_
_
_
_
_

Igor el Ruso, un asesino en el diván: “Tenían que morir”

Los informes realizados al autor confeso de la muerte de dos guardias civiles y un ganadero en Teruel en 2017 revelan su psicopatía "antisocial y narcisista"

Óscar López-Fonseca
Agentes de la Guardia Civil trasladan al serbio Norbert Feher, Igor el Ruso, acusado del asesinato de dos guardias civiles y un ganadero, a su salida de los juzgados de Alcañiz (Teruel).
Agentes de la Guardia Civil trasladan al serbio Norbert Feher, Igor el Ruso, acusado del asesinato de dos guardias civiles y un ganadero, a su salida de los juzgados de Alcañiz (Teruel).Antonio Garcia (EFE)

"Esa persona tenía que morir y yo era el instrumento más adecuado para hacer eso". Norbert Feher, más conocido como Igor el Ruso, el delincuente de origen serbio detenido el pasado diciembre como presunto autor de la muerte de dos guardias civiles y un ganadero en Teruel, fue sometido en julio a sendos estudios psicológico y forense para conocer cuál era su estado mental y así dilucidar si era responsable de sus actos cuando cometió el triple crimen. Sus respuestas, cargadas de una "gran frialdad emocional" —como destaca uno de los informes—, llevaron a los cuatro médicos que le entrevistaron a concluir que estaban ante un psicópata de carácter "asocial y narcisista" totalmente responsable de lo que hizo y "muy peligroso". "Se puede pronosticar que actuará para evadirse de la acción de la justicia de modo calculador, asumiendo riesgos y empleando toda la violencia instrumental necesaria, cuando tenga la mínima oportunidad de evadirse. Es paciente, esperará el tiempo necesario", alerta uno de los documentos. Feher  está actualmente recluido en una celda de aislamiento en la prisión de Zuera (Zaragoza).

Los dos informes médicos, a los que ha tenido acceso EL PAÍS, inciden especialmente en la tranquilidad con la que Igor el Ruso detalla los sucesos que costaron la vida al ganadero José Luis Iranzo y los guardias civiles Víctor Jesús Caballero y Víctor Pérez el 15 de diciembre de 2017. "Su conducta fue reflexiva, organizada y decidida", se lee en uno de los documentos incorporados al sumario que recalca que su actuación "no obedeció a un mecanismo de defensa sino que tomó la iniciativa de atacar el primero y con una clara finalidad: 'eliminar obstáculos' [palabras textuales de Feher], ya que sabía que era buscado por sus hechos violentos". En este sentido, los expertos destacan varias de las frases que Igor el Ruso pronunció durante las entrevistas a las que le sometieron: "He sido entrenado para atacar", "Conozco la anatomía humana [...] sabía donde disparaba".

Más información
La caza de Igor el Ruso concluye en Teruel
La juez envía a prisión sin fianza a Igor el Ruso por los asesinatos en Teruel

Feher, que se autodescribe como un "hijo de la naturaleza" para justificar que se ocultara en el monte, relató que cuando disparó contra sus víctimas "no estaba enfadado ni tenía rabia contra las personas", sino que lo hizo porque cuando se siente amenazado tiene que "barrer con todo. Debo sobrevivir". Así, aseguró que al ganadero lo mató porque le sorprendió cuando estaba robando en una casa de campo y creía que la víctima iba armada. "Yo llevaba la pistola enfundada, pero la saqué rápidamente". Cuando poco después llegó el vehículo policial con los dos agentes que finalmente resultaron muertos, también actuó con frialdad. "Si hay oportunidad de observar, observo. Si hay oportunidad de actuar, actúo", aseguró antes de afirmar que no dispara "sin un motivo". Con una pistola en cada mano —aseguró ser ambidiestro—, Feher relató que tiroteó a los agentes incluso cuando yacían en el suelo. "Me tengo que defender. Ellos tenían un arma entre las manos, no podía irme", afirmó. Tras el triple asesinato, aseguró haberse bebido "dos cervezas".

"En su relato, no muestra ningún sentimiento de culpa o arrepentimiento por los hechos, ni siquiera tras conocer posteriormente que la primera víctima era ganadero y no llevaba arma", destaca uno de los informes. "Carece de empatía afectiva con las víctimas", coinciden los cuatro expertos, dos de los cuales describen a Igor el Ruso como "egoísta, egocéntrico, manipulador, arrogante" y con una ausencia total de miedo. "Controla las preguntas que no quiere contestar por creer que pudieran perjudicarle; modifica incluso datos sin interés en la causa", destacan los expertos, que aseguran que solo mostró enfado cuando sintió que algunas de las preguntas que le hacían amenazaban su autoestima y "su imagen de 'excelente paramilitar".

Es, precisamente, esa "elevada autoestima" la que lleva a los cuatro expertos a concluir que Feher sufre un trastorno narcisista de la personalidad. "El esfuerzo físico [practica deporte en prisión] tiene como objetivo no solo la mejora de sus capacidades y del componente estético, sino que también le proporciona una percepción de control y poder con la que disfruta. En sus lecturas de cómics se identifica con los personajes más poderosos y fuertes, al igual que valora personajes reales famosos 'fuertes y con carácter'. Afirma que le han ofrecido escribir sobre su vida y filmar una película", recoge uno de los informes.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Según estos escritos, Feher añade a ese trastorno narcisista otro antisocial que le lleva a rechazar las normas sociales y mostrar una falta total de remordimientos. Todo ello unido una psicopatía "en un rango muy alto" que le convierten en "muy peligroso". "Ante la detención será imprevisible; actuará en función de las oportunidades que vea", concluyen después de escucharle asegurar que cuando fue detenido horas después de los crímenes "no sintió miedo al ver a los guardias civiles con armas" apuntándole. "No tengo barreras", presumió en otro momento de la entrevista.

Biblia y ejercicio físico en prisión

Desde su arresto, Igor el ruso ha estado recluido en una celda de aislamiento en el Centro Penitenciario de Zuera. Allí, según recogen los informes de la cárcel y manifestó el propio Feher durante las entrevistas que ha mantenido con los psicólogos y médicos forenses, pasó los dos primeros meses sin salir de la celda ni siquiera en las horas de patio. "La conducta durante su estancia en prisión ha sido estable y sin incidencias [...]. Se muestra hipercontrolado y tranquilo", recogen los expertos que ahora le han estudiado. Durante las entrevistas, Igor aseguró que dedicaba buen parte del tiempo a leer la Biblia ("se considera muy religioso") y otros libros, así como a practicar ejercicio físico y aprender español. Los informes penitenciarios apuntan a que en este tiempo no ha mostrado ninguna tendencia suicida ni alteraciones de su conducta. A los médicos les aseguró que lo único que echa en falta son "las mujeres".

Su pasado sigue cubierto de cierta neblina que él no despeja ya que cuando se le pregunta por ello "se muestra evasivo y poco concreto". Habla de varios hermanos y un padre ausente, de haber sido "un solitario durante la infancia" y de unos estudios universitarios en mecánica. También de cuatro años de vida militar en la que mostró ser "un buen tirador" y de una vida nómada porque tenía "sangre de aventura" que le llevó por Rusia, China, Italia, España, Francia y Ucrania. En este último país, aseguró haber formado parte de un "ejército paramilitar". Su objetivo cuando entró en España a finales del año pasado, era ir a Sevilla como punto intermedio de un viaje del que no quiso desvelar más detalles.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Óscar López-Fonseca
Redactor especializado en temas del Ministerio del Interior y Tribunales. En sus ratos libres escribe en El Viajero y en Gastro. Llegó a EL PAÍS en marzo de 2017 tras una trayectoria profesional de más de 30 años en Ya, OTR/Press, Época, El Confidencial, Público y Vozpópuli. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_