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Crisis del coronavirus
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El triste balance de un año de pandemia: España será uno de los países europeos con más muertes

El análisis de la mortalidad en la Unión Europea y otros países con datos disponibles, en la ‘newsletter’ de Kiko Llaneras

Kiko Llaneras

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Buenos días. Hoy os traigo unas cuentas dolorosas, que nunca hubiésemos querido hacer, pero que son inevitables. Se cierra el primer año de la pandemia y es momento de hacer un balance de su dimensión. ¿Cuántas muertes se sumaron por culpa del virus?

Es un balance malo para España. Somos el país con más exceso de muertes por habitante de toda la Unión Europea, según cifras de Our World in Data y Mortality.org. Por delante también de otros países que ofrecen estos datos, como Estados Unidos o Chile. Los registros civiles han contabilizado unas 77.000 muertes inesperadas desde marzo, por encima de las contabilizadas normalmente entre 2015 y 2019.

Ese exceso supone 1.650 muertes por cada millón de habitantes, lo que coloca a España como el país más golpeado por la covid-19 hasta ahora en la UE. Tiene muy cerca a Bulgaria (1.620 muertes por millón), que pronto le superará, y no muy lejos a países como Bélgica (1.380), Reino Unido (1.160) e Italia, que en octubre rondaba los 1.270 muertos por millón.

En la tabla he incluido también el exceso en porcentaje. Este año en España ha muerto un 26% de personas más de lo normal. La cifra es parecida en Italia, Bélgica, Chile y EE UU, pero hay países mejor parados, como Dinamarca o Noruega, que no pasan del 2%.

Sobra decir que todas estas cifras son provisionales. Primero, porque algunos países notifican más despacio. Pero, sobre todo, porque las muertes continúan creciendo, a veces muy deprisa.

Hay segundas olas tremendas. El gráfico siguiente muestra cómo se han ido acumulando las muertes en cada país. Es útil para ver la situación ahora y comparar con primavera.

Los países más golpeados en otoño pueden separarse en dos grupos. Por un lado están los que no habían sufrido la primera ola, como la República Checa (800 muertos por millón desde verano), Polonia (580), Eslovenia (700) o Lituania (680). De este grupo la peor situación se vive en Bulgaria, que parece estar sufriendo este invierno el peor brote del continente en todo el año (1.620). Peor que España o Italia en primavera.

Pero también hay países que encadenan dos olas duras, como Bélgica, España o Italia. Bélgica es el cuarto país con más muertes en invierno (710 por millón) y España es el séptimo (575).

El último gráfico es una variante del anterior que representa las muertes por semana. Lo he dejado al final porque los picos, a veces, son engañosos. En España el peor momento de abril eclipsa las muertes desde verano, pero en acumulado la segunda ola no está lejos de la primera.

El gráfico es útil para ver cuándo hubo exceso de defunciones. Hay varios países que tuvieron picos de mortalidad en verano, que no coinciden con picos de muertes confirmadas (con test) y que seguramente se deben a olas de calor. Una parte del exceso, por tanto, no tendrá que ver con el virus.

Pero sigo pensando que esa métrica es la mejor para medir el impacto del virus. Más aún desde la semana pasada, cuando se confirmó que casi todo el exceso de muertes observado en España en primavera tuvo por causa la covid-19. Así lo atestiguaron los médicos en los certificados de defunción, que no solo vincularon la enfermedad con la mayoría de los fallecimientos, sino que la consideraron su causa principal.

Las (débiles) teorías negacionistas

Señalo esto último para contradecir una teoría de estos meses. La que decía que las cifras oficiales, al sumar todas las muertes de personas infectadas, estaban confundiendo muertes “con coronavirus” con muertes “por coronavirus”. Esa teoría siempre tuvo un problema —no podía explicar por qué había más muertes que el año pasado—. Pero ahora también tiene en contra los diagnósticos de la primera ola. Es al revés: las muertes confirmadas son solo una parte de todas las muertes que los médicos atribuyeron al virus al certificarlas.

Pero no es el único mito negacionista que se ha debilitado.

En febrero se dijo demasiadas veces que el coronavirus no era más que una gripe, aunque los datos sugerían lo contrario. Basta repasar algunos comentarios que recibimos Nuño Domínguez y yo cuando lo contamos. “No aciertan nada”, “mucha histeria”, “creando alarma”.

En abril empezó a correr la tesis “con coronavirus”. También se dijo que el confinamiento podía matar más gente que la enfermedad, pero ahora sabemos que no fue así.

La última teoría fallida surgió en verano y venía a decir que el virus ya no mataba porque había mutado (o porque en realidad nunca lo había hecho). Los que la sostenía explotaban un gráfico correcto, que representaba la curva de casos arriba y la de muertes abajo, donde se veían tantos contagios como en marzo pero muy pocas muertes. Pero las muertes acabaron llegando y la teoría fue saliendo de circulación.

Entiendo estas teorías y entiendo la pulsión escéptica. Pero creo que habría que ser más precavidos antes de rebajar la alarma. Negar la peligrosidad del virus se ha demostrado, una y otra vez, un grave error.

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Sobre la firma

Kiko Llaneras
Es periodista de datos en EL PAÍS y doctor en ingeniería. Antes de llegar al periódico en 2016 era profesor en la Universitat de Girona y en la Politécnica de Valencia. Escribe una newsletter semanal, con explicaciones y gráficos del día a día, y acaba de publicar el libro ‘Piensa claro: Ocho reglas para descifrar el mundo’.

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