Ir de vacaciones al colapso
La elección de los viajes según las publicaciones de ‘influencers’ en las redes motiva un turismo masivo, dañino y sin control
Hacer una búsqueda de destinos vacacionales en el móvil puede suponer que tus redes sociales, que ofrecen contenido según las últimas consultas, se llenen de fotos y vídeos recomendando lo más de lo más, lo único, lo inigualable, los rincones más secretos... Durante unos días, te enfrentarás a publicaciones del tipo “¿Sabes que una de las mejores playas del mundo se encuentra en España?”, “La ruta que no te puedes perder en Picos de Europa”, “10 playas que no deberías perderte en Galicia”, “El camping más auténtico de toda España”, “Increíble lugar que debes visitar”, “Podría ser Grecia, pero este lugar está en España”, “Cinco rincones secretos de Madrid”. Estas entradas inundan cada año las redes por estas fechas y tienen consecuencias lógicas: los lugares que aparecen en ellas acaban colapsados. Y los usuarios dan cuenta de ello.
En “la mejor cala de Mallorca”, la que recomiendan dos de cada tres tiktokers, muchos han empezado a hacer comparaciones de lo que esperan ver frente a lo que encuentran. Las publicaciones muestran un espacio idílico de aguas cristalinas; sin embargo, lo que hay son colas inmensas para bajar a la orilla y, una vez abajo, ni un centímetro de suelo en el que dejar una toalla o una mochila. Una usuaria relataba en un vídeo que, después de llegar a la cala que le había recomendado todo el mundo y prepararse para pasar allí el día completo, la encontró llena de gente. Mostró que la mayoría de los turistas tenían que estar de pie porque no cabían. “Es lo que tiene hacer publicidad de calas espectaculares y poco concurridas”, comentaba una residente de la isla. Este agosto, la coordinadora anticapitalista de Manacor ha pegado carteles falsos de “cala cerrada” o “peligro de medusas” para ahuyentar turistas.
Aquests dies hem dut a terme una acció de denúncia contra la #massificació turística a les cales de #Manacor. Amb una mica d’humor, hem penjat uns quants cartells que podeu veure a les fotos. Des de Cala Morlanda fins a Cala Bota pic.twitter.com/zy1abLDbwV
— Caterva (@Caterva_mnc) August 11, 2023
En este repaso al turismo de colapso también es importante hablar de los “enclaves perfectos para el posado veraniego”. Si hace 30 años a Ana Obregón le bastaba la orilla de una playa para vender su posado a los paparazis, ahora todos, pero todos, buscan su foto del verano en “lugares con encanto”. Por poner un par de ejemplos: la puerta azul de una casa junto a la cala del Portixol, en Jávea (Alicante), o la playa de Las Catedrales, en Lugo, tienen especial interés para los instagramers, que están dispuestos a pasar horas y horas al sol para hacer y publicar una imagen —de ellos mismos, claro— en tal sitio.
@guillenbri #playadelascatedrales #galicia #instagramvsreality #instagramvsrealidad #españaturismo
♬ original sound - Tristan Zhou
Por supuesto, no solo sucede en España. Son habituales las imágenes de turistas montados en un columpio sobre los campos de arroz en Bali (Indonesia) —donde incluso hay empresas que alquilan vestidos largos para que la foto sea más espectacular— en el famoso templo balinés que se refleja en el agua —algo falso, pues es el resultado de un juego de espejos—, las de aquellos que hacen equilibrio sobre una palmera casi horizontal en una playa del Caribe o los vídeos de quienes van a una ventanita en Florencia a por una copa de vino o un spritz. Parece que hoy, al hacer turismo, nos dan una lista de cosas que hacer y visitar y nosotros tenemos que completar y demostrar con selfis en las redes sociales.
Poner el despertador en vacaciones para ir a una cala (petada de gente) es una forma de vida. Y NO es la mía.
— Alexsinos (@alexsinos) August 3, 2023
Lugares únicos, con encanto, secretos, a los que se puede entrar sin esperas, pero eso sí, con un madrugón. Algo a lo que no todos estamos dispuestos. En palabras del influencer Alexsinos: “Poner el despertador en vacaciones para ir a una cala (petada de gente) es una forma de vida. Y no es la mía”. Amén.
Otro día hablaremos de las consecuencias de saturar espacios naturales. El ejemplo está en el río Chíllar, en Nerja (Málaga), donde la masificación ha eliminado prácticamente la biodiversidad.
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