Toxicidad en el trabajo

Es cierto que hemos avanzado contra los abusos sexuales. Sin embargo, no hemos progresado contra los abusos en el ámbito laboral. ¿Por qué normalizamos relaciones laborales tóxicas mirando para otro lado? Basta de excusar comportamientos abusivos inadmisibles. Un buen profesional debe serlo en todos los sentidos: la exigencia y el rigor no tienen por qué estar reñidos con la educación y el respeto. ¿Por qué se tolera que personas tóxicas en el trabajo sigan ocupando puestos relevantes haciendo un daño brutal a quienes dependen de ellas? En la era del Me Too parece que avanzamos en el buen sentido ante los abusos sexuales, no tanto ante los abusos laborales.

Ana Ramos. Madrid

Un riesgo real.

Con la inestimable y con frecuencia interesada colaboración de algunos medios y el uso de las redes, personas con influencia y relevancia pública reales y otras que creen tenerlas están logrando construir una opinión pública en la que ya no será posible diferenciar lo verdadero de lo falso ni lo importante de lo banal. Me es muy difícil imaginar un futuro esperanzador y sin sobresaltos, porque no se podrá ordenar y gestionar adecuadamente la vida pública. Por mi edad no creo que esto llegue a afectarme mucho, pero tengo hijos y nietos, y sólo pensarlo me abruma.

Pedro Carboneras Martínez. Madrid

La natalidad.

Veo que mi madre tiene un trabajo de responsabilidad, que está siempre pendiente de mi hermana y de mí, que realiza muchas de las tareas en casa, se ocupa de los papeles… Lo que no la veo es invertir ni un minuto en ella, en disfrutar. ¿Y de verdad nadie sabe por qué la natalidad cae en picado en España? Pues yo os lo digo, porque las nuevas generaciones queremos disfrutar de la vida como el resto de los mortales.

Alba Rodríguez Gimeno. Valencia

Modo avión.

Me agotan las redes sociales, especialmente todos los mensajes de WhatsApp sin contestar y la multitud de historias en Instagram en las que absolutamente todo el mundo muestra lo bien que se lo está pasando. Hoy he decidido poner el móvil en modo avión. Sin acritud. Simplemente, hoy no me apetece contarte mi vida, no me satisface saber de la tuya, hoy no quiero responder a tus mensajes. Con un libro en la mano y el móvil lejos, he alcanzado paz. No me engaño, casi nunca es así y yo soy como todos los demás. Pero hoy lo necesitaba. Y créeme, a veces funciona.

María Abad Acosta. Almería

¿Una mujer sin voz?

Me preocupa la forma de actuar que está teniendo el presidente del Gobierno en el caso de su cónyuge, Begoña Gómez. ¿No es alarmante que un marido tome una decisión tan importante para la vida de su esposa como la publicación de esa carta sin consultarle? ¿No resulta extraño que hable en todo momento por su consorte? ¿No da eso una imagen de fragilidad femenina irreal y ofensiva? ¿Necesitamos las mujeres que un hombre nos defienda, por muy presidente del Gobierno que sea?

Carmen Gil Martínez. El Puerto de Santa María (Cádiz)