Alcohol en la ciudad: en todas partes, a todas horas
Hemos normalizado la disponibilidad y publicidad de bebidas alcohólicas en entornos urbanos hasta tal punto que ya no las vemos
Bares, tiendas de alimentación, restaurantes, terrazas, estancos, supermercados, tiendas pequeñas, terrazas, más terrazas… En todos estos lugares, que caracterizan el día a día de nuestras ciudades, podemos comprar alcohol. Y en verano aumentan la presión y el consumo.
El alcohol es, junto al tabaquismo, la mala alimentación y el sedentarismo, uno de los cuatro factores principales de la morbilidad y la mortalidad por enfermedades crónicas no transmisibles como el cáncer y las enfermedades cardiovasculares. Además, el alcohol es la sustancia psicoactiva y adictiva más consumida en nuestro país, tanto en población adulta como en jóvenes, seguida del tabaco. La evidencia científica es cada vez más clara y contundente: no hay ningún nivel de consumo seguro para nuestra salud. El alcohol es una sustancia adictiva capaz de generar dependencia que se relaciona con más de 200 enfermedades diferentes. Y por esta razón queremos saber cómo son nuestras ciudades y barrios con respecto a estos cuatro factores.
El alcohol está presente en cada esquina de nuestro contexto urbano. Tan omnipresente que es parte de nuestra cultura, es parte fundamental de nuestra socialización en casa, en el trabajo, con amigos, cuando somos jóvenes, adultos o mayores. Y no olvidemos que hay muchas ganancias detrás de esa presencia. El alcohol en las ciudades, su disponibilidad y su publicidad las hemos normalizado de tal manera que ya no las vemos. Un compañero, sociólogo investigador y profesor de epidemiología en EE UU explicaba cómo el contexto debemos siempre verlo desde fuera: “Un pez no sabe lo que es el agua. Si llevamos años, generaciones viviendo en la misma ciudad, no sabemos cómo es nuestro propio contexto urbano”. Y hoy en día ocurre que hemos normalizado, aceptado socialmente la presencia y el consumo de alcohol y por eso nos cuesta tanto verlo, estudiarlo, medirlo y aceptar que está en todas partes, a todas horas.
Cuando empezamos hace unos años en Madrid a medir el entorno urbano con respecto al alcohol, algo que no se había hecho hasta entonces de manera válida y sistemática, diseñamos un instrumento para medir la disponibilidad, publicidad y los signos de su consumo. Y empezamos en una plaza. Pensábamos que las dos investigadoras del grupo podrían medir en un par de horas toda la plaza. Tardaron dos días enteros en poder medir solo esa plaza. Esta investigación, liderada por Xisca Sureda y llevada a cabo en diferentes barrios de Madrid, sirvió para crear y validar el instrumento de medida OH Cities, que también se ha utilizado en Barcelona.
Estudios en Madrid y Barcelona
Tanto en Madrid como en Barcelona hemos estudiado la disponibilidad, promoción y signos de consumo de alcohol según el nivel socioeconómico de los barrios, empleando el instrumento OH Cities. Resultados de ambas ciudades mostraron cómo el medio urbano se caracteriza por incluir elementos que estimulan el consumo de alcohol. Y también mostraron que hay una distribución desigual de estos elementos por las ciudades, según el nivel socioeconómico y las actividades orientadas al turismo y al ocio en nuestros barrios.
El proceso urbano de la turistificación lleva asociados diferentes impactos en salud; y uno de ellos es, sin duda, el de la disponibilidad y publicidad relacionadas con el alcohol. La asociación entre la presión turística y el entorno urbano relacionado con el alcohol la estudiamos en 170 secciones censales (área urbana donde viven unas 1.500 personas) de 73 barrios de Barcelona. Barcelona presentó una media de 8,18 lugares donde comprar alcohol y 7,59 elementos de publicidad de alcohol por cada 1.000 habitantes. Las secciones censales con mayor presión turística tenían 2,5 más veces lugares donde comprar alcohol y 2,3 más veces publicidad de alcohol por 1.000 habitantes que aquellas zonas con menor presión turística.
También llevamos a cabo un estudio cualitativo sobre el consumo de alcohol en espacios públicos sin licencia en barrios con diferente nivel socioeconómico de Madrid, liderado por compañeros sociólogos. Los vecinos destacaron el incumplimiento de las restricciones vigentes sobre la venta de alcohol durante la noche en las tiendas de conveniencia, incluida la venta de alcohol a menores de edad. También destacaron la basura relacionada con el consumo de alcohol, los ruidos molestos y los episodios de violencia, que se percibieron de manera desproporcionada en los barrios más desfavorecidos. Este artículo está en proceso de revisión científica.
El Plan Nacional Sobre Drogas financió un estudio sobre alcohol en las ciudades, a realizar en Madrid y Barcelona, que incluyó la metodología participativa Photovoice. Los 26 participantes que trabajaron durante meses en el proyecto en dos barrios de diferente nivel socioeconómico de Madrid destacaron las siguientes temáticas: el rol tan importante que tiene el alcohol en nuestros procesos de socialización hoy en día, los efectos negativos del consumo de alcohol en el espacio público, la diversidad de precios y oferta de alcohol para que todas las personas consuman y, por último, destacaron el gran negocio que es la venta de alcohol.
Cuanto menos, mejor
Y lo que estudiamos en Madrid y en Barcelona pasa de manera similar en Glasgow, Buenos Aires o Bogotá. Pasa en la mayoría de nuestras ciudades y además pasa de diferente manera en diferentes barrios según su nivel socioeconómico y su utilización turística y de ocio. El alcohol es una pieza fundamental de los determinantes comerciales de las enfermedades. Así lo entiende y estudia en el Reino Unido el consorcio de investigación SPECTRUM (siglas de Shaping Public hEalth poliCies To Reduce ineqUalities and harM, configurar las políticas de salud pública para reducir daño y desigualdad). Las principales causas de las enfermedades y las desigualdades en salud incluyen el consumo de productos no saludables como el tabaco, el alcohol, alimentos con alto contenido de grasa, sal y azúcar. Sabemos perfectamente que estas exposiciones se pueden prevenir. El problema es que estos productos son altamente rentables y en muchas ocasiones los hemos normalizado.
En diciembre de 1995 la OMS organizó una Conferencia en París con el título Alcohol, cuanto menos, mejor. 28 años más tarde, la evidencia científica se acumula para confirmarlo y promover ese cambio de paradigma. Nuestras ciudades deberían ser parte de ese cambio.
Toda esta evidencia y conocimiento científico sobre el alcohol en nuestras ciudades sugiere diferentes medidas/estrategias/intervenciones dirigidas a regular la promoción del alcohol, su disponibilidad y su consumo en el espacio público con el objetivo de cambiar la percepción social sobre el alcohol y disminuir su consumo. Como siempre en salud púbica y medicina preventiva, se trata de cuidar a toda la población. Cuidar a aquellas personas que ya consumimos alcohol, y mucho, para reducir su consumo; y cuidar a aquellas personas que todavía no lo hacen, para que sigan así. Todo un reto social y económico, sin duda.
La salud va por barrios es una sección que explica en tono sencillo y amable los conceptos y avances de la investigación en Salud Urbana, un área de la Salud Pública necesariamente interdisciplinar. La investigación en Salud Urbana tiene como objetivo mejorar nuestras ciudades para mejorar la salud de los millones de personas que habitamos las complejas y desiguales ciudades que hoy caracterizan la vida en nuestro planeta.
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