeen quizá estemos más dispuestos a invertir en un buen traje de baño con un tejido de calidad, acabados bien hechos y un diseño especial con la idea de que nos dure no uno sino muchos (muchos) veranos. Al menos esta es la tendencia a la que vamos desde la pandemia, según  según la plataforma de datos Editd en el verano de 2021 las ventas de bañadores vieron un crecimiento exponencial y los estilos más exitosos pasan por trajes de baño de una sola pieza, sin estampar y, a poder ser, sostenibles.

En sus últimas vacaciones a la playa, Elena (40 años) llamó la atención de su grupo de amigas con un precioso bañador negro de una sola pieza, con la espalda escotada. La prenda era tan sencilla como reluciente: “¿Dónde lo has comprado?” “Tiene 20 años. Me lo compró mi madre al empezar la universidad… es de Christian Dior. Costó un dineral pero míralo, aquí está, como nuevo”. Efectivamente, así estaba. En un vistazo rápido a la tienda de la marca francesa encontramos un modelo similar, en azul marino, fabricado en Italia, sin forro y con un tejido que es un 74% poliamida y un 26% elastano, por 750 euros. Es el más económico de los trajes de baño de la firma, que llegan a los 1.800. Unas cantidades muy por encima de lo que solemos gastar en bañadores (una de las pocas encuestas al respecto, elaborada por vente-privee.com, revelaba que ya en 2017 las españolas invertimos unos 70 euros al año) que hace plantearse qué es lo que hace que un bañador sea de calidad y cómo podemos distinguir a simple vista un buen tejido elástico sin necesidad de desembolsar esa cifra.

Bali Swim es un fabricante indonesio de trajes de baño líder en producciones mínimas pequeñas a nivel mundial que trabaja con cientos de marcas en todo el mundo, de EE.UU. a Europa o Australia, y ha elaborado una completa guía para aquellos que están buscando un buen tejido, desde su composición hasta su peso o sus características. Tal y como la marca sintetiza, hay dos principales opciones cuando hablamos de telas: la primera son las mezclas de nailon (o poliamida), las más extendidas en el universo de trajes de baño femeninos. Esta tela es suave y cómoda, ofrece un buen estiramiento y se amolda bien al cuerpo. La mezcla suele llevar un 20% de fibra elástica, bien de licra, spandex o elastano. El resultado es de una muy buena flexibilidad, transpirable, con durabilidad y de secado rápido, pero de poca resistencia al cloro. Es recomendable lavar este tipo de prendas a mano y se pueden colgar para secar, porque no se deforman.

La licra es una fibra que hace referencia a una marca registrada de elastano o spandex, Lycra, considerada la más elástica y de mayor calidad. Es lo que permite que el bañador se deslice a través del agua, que se ajuste tan bien al cuerpo, que se conserven el color y la forma, y que la prenda resulte tan cómoda. Si quieres diferenciarla a simple vista en una tienda, al tacto notarás que el tejido es fino pero denso, al estirarlo con las manos notarás que no transparenta y en cuanto lo sueltas, que recupera su forma original al instante sin dejar marcas ni ondas. Si vas a comprar online deberías fijarte en que la etiqueta de composición del bañador especifique que se trata de este elástico y no uno genérico. Otro punto que suele dar pistas de que se trata de Lycra es el precio: los trajes de baño que la llevan suelen ser bastante costosos.

Una de las primeras marcas españolas en emplear Lycra en trajes de baño, allá por 1970, fue Andrés Sardà, como recuerda para SModa Nuria Sardà, que relevó al diseñador al frente de la dirección creativa de la firma en 1998: “Mi padre, Andrés Sardà, tuvo la visión de ser el primer fabricante en utilizar tejido elastizado con Lycra, y siguió el proyecto de su desarrollo y comercialización desde el inicio”. Lycra, asegura, aporta a sus prendas la capacidad de elongación y retorno que buscan así como sujeción sin oprimir, haciéndolas más cómodas. “Hay que aclarar que Lycra es la marca registrada de la primera fibra elástica que inventó la empresa DuPont en 1958. No es un tejido. Es un elastómero con el que se tejen o tricotan tejidos elásticos. Esencialmente Lycra se diferencia del resto de los elastómeros o spandex. Además, la calidad de Lycra es superior a la del resto de los elastómeros”, asegura Sardà, cuyos tejidos elásticos “proceden de los mejores fabricantes de Europa” y que los emplea en ropa interior, en encajes, tules y satén de seda, y en baño, en tricots o jacquards, todos ellos principalmente italianos, franceses, belgas y españoles. El precio de los bañadores que diseña está entre los 200 y los 300 euros.

En la actualidad, Lycra ha desarrollado diferentes variantes de su fibra original que nos permiten dotar a nuestras prendas de cualidades extraordinarias. Ejemplo de ellos es la Lycra XTRA LIVE, que resiste mejor a las agresiones de agentes externos como el Sol, las lociones solares, el cloro o el agua de mar. Esta hará que nuestras prendas resistan mejor el paso del tiempo, manteniendo el confort, el ajuste y su calidad inicial. La durabilidad de una prenda realizada con Lycra XTRA LIFE comparada con una realizada con otro elastomero se calcula que es 10 veces superior”, cuenta esta diseñadora.

Por otro lado están las mezclas de poliéster, muy utilizadas en los trajes de natación de competición. El motivo es que este es un material más fuerte, con mayor resistencia al cloro, a los rayos UV, a la abrasión y a la contracción. Se seca más rápido aún, tiene una gran transpirabilidad y también se recomienda lavar a mano (tampoco se deforma al tenderlo). Se le considera una dos o tres veces más duradero que el spandex o el elastano genérico, suele tener un precio más elevado y no es tan elástico: aunque mantiene bien la forma, es más difícil de poner al principio. Estas características evidencian que uno debería elegir su traje de baño en función del uso que le vaya a dar.

Traje de baño de una pieza, de Dior.
Traje de baño de una pieza, de Dior.@ Dior

A medida que la industria de la ropa de baño madura y evoluciona, las tendencias vienen con ella. Esto da como resultado olas de nuevos tipos de telas en trajes de baño: si en 2018 se puso de moda el tejido de neopreno para los bañadores, en las últimas temporadas el ganador es el tejido texturizado, desde bañadores acanalados a piezas, incluso, de crochet o de terciopelo. Este tipo de tejidos se da especialmente en marcas con rangos de precios superiores, ya que es necesario conseguir que sus hilos sean especiales: de secado rápido, capaces de mantener su forma, resistentes al sol y a los daños químicos, y a ser posible duraderos. Este tipo de telas requieren más tiempo y trabajo, especialmente si se hacen a mano.

Tradicionalmente, los trajes de baño han usado telas dañinas para el medio ambiente. Sin embargo, a medida que la conciencia y la demanda de los consumidores han evolucionado, las opciones de tela también lo han hecho. Uno de los mejores es ECONYL®, un nailon regenerado a partir de productos pre y posconsumo como redes de pesca, restos de telas, alfombras y plástico industrial de vertederos y océanos de todo el mundo. Otros ejemplos de tejidos reciclados para trajes de baño, como REPREVE®, fabrican los suyos a partir de botellas de plástico recicladas.

El test del tiempo

¿Cuánto tiempo podemos esperar que dure un buen bañador? No todo el mundo puede (ni está dispuesto a hacerlo) pagar más de 700 euros por una pieza para bañarse, pero tomando como ejemplo el bañador de Elena y su equivalente a 750 euros de hoy, es como si hubiera invertido 35 euros al año, todos los años desde hace 20, en él. Visto así quizá no resulte tan escandaloso, pero resulta clave saber cuántos años de vida útil debemos exigir a un buen bañador. Nuria Sardà lo considera una relación a largo plazo: “No hay una durabilidad máxima para nuestras prendas. Con un buen trato, aclarándolas después de cada uso y secándolas a la sombra vueltas del revés, duran muchísimo. Puedo decir que tengo prendas de hace más de 30 años que siguen estando en muy buen estado y, en nuestros archivos, piezas de nuestras colecciones iniciales siguen impecables a pesar del paso del tiempo. A menudo nuestras clientas nos reconocen la durabilidad y calidad total de nuestras colecciones”, asegura.

Bañador entero, de Eres.
Bañador entero, de Eres.@ Eres

Otro de los factores que habría que tener en cuenta a la hora de comprar un bañador de lujo es el diseño. ¿Te verías con ese Mugler asimétrico tan despampanante dentro de un par de décadas, digamos a los 50 o a los 60? ¿O con alguno de esos múltiples escotes en el abdomen que tanto se están viendo este verano, desde Zara con su exitoso y agotado modelo naranja al Jennifer de la marca Dodo Bar Or que tanto llevan las “influencers” en redes sociales? ¿O uno de esos bañadores-tanga de gran escote en la ingle que tanto se llevan ahora? Quizá sea una inversión más segura apostar por modelos atemporales, desde el clásico bañador negro de , hasta otras marcas como el de ribete ondulado de Marysia (fundada por la bailarina Marysia Dobrzanska Reeves en 2009 y con gran éxito también en redes sociales) o el modelo de tirante fino de la francesa Eres (fundada en París en 1968, hoy propiedad de Chanel, y enseña de lujo por antonomasia en este campo, conocida por su Lycra de alta resistencia). «Un bañador dura toda la vida», dijo en SModa Marie-Paule Minchelli, directora de estudio de Eres.

Los estudios al respecto van por esa línea. El NPD Group, una empresa que se especializa en información minorista, realizó una encuesta sobre trajes de baño. Una de las conclusiones fue que el ajuste e un traje de baño es mucho más crucial que cualquier otro aspecto, más importante incluso que su comodidad, su estilo, su calidad e incluso su precio. Quizá porque un buen ajuste sea la clave de un buen tejido y un aspecto favorecedor.

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