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Expediente de nacionalidad 721-14

Jamal El Anbi, en España desde los diez años, espera un lustro a que su solicitud de ser español se mueva

Juan Cruz
Jamal el Anbi Imrani, en la estación de Sol de Cercanías de Renfe.
Jamal el Anbi Imrani, en la estación de Sol de Cercanías de Renfe. ULY MARTIN

José Hierro contaba, "sin vuelo en el verso", el drama de un emigrante español en época de penuria y en Nueva Jersey.

Sin vuelo en el verso, esta es la historia de Jamal El Anbi Imrani, 26 años, marroquí de Rissana, un pueblo en el que los chicos no sabían que eran pobres pero eran felices.

Jamal llegó a Madrid, con sus padres, a los diez años. Hizo la escuela en Chozas de Canales (Toledo), de 4.000 habitantes, el pueblo con más parados de España en 2016. Sus padres lo estimularon a estudiar, e hizo Economía. Su trabajo en el Banco de España era relevante "para el estudio anual sobre el crecimiento económico". La Fundación Princesa de Girona, que comanda Felipe VI, lo distinguió entre los jóvenes a los que procura oportunidades. Ahora trabaja en una consultora tecnológica.

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Jamal habló con don Felipe cuando la fundación juntó a sus jóvenes talentos. A él se le escapó decirle al Rey de España que quería ser español.

Aquellos son sus méritos. Su deseo reside en la naturaleza de su esperanza. Él quiere optar a algún empleo europeo y en todas partes, lo ha comprobado, lo han rechazado porque, habiendo vivido aquí desde niño, no ha conseguido ser español.

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No se lo dijo al Rey, no era el caso, pero lo ha intentado desde hace cinco años ante autoridades obligadas a prestarle atención. Fue al Registro Civil de Illescas, allí abrieron su expediente (el número 721-14), pero desde entonces, dice, "no han escaneado los documentos ni han hecho nada con el fin de darme un número de expediente para poder ver el seguimiento de la solicitud en Justicia". Y pasó lo que él cuenta: "Me presenté en dos ocasiones en el ministerio y en Atención al Ciudadano, en la calle Bolsa 8, donde me decían que cualquier duda sobre expedientes anteriores a 2015 debía ser por teléfono". Quien corresponda no atiende al teléfono. Y Jamal sigue con sus dudas.

El emigrante acude al trabajo cada día, desde su pueblo ("es mi pueblo, yo soy de allí, allí me he hecho") de Toledo. Se pasa seis horas en los distintos medios de transporte, desde que se levanta, a las cinco de la mañana, hasta que vuelve por la noche. Este jueves lo contactó una empresa del sector tecnológico, en el que se ocupa. "Mi currículum les pareció interesante. Tenía que rellenar un cuestionario, cuya primera cuestión era: '¿Puedes trabajar en la Unión Europea? ¿Necesitas visado?" No tiene siquiera el número de registro de su solicitud, porque Illescas no la ha enviado aún al Ministerio de Justicia.

-¿Se siente frustrado, Jamal?

-Claro. Que cumplas con lo que el panorama laboral exige o la empresa necesita, que no es fácil siendo extranjero o con otro idioma, y que te eche para atrás la burocracia porque no tienes un papel que diga que eres legal, la verdad es que jode bastante.

José Hierro decía, de aquel Manuel Rodríguez, emigrante español en Nueva Jersey: "Un español como millones de españoles". Jamal siente que nació a los diez años, en Chozas de Canales, a 16 años (o siglos) del Ministerio de Justicia. Esta crónica va dirigida a quien corresponda. Sin vuelo en el verso. 

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