Vicky Martín-Berrocal: “El día que murió Jesús Quintero tuve una charla con él en el tanatorio. Ahí decidí hacer el ‘podcast”
La diseñadora, ‘socialité' y comunicadora ha roto todas las expectativas con su programa ‘A solas’. Ahora que termina su primera temporada, hablamos con ella de los retos que ha supuesto esta incursión en el mundo de las entrevistas
La sevillana Vicky Martín-Berrocal, diseñadora de moda flamenca pero también personaje habitual en las revistas del corazón, sabe perfectamente lo doloroso que es que a uno lo saquen de contexto o lo mal que puede sentar un titular puesto con mala idea. Por eso, cuando entrevista a sus invitados (de Marta Sánchez a Sofía Vergara, de Isabel Díaz-Ayuso a Sebastián Yatra) entiende que la premisa más importante que debe manejar es no traicionarlos pero, a la vez, sacarles toda la verdad. “La gente debería poder expresar sus opiniones sin miedo al juicio sumario”, dice para explicar el espíritu con el que ha afrontado esta aventura. Aunque ella había hecho algún que otro programa de televisión y presentado el de copla de la televisión autonómica andaluza, “que son cinco horas de directo”, esta es la primera vez que ha probado la fórmula del tú a tú. Y vaya que si le ha salido bien.
¿Cómo se dio cuenta de que era buena haciendo entrevistas?
Todo viene después de la muerte de mi amigo Jesús Quintero. Él siempre estuvo muy pesado con que tenía que hacerlo: me decía que yo siempre me mostraba como era de verdad y que no hay mucha gente libre, que no tenga miedo a hablar de lo que sea. Y es cierto que yo tengo eso, me di cuenta a los 14 años con mis compañeros de internado que venían a contarme sus cosas, tanto que a veces colgaba el cartel de “no molestar” en la puerta. Corrió el rumor de que sabía escuchar y dar consejos, porque me ponía en el pellejo de la gente. Jesús sabía que yo tenía esa cualidad, se abría mucho conmigo y me decía: “Tú cuando miras a los ojos provocas que la gente te cuente cosas. Deja de hacer esas chorradas que haces en la tele”. Y claro, si la persona que más admiras te dice eso, pues te impresiona.
¿Y qué fue lo que la llevó a tomar el impulso definitivo?
Pues mucha gente dirá que estoy loca por esto, pero fue así. El día que muere Jesús Quintero [el 3 de octubre de 2022], tengo una charla con él en el tanatorio. Me dejaron sola allí y al salir llamé a Gabriela, mi productora, y le dije: “Quiero poner esto en marcha ya y no esperar ni un segundo más”.
¿Y lo está disfrutando?
Muchísimo. Sentarte una hora con alguien interesante, teniendo en cuenta la rapidez con la que vivimos, es un lujo. Es una hora en la que nadie nos interrumpe. Cuando termino cada charla siempre pregunto al invitado cómo se ha sentido y me suelen decir: “Me he sentido demasiado bien”, “no quiero que quites nada”. Yo con esto no tengo ánimo ninguno de tocar la gloria de conseguir grandes titulares, yo quería hacerlo porque necesitaba hacerlo.
¿Es terapéutico hacer entrevistas?
Lo es. Para mí misma también. Muchas preguntas que hago a los invitados son las mismas que me hago a mí misma y para las que con frecuencia no he tenido respuesta. Por ejemplo, “¿qué es lo que te hace feliz?” o “¿te consideras una persona libre?”. Yo antes pensaba que era libre y me doy cuenta de que cuando verdaderamente lo soy es ahora. También es cierto que yo formo parte un poco de este mundo y no quiero violentarlos y ellos lo notan.
¿Le da miedo que le hagan confesiones demasiado difíciles de gestionar?
Pues está el caso de Sofía Vergara. Tuve 30 minutos con ella el mismo día que canceló todos sus demás compromisos. Yo no sabía si iba a sentirse cómoda, pero muy pronto vi a una mujer de una pieza. Me dijo eso de que lo que necesita para ser feliz es el dinero, que fue un bombazo, o que lo que le quitaba el sueño era la menopausia. Cuando terminó entró su representante y le dijo: Sofía, llevo 20 años contigo y jamás te he visto soltar tantas verdades como hoy. Yo pensé: madre mía, me lo van a cortar todo y me van a dejar 10 minutos, pero ella dijo: “Mira, ha sido todo muy verdad y no voy a quitar nada”.
¿Alguien sí le ha hecho quitar algo?
Nadie me ha puesto límites. Ni siquiera Isabel Díaz Ayuso, y me dio una hora de entrevista. La charla es tal cual la grabamos del tirón.
¿Estuvo preocupada por Marta Sánchez, cuando habló de la menopausia en términos un poco polémicos?
Esa ha sido una de las charlas más complicadas que he tenido porque es muy amiga y porque pienso que Marta durante los años que lleva acompañándonos no se ha mostrado como ella. Era un reto porque tenía muchas ganas y a la vez reparo. La llamé y le dije: “Marta, me gustaría que hiciéramos esto, pero si no vas a ser tú, no tiene sentido. Yo quiero escuchar a Marta decir que ha estado jodida por amor, que está insegura, que ha pasado por quirófanos. Quiero ver a esa mujer, olvídate del personaje”. Y me dijo: “Quiero hacerlo y voy a ser capaz”. Todo esto que ha venido después… yo creo que deberíamos poder hablar sin que nos perjudique o signifique un juicio sumario. Si tú pienses que la menopausia es una cosa fea y no quieres que entre en ti pues oye, es lo que tú piensas. Luego llega Sofía Vergara y te lo cuenta diferente, te dice que es algo que hay que aceptar, que hay que llevar de la mejor manera, y bien también. Deberíamos tener derecho a la libertad de opinar.
¿De sus invitados hombres qué es lo que más le ha sorprendido?
Que me digan que han sufrido por amor. Yo siempre pensé que no sufrían ni un carajo y me costaba mucho ponerme en su piel porque nunca he creído en ellos. No soy nadie para quejarme: muchos me han querido a su manera y a mí a su manera igual no me valía. Pero yo siempre le he echado la culpa al hombre cuando una mujer ha llorado y se ha quedado en la cama sin poder salir. Ahora veo que ellos también sufren.
¿Cuál es su entrevista soñada?
Me encantaría entrevistar a Sofía Loren porque ha sido mi referente toda la vida. Sé que la barrera del idioma lo hace muy difícil, pero por soñar…
¿Y ha vuelto a “hablar” con Jesús Quintero?
Cuando tuve a mi primer entrevistado hombre, Sebastián Yatra, estaba muy nerviosa. Por la noche el día antes había estado leyendo las memorias de Jesús y por la mañana, a eso de las 8.30 de la mañana, recibo un mensaje de su hija, Andrea, quien me dice: “Tengo ganas de hablar contigo”. Le dije que viniese al Four Seasons a tomarse un café conmigo antes de la entrevista. Fue muy emocionante y me pareció otra señal.
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