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Sanidad universal
Tribuna
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Armarse de cobertura sanitaria universal, la mejor forma de prevenir pandemias y otras enfermedades

Un sistema de salud robusto es el cimiento fundamental para prepararse ante cualquier crisis. Es imprescindible apoyar a los países con rentas más bajas para reforzar los suyos y, de paso, la seguridad del resto del planeta

Sanidad universal
Un médico examina a una adolescente embarazada en un centro de salud de Nairobi, en Kenia, en noviembre de 2020, durante la pandemia de covid-19.MONICAH MWANGI (Reuters)

En estos tiempos difíciles nos preguntamos cómo pueden los países estar prevenidos frente a actuales y futuras pandemias, proteger a su ciudadanía y dar respuesta a sus crecientes necesidades de servicios de salud en todas las etapas de la vida. La respuesta incluye siempre hacer efectiva la cobertura universal y el fortalecimiento de los sistemas sanitarios en todos y cada uno de los rincones del mundo.

Con razón, el pasado 12 de diciembre, Día Internacional de la Cobertura Sanitaria Universal, la Organización Mundial de la Salud (OMS) insistía en el lema: “No dejar atrás a nadie: invertir en sistemas de salud para todos”. Según este organismo, cada año, 100 millones de personas se ven arrastradas hacia la pobreza debido a que el coste de la atención médica es muy superior al que pueden permitirse. Sin contar con que más de la mitad de la población mundial no tiene acceso a cobertura médica, ni acceso al conocimiento y tecnología precisos para dar respuesta a sus necesidades.

Desde 2020, la ONU ha incorporado en el calendario otra fecha decisiva, el 27 de diciembre, Día Internacional de la preparación ante pandemias, tras la alerta mundial que ha supuesto la covid-19, y la necesidad de colaboración internacional para dar la mejor respuesta a este tipo de crisis. Como bien dice el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, la cobertura universal y la seguridad sanitaria global son dos caras de la misma moneda.

Pero ¿por dónde empezamos? ¿Qué necesitan los países para responder de manera eficaz a las enfermedades que nos acechan? Me refiero no solo a la preparación ante dramáticas crisis como la causada por el nuevo coronavirus, sino al sinnúmero de amenazas para nuestro organismo y los miles de enfermedades que aparecerán, tarde o temprano, en el transcurso de nuestras vidas. Van a continuación algunas propuestas.

No podemos correr el riesgo de centrarnos solo en la covid-19 y perder el impulso para lograr la cobertura sanitaria universal a todos los niveles

Tanto los centros de atención primaria, como las urgencias y las consultas de los hospitales, incluyendo los más alejados y periféricos, deben ser capaces de diagnosticar de forma adecuada y a tiempo cada una de las dolencias que presentan las personas que acuden a ellos. Para ello precisan medios de diagnóstico; un sistema de información que produzca datos fiables en todos los niveles de atención y capacidad de análisis de los mismos en los hospitales y ambulatorios.

Los datos resultantes han de poder ser transferidos a tiempo a los Ministerios e instituciones regionales del ramo para que puedan obrar en consecuencia y promover las medidas preventivas de Salud Pública adecuadas. Además, se debe tener la capacidad de poder transferir a los pacientes entre los distintos niveles de atención y dar una respuesta adecuada en los casos complejos, en servicios especializados accesibles para todos.

Para todo ello, es necesario contar con un número suficiente de profesionales adecuadamente formados, gestionados, motivados, que apliquen en su práctica diaria el conocimiento científico existente y trabajen en infraestructuras adecuadas con todas las herramientas básicas: medicamentos, equipamiento, consumibles, artículos médicos necesarios para su práctica clínica…

La preparación y respuesta a las pandemias y otras amenazas pasa obligatoriamente por la construcción de robustos sistemas de salud y su adecuado funcionamiento. Estos son el cimiento fundamental para la preparación frente a las pandemias, así como para mantener y expandir el acceso a los servicios esenciales, indivisibles, de salud pública, atención primaria y atención especializada hospitalaria.

Desde 2020, la covid-19 ha exacerbado las desigualdades en el acceso a los servicios de sanidad en todo el mundo, en especial en los países de renta media y baja. Si antes el objetivo prioritario era alcanzar la cobertura universal y garantizar el bienestar para todos a través del fortalecimiento de los sistemas de atención médica; la necesidad de dar respuesta inmediata a la crisis provocada por el SARS-Cov-2 ha puesto está necesidad más de manifiesto si cabe. Sin embargo, no podemos correr el riesgo de centrarnos solo en este virus y perder el impulso para lograr la cobertura a todos los niveles. Debemos aprovechar el conocimiento derivado de la última experiencia para encontrar la certeza colectiva de la importancia de tener sistemas públicos robustos.

Debemos ser conscientes del gran esfuerzo que realizan la mayoría de los Estados de renta baja y el incremento progresivo que dedican de sus reducidos presupuestos

Es cierto que invertir en estructura sanitaria plantea la reflexión sobre su financiación y el porcentaje del PIB de un país que debería destinarse a ella y a la protección de sus ciudadanos. Por ello, debemos ser conscientes del gran esfuerzo que realizan la mayoría de los Estados de renta baja y el incremento progresivo que dedican de sus reducidos presupuestos, que siempre resulta insuficiente, y que la comunidad internacional debe complementar. Asimismo, debemos apoyar y reforzar a aquellos de renta media para que, progresivamente, robustezcan sus sistemas de salud a todos los niveles.

Es necesario dejar atrás el riesgo de plantear una respuesta global a la crisis de la covid-19 centrada únicamente en aspectos específicos de la Preparación y Respuesta a pandemias, en un espacio global preocupado por la seguridad de la sanidad internacional.

Apoyar de forma eficaz y pragmática los esfuerzos que efectúan las economías de renta media y, en especial, las menos adelantadas, deberá incluirse en cualquier Acuerdo Internacional futuro de Preparación ante pandemias. Y debe ser una prioridad en la agenda global y colectiva de los principales donantes, sin dar espacio a la fatiga porque, para ser efectivos, los esfuerzos deben ser constantes y a largo plazo, incluyendo apoyo financiero internacional para ello.

El tiempo apremia, porque transcurre inexorable para alcanzar las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en 2030, y aparecen a cada paso nuevas emergencias que nos distraen de la lucha por alcanzar este objetivo imprescindible. Ello contribuirá de manera esencial a hacer realidad la preparación ante futuras pandemias y a la seguridad sanitaria internacional.

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