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Del dedazo a la incertidumbre absoluta

Los militantes aprovechan la oportunidad de las primarias para debatir sobre los problemas del PP

Los militantes del Partido Popular no se habían visto en otra igual. Literalmente. Han pasado del dedazo incontestable de José María Aznar a un sistema de primarias tan abierto que, a 24 horas de la elección del sucesor de Mariano Rajoy, nadie sabe a ciencia cierta si la balanza se inclinará a favor de Soraya Sáenz de Santamaría o de Pablo Casado. Aunque el aparato del partido ha preferido evitar un debate público —Fernando Martínez Maillo, el todavía coordinador general del partido, justificó el veto diciendo que los rivales del PP serían los “más encantados” con el cara a cara—, militantes y cargos medios sí han aprovechado la oportunidad para hablar sin tapujos. Uno de ellos, José Luis Moreno, quien compatibiliza su concejalía en el Ayuntamiento de Madrid con su profesión de economista, no está de acuerdo con tantas precauciones: “La preocupación de que las primarias hagan daño al partido solo la tiene el aparato. Los militantes no tenemos esa preocupación. Y lo mismo pasa con el debate. Un debate entre los candidatos hubiera sido muy bueno. Primero porque es publicidad para el partido. Publicidad gratuita. Y segundo porque los votantes tienen derecho a saber qué va a hacer el candidato del PP si gana las elecciones. Y por eso yo creo que ha sido más acertada la campaña de Pablo Casado. Él ha dicho para qué quiere ganar las elecciones y ha hablado de ilusión. Ahora es el momento de la política, no de la gestión”.

Víctor Torres, un destacado militante de Nuevas Generaciones de Palencia, dice que el gran reto del PP que salga del congreso, gane quien gane, es el de perder el miedo: “Hay que pasar del miedo a ilusionar a la gente. Tenemos que recuperar al votante que se ha ido a Ciudadanos y el que se ha ido a Vox. Y no hay mejor manera de ilusionar a la gente que hablarle de política. El debate era necesario. En la primera y en la segunda vuelta”.

Andalucía es decisiva para las calculadoras de los dos equipos en liza al ser la región que más compromisarios aporta, 518 del total de 3.082. Pero además es una referencia como primera comunidad que celebra elecciones autonómicas tras las primarias y por tanto el primer examen que afronte el líder elegido este fin de semana. Mientras la dirección andaluza —que abogó sin éxito por una lista integradora— apoya a Santamaría, que obtuvo un 54% en primera vuelta, Casado se quedó en un 16% y los votos de Cospedal (28%) parecen ahora divididos. Y ahí está la pelea. Un claro ejemplo son los ocho compromisarios de Jerez de la Frontera, que apostaron por Cospedal en primera vuelta y ahora apoyan a la exvicepresidenta. “Votamos por Cospedal por agradecimiento con lo bien que se portó con Jerez, pero al no pasar a segunda ronda la relación ya está cumplida y nos replanteamos el tema”, explica el diputado Antonio Saldaña.

Los timbrazos de los móviles de los compromisarios han sido frenéticos estas dos semanas. “Los de Cospedal le han dicho a Casado que está todo controlado para que los meta en la ejecutiva nacional. Y como los votos no se pueden segregar por regiones, pues nunca se sabrá si fueron decisivos”, critican fuentes del PP andaluz, que confían en lograr un 65% de apoyos para Santamaría (ganar en cinco provincias de las ocho andaluzas) y un 35% para Casado. En la acera de enfrente, el equipo del vicesecretario ve la batalla casi igualada, con un 55%-45% para Santamaría. “Está todo muy abierto, la situación está equilibrada y el error de Juanma [Juan Manuel Moreno, presidente andaluz] ha sido su excesiva exhibición [en actos con Santamaría]”, manifiestan desde el equipo de Casado.

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En los pueblos la militancia observa con cierta distancia la guerra abierta en el aparato que probablemente perdure soterrada. “Nunca he visto tanta sangre y rencillas. El caso de Cifuentes fue una cosa interna y desde ahí se ha desatado todo, mucho rencor y mucha envidia. El partido saldrá unido de cara al público y por dentro la cosa seguirá igual”. Vicente Jiménez, militante desde 2008 en Burguillos (Sevilla), muestra su sorpresa por las hostilidades aireadas en los medios. Jiménez, que votó por Casado por “la gente que aglutinó a su alrededor”, esperaba un triple empate y se llevó una sorpresa al ver que María Dolores de Cospedal no pasó el corte. Teresa Machuca, militante de la agrupación de Rota (Cádiz), votó por Santamaría, “una mujer con carisma y echá para adelante” y confía en su victoria. “Nuestros compromisarios deberían votar todos lo que ha votado la militancia, para eso nos representan”, opina.

También en Cataluña la situación está dividida. El procésha actuado como una falla en la política catalana y PP no ha sido una excepción. Atormentada por la pujanza de Ciudadanos en Cataluña, la militancia del PP en Cataluña ha abrazado el congreso con agitación y el deseo de superar sus horas bajas que ha dejado en mínimos históricos su representación institucional. Con el 49,6% de los votos, Pablo Casado ganó de forma incontestable en las primarias por delante de Dolores de Cospedal (24,9%) y Soraya Sáenz de Santamaría (20,2%), a quien parte de los afiliados culpa de mano blanda con el independentismo. Esa división se refleja en las Nuevas Generaciones. Nadie duda de que si Casado se impone —ganó en toda Cataluña menos en la provincia de Girona— se abrirá la puerta a que el diputado Alejandro Fernández suceda en el poder a Xavier García Albiol, enfrascado en su deseo de recuperar la alcaldía de Badalona. Ayer, Albiol se alineó con Casado.Cristian Hundamal, de 24 años, administrativo de profesión, de la agrupación de Castelldefels —una de las pocas ciudades importantes que ha gobernado el PP— , y Cristian Escribano, de 26, de Mataró, comparten militancia en las Nuevas Generaciones con visiones opuestas sobre la pugna. “Oyendo a Casado el otro día en un acto me emocioné. El partido ha recuperado la ilusión. Es una prioridad. Y no solo por la corrupción que nos ha dolido y hecho mucho daño”, explica. “Él conecta con el militante de base. Y el lema es calle, calle y calle. Necesitamos caras nuevas. Hay que empezar un proyecto de cero”. Humanal admite que Sáenz de Santamaría no es una “mala” candidata y que la gestión del 155 fue correcta aunque él era partidario de mantenerlo en vigor. “Nos sorprende ahora que se hayan acercado a los presos y se haya cedido al chantaje de los independentistas. Hay que tener con ellos tolerancia cero”, señala.

A 40 kilómetros de distancia, Escribano, presidente de las Nuevas Generaciones en la comarca del Maresme, cuenta que la casa de sus padres, en Mataró, sufrió las pintadas de un comité de defensa de la república pero apunta que ha sido un “grave error” que la militancia de Cataluña haya leído el congreso en “clave catalana”. Firme defensor del papel de la exvicepresidenta en la crisis catalana, Escribano apunta: “Ella siempre me ha maravillado y he creído que era la candidata ideal si Rajoy daba un paso atrás. Fue, a través de Enric Millo (exdelegado del Gobierno) la primera en solidarizarse con nosotros”.

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