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Casado se lía con el salario mínimo

El líder del PP rectifica tras dar a entender que podría rebajarlo de 900 a 850 euros

Pablo Casado, este miércoles en un desayuno informativo en Madrid. En vídeo, las declaraciones del presidente del partido en Onda Cero y su posterior rectificación.
Natalia Junquera

El líder del PP quería explotar este miércoles su promesa de bajada de impuestos —16.100 millones en total—, pero a dos días del inicio oficial de la campaña electoral se enredó con una medida impopular. Le preguntaron en una entrevista si desharía la subida del salario mínimo aprobada por el Gobierno, hasta 900 euros, y contestó que si llega a La Moncloa cumplirá el acuerdo de 2017 entre Mariano Rajoy y los sindicatos, que preveía que fuera de 850 euros en 2020. Después rectificó: aseguró que no lo bajará. También afeó “la carta a las viudas” del Gobierno sobre las pensiones, pese a que el Ejecutivo del PP envió misivas similares.

Si es presidente, deshará la subida del salario mínimo? ¿Intentará rebajarlo? “Lo que haré es cumplir la negociación a la que llegó el Gobierno [de Rajoy, en 2017] con el acuerdo de la patronal y los sindicatos para subir el salario mínimo a 850 euros en 2020 y además respetando la subida que hicimos el año pasado, un 4%, y el año anterior, un 8%. Lecciones de política social al PP, ni una”.

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A primera hora, Pablo Casado contestó así a preguntas de Onda cero. Su respuesta no aportaba grandes novedades, porque cuando el Gobierno pactó con Podemos subir el salario mínimo a 900 euros, un 22%, el PP ya manifestó públicamente que estaba en contra, y que era partidario del acuerdo firmado por Rajoy con los agentes sociales (esto es, una subida escalonada de 736 euros en 2018; 773 en 2019 y 850 en 2020) y condicionada a que la economía creciera un 2,5% al año. El PP consideraba ya entonces que subir de golpe un 22% el salario mínimo provocaría despidos. El Banco de España estimó también que 125.000 personas podían perder su empleo por esa subida.

Pero no es lo mismo hablar de 850 euros en lugar de 900 cuando un Gobierno de otro color aprueba la medida y las urnas quedan lejos, que recordarlo a dos días del inicio oficial de la campaña. Cuando sus declaraciones estaban ya en todos los medios, Casado rectificó y llegó a acusar a los demás de fabricar “fake news”. En una enrevesada réplica, dijo: “¿Quién ha dicho que yo voy a bajar el SMI? Yo lo que he dicho es que nada más llegar al Gobierno nos sentaremos con la patronal y los sindicatos, lo que debería haber hecho Sánchez. En el acuerdo con los sindicatos y la patronal ya habíamos aprobado una subida de 850 euros para el año 2020. Yo no he dicho lo que voy a hacer, porque para empezar necesito escuchar a sindicatos y patronal”. Fuentes del partido insistieron posteriormente en que no pretenden rebajar directamente la subida del SMI si llegan a La Moncloa, sino convocar a los agentes sociales para negociar un nuevo acuerdo. En todo caso, era improbable que los representantes de los trabajadores aceptaran rebajarlo: los sindicatos rechazaron este miércoles de plano cualquier posibilidad de reabrir la negociación. Los socialistas no tardaron en entrar al trapo y acusar a Casado; Ciudadanos sugirió que si llega a formar Gobierno no tocará el SMI.

Casado recordó este miércoles uno de los argumentos esgrimidos por el PP en su momento para oponerse a la subida: “También le podían preguntar a Sánchez por qué hay 126.000 parados más desde que formó Gobierno hasta que ha convocado elecciones. Porque está tomando medidas electoralistas sin el concierto de las asociaciones sindicales y patronales”. Pero eso es solo media verdad: el líder del PP compara la cifra de parados de finales de mayo, uno de los mejores momentos del año para la creación de puestos de trabajo, con la de finales de febrero, uno de los peores. La comparación homologable hubiera sido la de febrero de 2018 con febrero de este año; ahí el desempleo se reduce un 5,22% en un año, informa Manuel V. Gómez. Casado también criticó que el Gobierno hubiese enviado “una carta a todas las viudas, gastando millones de euros en plena campaña electoral para contarles la subida de las pensiones que aprobó el PP”. Su partido envió cartas similares cuando ocupaba el poder: la exministra de Empleo Fátima Báñez hizo en su día exactamente lo mismo.

Bajada de impuestos

El enredo con el SMI estropeó el mensaje en el que Casado quería insistir este miércoles: los 16.100 millones de impuestos que promete ahorrar a los españoles con rebajas fiscales si llega a gobernar. El PP plantea rebajar el tipo máximo del IRPF al 40% —es decir, sobre todo a los más ricos— y el de Sociedades al 20% —equiparando grandes multinacionales con lo que pagan las pymes—; blindar fiscalmente el ahorro para la jubilación; suprimir los impuestos de patrimonio, sucesiones, donaciones y actos jurídicos documentados e incrementar 12 meses la tarifa plana para autónomos.

Esa “revolución fiscal” no tiene coste, a juicio del PP: los menores impuestos estimularán la economía y permitirán así recuperar la recaudación. Esta es su secuencia: “Con más dinero en sus bolsillos, los españoles podrán gastar más, aumentará el consumo y la producción de industrias y empresas, que contratarán a más personas. Aumentará el PIB en 21.000 millones, se crearán más de 360.000 puestos de trabajo y aumentará la recaudación en 12.359 millones”. Los economistas denominan a ese fenómeno “austeridad expansiva”: el FMI ha publicado en los últimos años sucesivos informes descartando que haya evidencia empírica que apoye esa teoría.

El PP estima que la ley de armonización para la unidad de mercado que pretende implantar actuaría también como “dinamizador” de la actividad económica. En total, el partido asegura que el PIB aumentará en más de 28.000 millones, se crearán 482.000 empleos adicionales y se recaudarán 16.300 millones si gobiernan. Casado empieza la campaña con lío: este miércoles hasta se cayó un trozo de la fachada de la sede de Génova.Ocurrió mientras el PP colocaba un cartel con el lema "Valor seguro".

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Sobre la firma

Natalia Junquera
Reportera de la sección de España desde 2006. Además de reportajes, realiza entrevistas y comenta las redes sociales en Anatomía de Twitter. Especialista en memoria histórica, ha escrito los libros 'Valientes' y 'Vidas Robadas', y la novela 'Recuérdame por qué te quiero'. También es coautora del libro 'Chapapote' sobre el hundimiento del Prestige.

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