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Elecciones Generales
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Seis claves del resultado electoral (que los sondeos ya habían anticipado)

Se confirmó el bloqueo, el conflicto catalán catapultó a Vox, Ciudadanos sufrió un descalabro y las encuestas volvieron a estar acertadas

Kiko Llaneras

Estas elecciones han sido un déjà vu en muchos aspectos, pero al menos uno me produce alegría: las encuestas han vuelto a estar muy acertadas. El promedio de sondeos que publica EL PAÍS apenas se desvió 1,1 puntos por partido, mejorando su acierto de abril. La mayor desviación se produjo con Vox (que sorprendió logrando 2 puntos más) y Ciudadanos (que se fue 1,2 puntos más abajo), pero ambos errores entraban dentro de lo posible porque van en la dirección de las tendencias. Los sondeos estuvieron bien, con una excepción sonada: el CIS.

Este domingo quedaron despejadas media docena de incógnitas sobre el futuro Gobierno, la opinión de los españoles y el destino de cada uno de los partidos. Esto es lo que aprendimos este domingo por la noche.

1. Se confirmó el bloqueo. Para la pregunta fundamental de estas elecciones se cumplieron los presagios de nuestras predicciones: no habrá mayorías fáciles, ni por la izquierda ni por la derecha, y la formación de Gobierno será endiablada. Pero al menos ahora conocemos las principales opciones. El PSOE puede buscar la investidura con una fórmula similar a la de julio, es decir, poniendo de acuerdo a los partidos de su izquierda y a los nacionalistas, pero necesita además la complicidad de ERC. Las alternativas pasan también por el PSOE, que tendría dos posibilidades aritméticas, reemplazar a ERC por Ciudadanos o apoyarse en el PP. No son fórmulas sencillas, pero el vértigo de unas terceras elecciones debería volver más creativos a los líderes de los partidos.

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2. El conflicto catalán catapultó a Vox. Desde mediados de octubre, la formación de derecha radical no paró de crecer en los sondeos y al final logró el 15% de los votos. Vox tiene los tres rasgos de su familia política: es autoritario, populista y nativista. Y es posible que en el futuro crezca con su discurso populista —su pretensión de proteger al pueblo español y virtuoso de una élite global, progresista y corrupta—. Pero de momento su gran baza ha sido la cuestión nacional. El dato más elocuente lo encontré en el sondeo de 40dB. que publicó este periódico: el 30% de los votantes del PP, el 15% de Ciudadanos y hasta el 8% del PSOE decían que Vox era el partido “más capacitado para afrontar el conflicto catalán”.

3. La investidura fallida pasó factura. Los partidos que retroceden son aquellos que podía haber impedido estas elecciones: pierden apoyos PSOE, Podemos y sobre todo Ciudadanos. En el caso del PSOE la caída es más evidente si la medimos respecto de los sondeos del verano, cuando el partido superaba el 30% intención de voto.

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4. Ciudadanos sufrió un descalabro. No es normal que un partido pierda más de la mitad de sus votos en apenas seis meses. Habrá tiempo para pensar en los motivos, pero es imposible no preguntarse cuál habría sido el destino del partido si se hubiese negado a pactar con Vox o si en julio se hubiese abierto a gobernar con el PSOE en el lugar de Podemos.

5. El equilibrio entre bloques apenas se movió. En abril, las sumas de izquierdas (PSOE, Podemos y Compromís) y derechas (PP y Ciudadanos) más la ultraderecha de Vox empataron prácticamente con un 43% de los votos cada uno; y ahora ese resultado se ha repetido prácticamente calcado.

6. La izquierda también quedó prácticamente en tablas. El PSOE se quedó casi donde estaba y Unidas Podemos perdió solo un punto y medio, pese a que le había surgido un competidor a la izquierda. Mi sensación es que la batalla entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón está aún por librarse. Encuentro méritos para ambos, en la resistencia de Podemos frente a dos competidores, pero también en la entrada de Más País al Congreso.

Fue una noche sin enormes sorpresas, ni para las encuestas ni para quienes las seguimos (que somos casi todos). Pero prefiero acabar este texto con una nota de precaución: los sondeos volverán a cometer errores. Y cuando eso pase escribiré lo mismo que hoy puedo decir con más tranquilidad, que aunque son imperfectas, las encuestas son el mejor instrumento que tenemos para predecir, más o menos, el voto de un país.

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Sobre la firma

Kiko Llaneras
Es periodista de datos en EL PAÍS y doctor en ingeniería. Antes de llegar al periódico en 2016 era profesor en la Universitat de Girona y en la Politécnica de Valencia. Escribe una newsletter semanal, con explicaciones y gráficos del día a día, y acaba de publicar el libro ‘Piensa claro: Ocho reglas para descifrar el mundo’.

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