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editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Inmigración y deshumanización

Es irresponsable que la oposición utilice con fines partidistas el traslado de migrantes a la Península

Un cayuco con 120 personas llega al puerto de Los Cristianos (Tenerife).
Un cayuco con 120 personas llega al puerto de Los Cristianos (Tenerife).Ramón de la Rocha (EFE)
El País

Dirigentes del PP y de Vox se han deslizado en los últimos días por la peligrosísima pendiente de la xenofobia en su intento de utilizar el repunte de llegadas de cayucos a las islas Canarias como munición política contra el Gobierno. Las manifestaciones con las que cargos electos de ambos partidos han rechazado el traslado de inmigrantes a la Península son inaceptables. Utilizar la inmigración con fines partidistas para sembrar cizaña en la sociedad es una absoluta irresponsabilidad.

Desde 2015 es recurrente el flujo migratorio hacia Europa alentado por la guerra, el cambio climático o el deseo legítimo de huir de la pobreza. En estos momentos es la ruta occidental la que sufre un repunte de llegadas, fundamentalmente desde Senegal. Sin embargo, lo que ahora ocurre en Canarias no es diferente de lo que antes sucedió en Lesbos y Lampedusa o en el propio archipiélago en la crisis de 2020. Justamente porque hay experiencias traumáticas previas, hay que valorar que el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones haya reaccionado para atender de forma digna a los que llegan sin sobrecargar más todavía las instalaciones de las islas, lo que incluye diversos traslados a la Península. Es la forma más racional y humana de operar en una situación de emergencia.

De la misma manera que España reclama solidaridad al resto de Europa para atender las llegadas masivas, es legítima la exigencia de Canarias de que el resto de las comunidades autónomas se corresponsabilicen de la acogida. De nada sirve lamentar retóricamente y a distancia el drama de miles de seres humanos que a diario se juegan la vida en el mar si no se está dispuesto a mitigarlo. El plan del Gobierno incluye la cesión temporal de instalaciones militares en desuso para albergar en Cartagena, Sevilla, Alcalá de Henares y Madrid hasta 4.000 personas. También ubicar otras 7.000 en hoteles, albergues y centros repartidos por todo el territorio nacional. De momento ya se ha trasladado a más de 5.000 migrantes, lo que eleva a 13.000 los ubicados en la red estatal de acogida. No son cifras inmanejables para un país como España. Más aún si tenemos en cuenta que solo en lo que llevamos de octubre han desembarcado en Canarias 9.000 personas.

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Algunos cargos públicos de los municipios a los que se han producido traslados se han quejado de falta de información. Es importante, también en medio de la urgencia, que la comunicación entre las diferentes administraciones sea fluida. Si se han producido carencias, deben subsanarse. Pero la falta de información no justificaría reacciones como la del diputado del PP Rafael Hernando, que ha acusado al Gobierno de colaborar con las mafias del tráfico de personas y ha criticado que se facilite a los desplazados “avión y hotel de lujo en la UE. Y con tus impuestos”. El vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo, de Vox, ha hablado de “invasión migratoria” al rechazar el traslado de 183 migrantes a Medina del Campo, mientras un concejal popular de Torrox (Málaga), adonde se han trasladado otros 240, sugería tratarlos como animales a los que habría que marcar, aunque luego se ha disculpado.

Además de ser inmorales, discursos de este tipo son muy peligrosos. Deshumanizar a los migrantes solo sirve para fomentar actitudes de odio y de rechazo cuyas consecuencias son imprevisibles. En tanto que partido con sentido de Estado, el PP debe atajar de raíz una estrategia tan irresponsable.


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