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El hambre golpea al noreste de Nigeria

Alrededor de 1,74 millones de menores de cinco años sufren desnutrición aguda en la zona y 5.000 podrían fallecer por ello en los próximos dos meses si no reciben ayuda urgente, según la ONU

Una madre espera a que su bebé desnutrido sea atendido en el centro de tratamiento de Damaturu, en Yobe, Nigeria.Foto: Seun Sanni | Vídeo: Reuters

Tumbada en una pequeña cama junto a su madre, Aisha Usman, de 14 meses, tiene la mirada perdida, los ojos hundidos en sus cuencas y la caja torácica visible. Es la última en llegar a un centro de tratamiento para niños gravemente desnutridos en el noreste de Nigeria, donde la violencia provocada por grupos insurgentes islamistas ha desarraigado a millones de personas, obligando a los agricultores a abandonar los campos y provocando escasez de alimentos. Alrededor de 1,74 millones de menores de cinco años sufren desnutrición aguda en la zona, según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA).

El grupo terrorista Boko Haram y su filial Estado Islámico en la Provincia de África Occidental llevan más de una década luchando contra las fuerzas de seguridad nigerianas en el noreste, desplazando a más de dos millones de personas y matando a cientos, según las agencias de ayuda.

En el centro de tratamiento del hospital de Damaturu, en la capital del Estado de Yobe, Fátima, la madre de Aisha afirma que hay días en los que su familia se va a dormir con hambre por falta de comida. Esto se debe a que en su aldea de Babangida, a unos 50 kilómetros de Damaturu, los insurgentes islamistas obligaron a los aldeanos a abandonar sus granjas, explicó a Reuters. Fátima solía ir a buscar leña para venderla, pero dejó de hacerlo porque se volvió demasiado peligroso aventurarse en el bosque.

Fatima Usman acuna a su hija, Aisha, en una cama del centro de tratamiento para niños con desnutrición aguda de Damaturu, en Yobe, Nigeria.
Fatima Usman acuna a su hija, Aisha, en una cama del centro de tratamiento para niños con desnutrición aguda de Damaturu, en Yobe, Nigeria.SEUN SANNI (REUTERS)

“A veces conseguimos alimentos y a veces no”, resume la mujer de 35 años. Su hija pesa 4,7 kilos, menos de la mitad del peso medio de los niños de su edad. Algunos de los órganos de la niña se estaban apagando cuando llegó al hospital, según el equipo médico. Allí, se le administró una inyección y empezó a recibir alimentos a través de una sonda, con lo que empezó a reponerse y mejorar lentamente.

La OCHA necesita 1.000 millones de euros este año para asistir a 5,5 millones de personas, incluidas mujeres y niños, con ayuda alimentaria en los Estados de Borno, Adamawa y Yobe. Pero el organismo de la ONU solo ha recaudado el 42% de los fondos requeridos hasta agosto, según un comunicado. Algunos donantes internacionales han trasladado la financiación a otros lugares, como Ucrania, Etiopía y Afganistán, que también se enfrentan a un aumento de las necesidades humanitarias, según la OCHA.

Naciones Unidas necesita 1.000 millones de euros este año para asistir a 5,5 millones de personas, incluidas mujeres y niños, con ayuda alimentaria en los Estados de Borno, Adamawa y Yobe

Sin embargo, hasta 5.000 niños del noreste de Nigeria corren el riesgo de morir en los próximos dos meses si no llega la financiación, alertó John Mukisa, coordinador del sector de la nutrición para las agencias de la ONU.

Frente a la cama de Fátima, Sahura Hassan, de 21 años, llevó a su hijo al centro de tratamiento de Damaturu porque había dejado de comer, tenía fiebre, no podía sentarse y estaba gravemente deshidratado. “La mayor parte del problema que observamos en estas áreas se debe al escaso acceso a los alimentos debido a la inseguridad; hay insuficiencia alimentaria en cada uno de los hogares”, afirma Japhet Udokwu, el médico encargado del centro de tratamiento.

Mele Bukari, de 55 años, que huyó de su pueblo debido a los ataques de Boko Haram, trabaja en una granja en la comunidad de Gongulon, Maiduguri, en el Estado de Borno, Nigeria.
Mele Bukari, de 55 años, que huyó de su pueblo debido a los ataques de Boko Haram, trabaja en una granja en la comunidad de Gongulon, Maiduguri, en el Estado de Borno, Nigeria.SEUN SANNI (REUTERS)

La agricultura es el sustento del noreste del país africano, pero la inseguridad, el aumento del coste de los fertilizantes y el gasóleo, así como las inundaciones y la sequía exacerbadas por el cambio climático, se han combinado en una poderosa fuerza que está truncando vidas.

El Gobierno nigeriano afirma que está ganando la lucha contra los insurgentes en el noreste y que algunas zonas ya han sido despejadas de militantes y son seguras para que los aldeanos vuelvan a cultivar.

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