Elogio del ‘pajaporte’
¿Qué es un Estado del bienestar si no lleva la cuenta de los hábitos masturbatorios de sus ciudadanos?
Todo español de bien debe aplaudir la propuesta del Gobierno de progreso que pretende obligar a los usuarios de webs pornográficas a verificar la edad registrando su DNI. Algunos remolones citan a Thomas Mann: “La necesidad de proteger a la juventud de esa inmundicia [...] no es más que un pretexto. Lo que los promotores de esa ley pretenden es un ataque contra la libertad”. ¡Qué tendrán que ver las restricciones a la pornografía para proteger a la juventud con las restricciones a la pornografia para proteger a la juventud!
Otros dicen que la medida —”el pajaporte”— se basa en evidencia débil: ¿son fiables las cifras de uso, las del incremento de agresiones y trastornos, y sobre todo la idea de que el porno es su única causa? Pues no lo sabemos, pero tampoco hay que vacilar por nimiedades. Y, además, cómo no vamos a confiar en el ministro que fue artífice de la reforma de pensiones. Algunos dicen que la responsabilidad debería recaer en los padres. ¿Nos hemos vuelto locos, ultraderechistas o neoliberales? ¿Qué es un Estado del bienestar si no lleva la cuenta de los hábitos masturbatorios de sus ciudadanos? ¿Y para qué quieres privacidad si no tienes nada que esconder? En el Estado emprendedor somos de Mazucatto y que haya participación pública en las empresas, en la transexualidad, de Foucault; y queremos que los menores inicien tratamientos de cambio de sexo sin ver a un médico o a un psicólogo, en el porno somos de 1984 porque nos preocupan los menores. Si no lo entiendes es tu problema.
Si de algo peca la propuesta es de falta de ambición: lo ideal sería que el Gobierno tuviera que autorizar el uso de cualquier aplicación. Eso le permitiría proteger mejor a los ciudadanos, ver lo que leen, qué chistes y noticias comparten. Es una cuestión de salud pública. Pero, mientras tanto, esto es un principio. Algunos señalan que puede tener la eficacia del radar covid o la web de Renfe. Hasta eso es bueno: si hay que dar el DNI electrónico, el consumo de pornografía descenderá drásticamente, salvo entre los aficionados al masoquismo. El reglamento solo se aplicará a las webs españolas. Se podrá acceder al porno sin dar el nombre en una web registrada en otro país, pero debemos reclamar patriotismo e incentivar que los ciudadanos vean porno (pluri)nacional y compartan sus preferencias con el Gobierno. Se podría valorar el consumo en lenguas cooficiales e incluso convalidar unas cuantas horas por el C1 de catalán. Un mismo certificado funcionará en todo el Estado: a diferencia de la sanidad o la EBAU, esto es una cosa seria, un proyecto que vertebra el país.
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