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Carnavales de campaña

La batalla está en el campo de la frivolidad, en ver a Teresa Rodríguez de heroína de fantasía medieval y retuitear la gracia

Eva Díaz Pérez
La candidata de Adelante Andalucía, Teresa Rodríguez, en Roquetas de Mar (Almería), este jueves.
La candidata de Adelante Andalucía, Teresa Rodríguez, en Roquetas de Mar (Almería), este jueves.Europa Press
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Las campañas tienen mucho de impostura teatral y de carnaval de disfraces. Hemos visto a la socialista Susana Díaz vestida de blancayverde, a Juanma Moreno del PP con un chaleco electoral ilustrado con la palabra “presidente” y a Juan Marín recorrer con un palo de selfielas calles-postal de Andalucía. ¿Y Teresa Rodríguez, la candidata de Adelante Andalucía? Rodríguez es profesora de Secundaria y se define como anticapitalista, sindicalista, feminista y ecologista. Lista es, desde luego. Destaca por su desparpajo y el timbre agudísimo de su voz, pero parece una caricatura de la eterna estudiante que abronca en las aulas por las revoluciones pendientes.

En un vídeo aparece disfrazada de personaje de Juego de tronos, serie favorita del líder de Podemos, Pablo Iglesias, con el que mantiene una batalla por conseguir la independencia de su formación en Andalucía. Teresa se presenta en el vídeo como la poderosa Khaleesi rodeada por dragones. En un mitin en Marbella definió a Adelante Andalucía como “la Guardia de la Noche”. Y lanzó un grito de guerra: “Ahora vamos a por los Caminantes Blancos”.

A Teresa Rodríguez le falla lo que a buena parte de su generación política: el arte de la retórica y la elocuencia. No hay fondo en los discursos sino frases para Twitter. Vendría bien que en la campaña se escuchara más a Antonio Maíllo, coordinador de IU en Andalucía y profesor de lenguas clásicas, pero es ese personaje desvaído que aparece siempre detrás de Teresa Rodríguez. Maíllo es el candidato a la vicepresidencia por esa extraña estrategia de IU para vegetar a la sombra de Podemos. Aunque quizás no interviene demasiado porque sospecho que tendría que pedir disculpas por usar latinismos en un mitin.

La batalla está en el campo de la frivolidad, en ver a Teresa Rodríguez de heroína de fantasía medieval y retuitear la gracia. Aunque en sus itinerarios de campaña también la hemos visto con otros disfraces más serios. Por las tierras de Jaén tenía de fondo un campo de olivares y sonaba el aire a versos de Miguel Hernández. Aquí habló de la lucha campesina con un aire de película de Bertolucci, porque aún hay territorios del Sur como recién salidos de un fotograma de Novecento. En ese marco de olivares, la rebelde de Podemos se refirió a la necesaria vertebración ferroviaria apostando por trenes de cercanías frente al modelo del AVE. Es la Andalucía olvidada a la que se llega tras horas de viaje. La Andalucía pintoresca que recorrían en carruaje los viajeros románticos del XIX. Y Teresa en ese escenario parece surgida de ese siglo de lemas caducos. Ya no es Khaleesi sino una líder del anarquismo jornalero. Y se nota que así se gusta más.

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