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Tribuna
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La paz integral para los pueblos indígenas de Colombia

Los líderes de los pueblos originarios de la Sierra Nevada de Santa Marta hacen un llamamiento internacional para proteger su tierra de la violencia que persiste como consecuencia del conflicto armado que golpeó el país durante casi 60 años

Indigenas Colombia
Jaime Luis Arias y Sebastián Pastor Mojica, representantes de los pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta, el pasado noviembre en París.Patricia Páez

Los pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta, en el norte del Colombia, creen que es indispensable que el mundo conozca los riesgos estructurales y coyunturales que sigue afrontando su comunidad como consecuencia del conflicto armado que golpeó el país durante casi 60 años —de 1958 a 2016—. Con un mensaje con el que llaman a proteger el “corazón del mundo”, los representantes de los cuatro pueblos originarios que habitan este territorio —kankuamo, wiwas, arhuacos y kogui—, viajaron el pasado noviembre a La Haya, París, Bruselas y Madrid para alertar contra los peligros que amenazan su propia existencia, como los desplazamientos forzosos o la explotación de sus recursos naturales.

“Lo que nos sucede a nosotros le sucede al territorio. Lo que le sucede al territorio también nos afecta a nosotros”, comenta Jaime Luis Arias, de 39 años, con un aire sereno a pesar de su preocupación. Arias es el actual gobernador del pueblo kankuamo y, junto a Sebastián Pastor Mojica (36 años), autoridad de los wiwas, visitó el pasado noviembre algunas de las principales ciudades europeas para contar los riesgos que afrontan los pueblos indígenas colombianos.

Si bien ya han pasado siete años desde la firma del Acuerdo de Paz entre el Gobierno de Colombia y las FARC, el peligro aún no se ha disipado de la Sierra Nevada de Santa Marta. En este lugar, los kankuamo, wiwas, arhuacos y kogui conviven en una estructura social basada en un principio de unidad. Los cuatro habitan en un mismo territorio y los cuatro se sienten llamados a protegerlo. A través de Consejo Territorial de Cabildos, establecen acciones conjuntas para preservar la cultura y los conocimientos ancestrales. Realizan mesas de trabajo para conseguir la paz de manera unificada. “Siempre tenemos que pensar por la Sierra Nevada”, resalta Pastor, haciendo referencia al compromiso que los une.

Organizados y convencidos de que para lograr la paz integral se necesita contar con la participación de las comunidades indígenas, Pastor y Arias dieron algunas entrevistas, con el respaldo de sus pueblos, para dar testimonio en Europa de los peligros que los aquejan. La constante violencia que viven ha llevado a diferentes pueblos indígenas a desplazarse debido a la presencia de grupos armados.

En el contexto de las negociaciones de la Paz Total y muy a pesar de los esfuerzos realizados por el anterior y actual gobierno, la violencia persiste en la Sierra Nevada. Diferentes actores armados —las disidencias de las FARC, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (el Clan del Golfo) y las Defensas Conquistadoras de la Sierra Nevada o “Pachencas”— continúan afectando a las poblaciones indígenas.

Por ello, consideran que se necesita generar condiciones para la protección inminente de las comunidades ante los posibles riesgos, la protección de su territorio (pues la relación con el territorio forma parte fundamental de sus identidades) y la participación en el diálogo que se lleven con los actores armados. “El Gobierno avanza, pero el reto es implementarlo”, dice Arias.

La región de la Sierra Nevada de Santa Marta ha sido uno de los territorios más golpeados por la violencia. La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), que investiga en el macrocaso 09 las vulneraciones perpetradas sobre las poblaciones indígenas, ha contado 89.994 víctimas en dicha región. Por ello, dar a conocer la situación actual de este proceso e identificar el racismo y la discriminación contra los pueblos indígenas frente a los actores armados es crucial para la construcción de la paz.

“Entre los años 2000 y 2010 se llevaron a muchas personas y no sabemos dónde están,” narra Pastor recordando a personas asesinadas y desaparecidas por miembros del Ejército Nacional de Colombia en el escándalo conocido como “falsos positivos”. Esta práctica, que consistía en presentar asesinatos y desapariciones forzadas de civiles como bajas en combate hechas por agentes del Estado, está bajo investigación en el caso 03 por la JEP. Hasta ahora, la institución ha contado la existencia de 6.402 víctimas.

Acompañados por Sebastián Escobar, abogado del colectivo José Alvear Restrepo, y de la directora de la oficina para las Américas de la Federación Internacional por los Derechos Humanos, Pastor y Arias participaron en la proyección del documental Ejecuciones extrajudiciales en Colombia: Pueblos Wiwa y Kankuamo de la Sierra Nevada de Santa Marta en el auditorio del Hotel de Ville de París. En los 30 minutos que dura la proyección, se muestra el proceso judicial sobre el caso y las observaciones de familiares de algunas de las víctimas de las desapariciones y asesinatos. “No somos ni de izquierdas ni derechas, todo tipo de violencia lo rechazamos… y esa ha sido la excusa para matarnos”, comenta Arias.

Tras esta breve visita, Sebastián Mojica Pastor sopesa lo importante que resulta ser escuchados, pues “el mensaje que estamos dando no solamente es para el pueblo de la sierra, sino que también es para todo el ser humano”. Por su parte, recordando las palabras de uno de sus compañeros líderes, Jaime Luis Arias, afirma que, a pesar de los peligros, seguirán contando lo que sucede con la esperanza de poder encontrar la paz para el corazón de la tierra.

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