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Fernando Morán contribuyó a poner a España en su sitio

El diplomático fue también político, novelista, ensayista, memorialista, publicista, lector empedernido y un conversador fascinante

Fernando Morán, en la Plaza Mayor de Madrid en octubre de 1990. En vídeo, la trayectoria política de Fernando Morán.Vídeo: MARISA FLÓREZ

Diplomático, político, novelista, ensayista, memorialista, publicista, lector empedernido y conversador fascinante: Fernando Morán fue todo eso y mucho más. Personalidad única e irrepetible, perteneciente a una generación clave, la de los niños de la guerra, que se forjó en la posguerra civil y surgió con fuerza a la conciencia y a la vida pública españolas a mediados de los años 50 y luego cumplió un papel decisivo en la transición a la democracia, la apertura de España al mundo y su ingreso con fuerza en la construcción europea.

Fernando nació en Avilés en 1926 y aunque la mayor parte de su vida transcurrió en Madrid, con periódicas estancias profesionales e institucionales fuera de España (Buenos Aires, Pretoria, Lisboa, Londres, Nueva York, Bruselas, Estrasburgo…), siempre permaneció muy vinculado a su patria chica, enorgulleciéndose de haber representado a Asturias como senador durante el periodo constituyente y de haber participado activamente en la etapa preautonómica y en la elaboración del Estatuto de Autonomía. Todo ello le valió, mucho más tarde, obtener la Medalla de Oro de Asturias y ser reconocido como hijo predilecto de su ciudad natal.

Licenciado en Derecho por la Universidad de Madrid, estuvo entre los primeros jóvenes españoles que acudieron a centros universitarios en París y Londres a ampliar estudios internacionales tras la guerra mundial. Esas estancias en la Europa que renacía, junto con sus lecturas y contactos intelectuales, hicieron de él muy pronto un demócrata comprometido a la vez que un europeísta convencido. Ingresó en 1952 en la Escuela Diplomática, donde presentó una memoria acerca de España y la comunidad agrícola europea: ya entonces estaba claro hacia dónde apuntaban sus afanes y aspiraciones.

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En esos años contribuye a fundar, junto con Tierno Galván y otros, la Asociación por la Unidad Funcional de Europa y comienza sus actividades clandestinas contrarias al régimen dictatorial y a favor de una transformación democrática y modernizadora de España, que llevarían luego a la formación del Partido Socialista Popular, más tarde refundido en el PSOE, en el que militaría durante el resto de su carrera política.

En paralelo, Morán mostró pronto su vocación literaria, con la sucesiva aparición de novelas (como También muere el mar o El Profeta), colecciones de cuentos y relatos (como Joe Giménez promotor de ideas o, más tarde, El día en que…), ensayos literarios (como Novela y semidesarrollo o Explicación de una limitación) y ensayos políticos (como El nuevo reino o Revolución y Tradición en África Negra).

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Toda esta producción la va realizando Morán mientras prosigue su carrera diplomática en diversos puestos en América Latina, África y Europa Occidental, así como en el Ministerio de Asuntos Exteriores, donde, sin esconder nunca su compromiso político democrático, es reconocido como un notable experto en cuestiones internacionales, en especial en el área del Mediterráneo, Norte de África y mundo árabe, cuya dirección asume en el momento crítico de la llegada de la nueva Monarquía.

Cuando en 1978 es elegido senador socialista por Asturias, Morán es designado como portavoz del PSOE en la Comisión de Asuntos Exteriores en el Senado y se concentra en articular una visión propia del papel de España en el mundo. El largo ensayo resultante de esa reflexión: Una política exterior para España, publicado en 1980, es objeto de amplia atención por la opinión pública en un momento en que las fuerzas políticas debaten en torno a la mejor manera de insertar a España en el concierto internacional.

Al llegar la victoria del PSOE en las elecciones de 1982, el presidente del Gobierno Felipe González escoge a Fernando Morán como ministro de Asuntos Exteriores, cargo que desempeña entre diciembre de 1982 y junio de 1985. Durante ese periodo, Morán despliega una incansable labor que se extiende a muy diversos horizontes pero que está centrada en un objetivo primordial: lograr el ingreso de España en las (entonces) Comunidades Europeas en los plazos más breves y salvaguardando los intereses nacionales. Ese objetivo se logra plenamente con la firma, el 12 de junio de 1985, del Acta de Adhesión y su inmediata ratificación en votaciones unánimes del Congreso y el Senado, tras la presentación y defensa realizadas por el propio Morán.

Esa apasionante etapa ha sido relatada por Morán en la memoria de su paso por el ministerio, titulada España en su sitio (1990), a modo de lema y cifra de su acción al frente de Exteriores. Así lo han visto también muchos observadores, que han resaltado su papel estelar en ese logro histórico para nuestro país, que continúa marcando nuestro papel en la escena internacional.

Tras un corto periodo como representante de España ante las Naciones Unidas en Nueva York, Morán volvió a mostrar su vocación política y su compromiso europeo al liderar las candidaturas del PSOE al Parlamento Europeo en sucesivas elecciones, ejerciendo como europarlamentario entre 1987 y 1999. Luego intentó, sin éxito, ser elegido como alcalde de Madrid, si bien mantuvo su interés por los temas municipales al presidir la Comisión de Grandes Ciudades, creada por el PSOE para estudiar a fondo los problemas y los retos de los espacios urbanos.

En las postrimerías de su vida política, Morán no dejó de preocuparse por la mejora de la calidad de la democracia y por la importancia de atraer a los jóvenes: de ahí sus ensayos que llevan estos significativos títulos: Política para gente joven; Carta abierta a un joven sobre la Europa que viene; y Tiempo de reformas: ideas para una renovación política. También en eso Morán se adelantó a su tiempo. Y todavía tuvo tiempo para reflejar sus vivencias y experiencias en libros como Bloc de notas, Luz al final del túnel o Palimpsesto.

Toda esa brillante carrera política, diplomática y literaria le ha hecho acreedor al merecido tributo que un amplio grupo de colaboradores, amigos y admiradores ofreció a Morán hace pocos meses mediante el libro homenaje que, bajo el título El lugar de España en las relaciones internacionales, publicaron conjuntamente el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación y el Principado de Asturias, con ocasión del 33º aniversario del ingreso de España en las Comunidades Europeas. Afortunadamente, Fernando llegó a tener el volumen entre sus manos, junto con su inseparable compañera de más de seis décadas, María Luz, y sus hijos Fernando, María Luz y Clara.

Juan Antonio Yáñez-Barnuevo es embajador de España

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