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editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Pérdida de alumnos

Cada año las cohortes que se incorporan al sistema educativo son más exiguas y cada vez quedan más plazas vacantes, lo que lleva incluso a cerrar colegios

Ley Celaa
Niños en una clase en el colegio público Federico de Arce de Murcia, en septiembre de 2021.Marcial Guillén (EFE)
El País

La caída persistente de la natalidad está dejando vacías muchas aulas, especialmente en el medio rural. Aunque hace tiempo que la crisis demográfica comenzó a impactar en la red educativa, es ahora cuando su efecto es mayor. En los últimos cinco años el número de alumnos de segundo ciclo de infantil (de tres a seis años) ha disminuido en 145.071, y en primaria, el número de alumnos de 6 a 12 años ha caído en 159.288. En total, ambas etapas suman 304.359 alumnos menos. Si tenemos en cuenta que la caída de matrículas en infantil y primaria ha sido en los últimos 10 años de 358.856 y que la gran mayoría, 314.017, corresponden al segundo ciclo infantil, es evidente que el fenómeno se acelera cada año y no por esperado resulta menos impactante.

Los últimos datos de natalidad no abocan al optimismo: hasta junio apenas habían nacido en España 155.629 niños, cuando en el mismo periodo de 2016 habían nacido 199.382. Eso significa que cada año las cohortes que se incorporan al sistema educativo son más exiguas y cada vez quedan más plazas vacantes, lo que aboca a disminuir el número de líneas por centro e incluso a cerrar colegios. Pero la pérdida demográfica no está impactando igual en la red pública que en la privada concertada. En los últimos 10 años se han cerrado 112 centros públicos de primaria, mientras que la red privada los ha aumentado en 80. Y tampoco se distribuye de forma homogénea territorialmente: solo en Aragón, Baleares, Euskadi y Madrid el número de colegios públicos ha aumentado. Una de las razones es que la caída de la natalidad afecta con mayor intensidad a las zonas rurales, pero también a ciertas estrategias de oferta de la red concertada, que está incorporando aulas de educación infantil de 0 a 2 años para fidelizar a las familias y lograr más matrículas en las etapas siguientes.

El sistema educativo tiene ahora la oportunidad de aprovechar el excedente presupuestario que genera la caída de la natalidad para bajar las ratios de alumnos por aula y mejorar las dotaciones educativas de los centros, tanto en docentes como en materiales. Y también para dar un empuje definitivo en la escolarización universal de 0 a 2 años. En estos momentos, el 71,3% de estos niños están escolarizados, frente al 22% de hace dos décadas, y en el conjunto de la etapa, el nivel de escolarización alcanza el 45,6%. Es el nivel más alto de la historia, pero queda todavía más de la mitad de los niños de esa edad por escolarizar. Y también aquí se observan flagrantes desigualdades territoriales: del 56% de escolarización de 0 a 2 años de Galicia al 24% de Murcia. Ofertar plazas públicas suficientes y gratuitas en esta etapa debe ser una prioridad, pues además de incentivar la natalidad, la escolarización temprana de los niños en situación de vulnerabilidad es uno de los instrumentos más eficaces para combatir las desigualdades sociales desde la infancia.

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