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¿Por qué a veces me levanto afónico?

Ronca, aguda, entrecortada... son algunas características de una voz estresada

Un joven tiene molestia en la garganta al despertar.
Un joven tiene molestia en la garganta al despertar.ozgurcankaya (Getty Images)

Lo primero que tengo que explicarte es la diferencia entre afonía y disfonía. La primera es una pérdida total de la voz y supongo que no es a eso a lo que te refieres en el email que nos has enviado. Probablemente, lo que te ocurre a veces por la mañana es que tienes una voz que no consideras tu voz normal. No existe una definición perfecta de disfonía porque es una alteración de la percepción vocal. Y la voz es muy diferente dependiendo de las culturas, de la situación emocional, o de dónde tengas que proyectarla. Esto supone que decir de una voz que es normal es muy difícil. Podemos decir que una voz es normal cuando tiene un timbre agradable, un tono adecuado para su rango de edad y sexo y un volumen apropiado.

Lo importante es que la disfonía es un síntoma que puede o no ser expresión de una enfermedad local, de las propias cuerdas vocales, o puede ser debida a otras enfermedades sistémicas. Una alteración en la voz tiene más repercusión en la calidad de vida en unas personas que en otras, no es lo mismo una disfonía en un profesional de la voz (cantantes, docentes, teleoperadores, locutores de radio) que en una persona que no requiere la voz como herramienta laboral.

La voz es compleja, pero se produce por la vibración de unos músculos denominados cuerdas vocales. Al lector que nos consulta habría que preguntarle más cuestiones cómo la edad, si padece otros síntomas acompañantes como picor u ardor, si tiene antecedentes de reflujo gastroesofágico, sus hábitos vocales y, lo que es muy importante, si es fumador. Además, es relevante dentro de las disfonías conocer si el paciente padece alguna otra enfermedad o ha tenido alguna intervención quirúrgica cervical.

Las disfonías se dividen en funcionales, que es lo que le probablemente le ocurre a nuestro lector si luego va recuperando la voz a lo largo del día, y orgánicas, que se producen porque hay una lesión. En ambos casos, tanto el diagnóstico como el tratamiento son totalmente diferentes.

Con frecuencia, las lesiones orgánicas se producen por un mal uso o abuso de la voz. Es algo que les ocurre a muchas profesoras y profesores que les aparecen nódulos porque no han tenido un entrenamiento vocal y al final se produce una lesión que produce la disfonía. Generalmente, los profesionales de la voz han aprendido a manejar su instrumento de trabajo. Sin embargo, muchos teleoperadores, docentes, etc., no han recibido formación y por mal uso y/o abuso de su voz comienzan con lesiones orgánicas como nódulos, pólipos o edema que conllevan episodios de disfonías cada vez más frecuentes e intensos.

No solo el mal uso produce lesiones, el tabaco es un factor importante en la disfonía. Y hay lesiones congénitas que también hacen que las cuerdas vocales funcionen mal desde el nacimiento y al final pueden producir una lesión. El reflujo faringolaríngeo habitual también puede provocar una lesión en las cuerdas vocales, y muchas otras enfermedades como algunas patologías neurológicas o endocrinas. Lo más habitual es tener una disfonía dentro del contexto de un proceso catarral y estas ceden tras mejorar el catarro, reposar la voz e hidratar. Todos hemos salido de fiesta y hemos tenido una disfonía que ha mejorado tras el reposo vocal. En definitiva, para tratar las disfonías, hay que conocer la causa que las ha producido y tratarla.

Si es el tabaco, dejar de fumar. Si es el reflujo, tomar medidas higiénico-dietéticas como dejar la cafeína, dejar el alcohol, no hacer cenas copiosas, etc. Si utilizas mal la voz dando clase o entrenando a un equipo de fútbol tienes que saber que las cuerdas vocales debes calentarlas previamente, tienes que hacer pausas en el habla, hacer ejercicios de relajación y no elevar el tono por encima de tus posibilidades. Hay que ser conscientes de que los músculos de cada persona son diferentes y la voz es una capacidad muscular. Una puede hablar muchísimo y no tener nunca una disfonía y otra hablar muy poco y sí padecerla. Esto explica que no todas las personas podemos ser sopranos, al igual que no todas podemos correr una maratón.

En resumen, para evitar la disfonía hay que conocer la causa que la motiva. Aunque parezca el mismo síntoma, una voz anormal, el tratamiento de esta alteración puede ser totalmente diferente: puede precisar un tratamiento médico, quirúrgico y/o logopédico. Es importante saber que una disfonía que no se cura en 15 días realizando reposo vocal, y sobre todo en pacientes con factores de riesgo como el hábito tabáquico, debe ser valorada por un especialista en otorrinolaringología porque puede ser un síntoma de una enfermedad grave como cáncer o una patología neurológica.

Elisa Gil-Carcedo es jefa de sección de Otorrinolaringóloga en el Hospital Universitario Río Hortega y Profesora Asociada en la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid.

Pregunta enviada vía email por Leonardo Fernández.

Coordinación y redacción: Victoria Toro.

Nosotras respondemos es un consultorio científico semanal, patrocinado por el programa L’Oréal-Unesco ‘For Women in Science’, que contesta a las dudas de los lectores sobre ciencia y tecnología. Son científicas y tecnólogas, socias de AMIT (Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas), las que responden a esas dudas. Envía tus preguntas a nosotrasrespondemos@gmail.com o por X #nosotrasrespondemos.

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